×

Nós usamos os cookies para ajudar a melhorar o LingQ. Ao visitar o site, você concorda com a nossa política de cookies.


image

La nariz de un notario - Edmundo About, Chapter 5 Part B

Chapter 5 Part B

V.

GRANDEZA Y DECADENCIA (Part B)

El 2 de febrero, a las diez de la mañana, el atildado notario calentábase tristemente los pies y contemplaba horrorizado aquella peonía florida en medio de su rostro, cuando un alegre tumulto conmovió toda la casa.

Abriéronse las puertas con estrépito, de los pechos de todos los criados escapáronse gritos de alegría, y se vio aparecer al doctor, trayendo de la mano a Romagné. Era el verdadero Romagné; pero, ¡cuán cambiado estaba! Sucio, embrutecido, feo, con la mirada apagada, el aliento mal oliente, apestando a vino y tabaco, rojo de la cabeza a los pies como un cangrejo cocido, era el prototipo del erisipelatoso. --¡Monstruo!--le dijo M. Bernier,--se te debería caer la cara de vergüenza. Has descendido a un nivel más bajo que el de los brutos. Conservas todavía la cara del hombre, pero no su color. ¡En qué has empleado la fortunita que te proporcionamos? Te has revolcado en el cieno de todos los vicios, y te he encontrado en las afueras de París, tirado como un cerdo en el suelo de la taberna más inmunda. El auvernés elevó hasta el doctor su mirada, y le dijo con su amable acento, embellecido con este dejo propio del pueblo bajo parisiense: --¡Y bien, qué! Que he empinado un poco el codo. ¿Es acaso una razón para decirme esa sarta de necedades? --¿A qué llamas necedades, majadero? Te reprocho tus torpezas. ¿Por qué no colocaste tu dinero a interés en vez de bebértelo? --¡Fue el señor quien me dijo que me divirtiese! --¡Tunante!--exclamó el notario,--¿fui yo quien te aconsejó que te fueses a emborrachar fuera de las fortificaciones, con aguardiente y vino tinto? --Cada uno se divierte como puede... He estado con mis camaradas. --¡Vaya unos camaradas!--dijo el médico, no pudiendo reprimir un movimiento de cólera.--¿De manera, truhán, que llevo a cabo una cura maravillosa, que me llena de gloria y esparce por París mi bien ganada fama, y que acabará por abrirme las puertas del Instituto, y tú, en unión de unos cuantos borrachos de tu misma calaña, vais a hacer zozobrar la más divina de mi obras? ¡Si sólo se tratase de ti, grandísimo bellaco, te dejaríamos obrar como quisieses! Es un verdadero suicidio físico y moral; pero un auvernés más o menos poco importa a la sociedad. ¡Pero se trata de un hombre de mundo, de un rico, de tu bienhechor, de mi cliente! Tú lo has comprometido, desfigurado, asesinado con tu mala conducta. ¡Mira bien en qué estado lamentable has puesto al señor el rostro! El infeliz contempló la nariz que había contribuido a formar, y rompió en amargo llanto. --Es una verdadera desgracia, señor Bernier; pero pongo a Dios por testigo de que no he tenido yo la culpa. Esa nariz se ha deteriorado ella sola. Yo soy un hombre honrado, y os juro que no he puesto mi mano en ella. --¡Imbécil!--tronó M. L'Ambert,--jamás comprendes las cosas... por más que, en realidad, no es menester que comprendas. Se trata únicamente de que digas sin rodeos si quieres cambiar de conducta y renunciar a esa vida de crápula que me mata de rechazo. Te prevengo que tengo el brazo muy largo, y que, si persistes en tus vicios, sabré ponerte pronto a buen recaudo. --¿Preso? --Preso. --¿Preso entre los criminales? ¡Gracias, señor L'Ambert! ¡Eso sería la deshonra de mi familia! --¡Seguirás bebiendo, o no? --¡Ah, Dios mío! ¿cómo beber cuando no se tiene dinero? Todo lo he gastado ya, señor L'Ambert. Me he bebido los dos mil francos íntegros; me he bebido mi tonel y cuánto poseía, y no hay un alma en la tierra que ya quiera abrirme crédito. --Me alegro, perillán; hacen todos muy bien. --Tendré que ser juicioso a la fuerza. La miseria me amenaza, señor L'Ambert. --¡Te repito que me alegro! --¡Señor L'Ambert! --¿Qué? --Si tuvieseis la bondad de comprarme un tonel nuevo para ganarme la vida honradamente, os juro que volvería a ser un buen sujeto. --¡Buena fuera! Lo venderías al día siguiente para emborracharte. --No, señor L'Ambert, ¡os lo juro por mi honor!--Esos son juramentos de borracho. --¿Queréis entonces que me muera de hambre y sed? ¡Un centener de francos, mi buen señor L'Ambert! --¡Ni un solo céntimo! La Providencia te puso en mi camino para devolver a mi rostro su aspecto natural. Bebe agua, come pan seco, prívate de lo más necesario, muérete de hambre, si puedes; sólo a ese precio podré recobrar mis facciones y volveré a ser el mismo. Romagné inclinó la cabeza y retirose arrastrando los pies y saludando a los presentes. El notario recuperó su alegría y el médico sus ensueños de gloria. --No quiero alabarme a mí mismo--decía modestamente M. Bernier,--pero Leverrier descubriendo un planeta por la fuerza del cálculo, no ha realizado un milagro tan grande como yo. Adivinar, por el aspecto de vuestra nariz, que un auvernés ausente y perdido en la baraúnda de un París, se halla entregado a la crápula, es remontarse desde el efecto a la causa por caminos que la audacia del hombre no había intentado aún. En cuanto al tratamiento de vuestra enfermedad, se halla indicado por las circunstancias. La dieta aplicada a Romagné es el único remedio que puede curaros. La suerte ha venido a servirnos de un modo maravilloso, puesto que este animal se ha comido hasta su último céntimo. Habéis hecho perfectamente en negarle el socorro que os pedía: todos los esfuerzos del arte serán vanos mientras tenga que beber ese hombre. --Pero, doctor--le interrumpió L'Ambert,--¿y si no fuera ese el origen de mi mal? ¿y si sólo se tratase de una coincidencia fortuita? ¿No habéis dicho vos mismo que a veces la teoría...? --He dicho, y lo repito, que en el estado actual de los conocimientos humanos, vuestro caso no admite ninguna explicación lógica. Es un hecho cuya ley se desconoce. La relación que hoy hallamos entre vuestra nariz y la conducta de este auvernés, nos abre una perspectiva, engañosa tal vez, mas, sin duda alguna, inmensa. Esperemos algunos días: si vuestra nariz se cura a medida que Romagné se enmienda, se verá reforzada mi teoría por una nueva probabilidad. No respondo de nada; pero presiento una ley fisiológica, hasta aquí desconocida, y que me consideraré muy feliz si puedo formularla. El mundo de las ciencias se halla lleno de fenómenos visibles producidos por causas desconocidas. ¿Por qué la señora de L..., a quien conocéis como yo, tiene en el hombro izquierdo una cereza perfectamente pintada? ¿Es, acaso, como dicen, porque, hallándose encinta su madre, sintió ésta grandes deseos, que no pudo satisfacer, de comerse una cesta de cerezas expuestas en el escaparate de Chevet? ¿Qué artista invisible ha dibujado esta fruta sobre el cuerpo de un feto de seis semanas, del tamaño de un langostino mediano? ¿Cómo explicar esta acción especial de lo moral sobre lo físico? ¿Y por qué la cereza de la señora de L... adquiere cierta tumefacción y sensibilidad en el mes de abril de cada año, cuando están flor los cerezos? He aquí unos hechos ciertos, evidentes, palpables, y tan inexplicables como la hinchazón y rubicundez de vuestra nariz. ¡Pero tengamos paciencia! Dos días después la hinchazón la nariz del notario cedía de un modo visible, pero su color rojo persistía. Al final de la semana, su volumen habíase reducido más de una tercera parte. Al cabo de quince días, perdió por completo la piel, crió seguida otra nueva, y recuperó su forma y color primitivos. El triunfo del doctor era evidente. --Mi único sentimiento--decía,--es que no hayamos guardado a Romagné en una jaula, para observar en él, al mismo tiempo que en vos, los efectos del tratamiento. Estoy seguro que ha estado, durante siete u ocho días, cubierto de escamas como un pez. --¡Que el diablo cargue con él!--observó cristianamente el notario. Este, a partir de aquel día reanudó su vida ordinaria: salió carruaje, a caballo, a pie; danzó los bailes del faubourg, y embelleció con su presencia el _foyer_ de la Opera. Todas las mujeres lo acogieron perfectamente, en el mundo y fuera de él. Una de las que más tiernamente le felicitaron por su curación fue la hermana mayor de su amigo Steimbourg. Esta amabilísima joven, que tenía costumbre de mirar a los hombres cara a cara, observó que M. L'Ambert había salido de la última crisis más hermoso que nunca. Y en realidad, parecía como si aquellos dos o tres meses de enfermedad hubiesen dado a su rostro un no sé qué de perfecto. La nariz, sobre todo, aquella nariz recta, que acababa de recuperar sus ordinarias dimensiones después de una dilatación excesiva, parecía más fina, más blanca y más aristocrática que nunca. Esta era también la opinión del acicalado notario, que se contemplaba en todos los espejos con una creciente admiración de su persona. ¡Había que verlo frente a frente de su imagen, sonriendo, endiosado, a su propia nariz! Pero a la vuelta de la primavera, en la segunda quincena de marzo, mientras la generosa savia hacía retoñar las lilas, llegó a creer M. L'Ambert que sólo a su nariz le eran negados los beneficios de la estación y las bondades de la naturaleza. En medio del renacimiento general de todas las cosas, palidecía como una hoja de otoño. Sus alas, adelgazadas y como desecadas por el viento del desierto, adosábanse cada vez más a su tabique central. --¡Demontre!--decía el notario, haciéndole una mueca al espejo,--la distinción es cosa bella, lo mismo que la virtud; pero esto ya es demasiado. Mi nariz va adquiriendo una elegancia inquietante, y, si no trato de darle alguna fuerza y color, muy pronto no será que una sombra. Diose en ella un poco de colorete; pero sólo logró hacer resaltar más aun finura increíble de aquella línea recta y sin espesor que dividía su rostro en dos mitades. La fantástica nariz del desesperado notario hacía recordar la varilla de hierro que proyecta su cortante sombra sobre la esfera de los relojes de sol. En vano sometiose a un régimen más alimenticio el indignado millonario de la calle de Verneuil. Considerando que una buena alimentación, digerida por un estómago sólido, aprovecha por igual a todas las partes del cuerpo, se impuso la dulce ley de embaularse sendas tazas de caldo, sendos tajos de carne ensangrentada, regados con los más generosos vinos. Decir que estos manjares elegidos no le hicieron efecto, sería negar la evidencia y blasfemar de las comidas regaladas. M. L'Ambert adquirió en poco tiempo hermosos mofletes rojos, un pescuezo muy digno de cualquier ternero apoplético y una respetable panza. Pero la nariz parecía una especie de socio negligente o desinteresado, que no se ocupa en cobrar sus dividendos. Cuando un enfermo no puede comer ni beber, se le sostiene a veces por medio de baños alimenticios, que penetran a través de los poros de la piel hasta los centros vitales. M. L'Ambert trató a su nariz como a un enfermo a quien es preciso alimentar por separado a cualquier precio. Adquirió una bañera de plata sobredorada, y, seis veces al día, introducíala en ella y la mantenía pacientemente sumergida en sendos baños de leche, de vino de Borgoña, de caldo substancioso y hasta de salsa de tomates. ¡Trabajo perdido! la enferma salía del baño tan pálida y delgada y en estado tan deplorable como estaba antes de entrar. Todas las esperanzas parecían ya perdidas, cuando un día M. Bernier diose un golpe en la frente y exclamó: --¡Pero si hemos cometido una falta imperdonable! ¡un error digno de colegiales! ¡y he sido yo! ¡yo mismo, cuando este hecho constituye una confirmación aplastante de mi teoría...! No lo dudéis, caballero: el auvernés está enfermo, y es preciso curarle a él para que sanéis vos. El desdichado L'Ambert mesose los cabellos. ¡Cuánto se arrepintió de haber plantado a Romagné de patitas a la calle, y de haberse negado a socorrerle, y olvidado el quedarse con sus señas! Representábase al pobre diablo consumiéndose sobre un camastro, sin pan, sin rosbif y sin vino de Châteaux-Margaux. Esta idea destrozaba su corazón. Asociábase a los dolores del infeliz mercenario. Por primera vez en su vida compadeciose de los sufrimientos del prójimo. --¡Doctor, querido doctor!--exclamó, estrechando la mano de Bernier,--¡daría toda mi fortuna por salvar a ese valiente muchacho! Cinco días después, el mal había avanzado más aun. La nariz no era más que una película flexible, que se plegaba bajo el peso de las gafas, cuando M. Bernier vino a decirle que había encontrado al auvernés. --¡Victoria!--exclamó entusiasmado el notario. El cirujano encogiose de hombros y contestó que la victoria parecíale dudosa por lo menos. --Mi teoría--añadió,--está plenamente confirmada, y, como fisiólogo, tengo que declararme satisfecho; pero, como médico, quisiera ante todo curaros, y el estado en que he visto a ese infeliz no me inspira demasiadas esperanzas. --¡Vos le salvaréis, doctor! --Por lo pronto, no me pertenece actualmente: se encuentra al servicio de un colega mío que le estudia con cierta curiosidad. --Ya lograréis que os lo ceda. ¡Lo compraremos, si es preciso! --¡No soñéis siquiera en eso! Un médico no vende nunca a sus enfermos. Los mata algunas veces, en interés de la ciencia, para ver qué tienen dentro; pero traficar con ellos... ¡jamás! Mi amigo Fogatier me cederá, tal vez, vuestro auvernés; pero el pobre está muy enfermo, y, para colmo de desgracia, se halla tan aburrido de la vida, que quiere a todo trance morirse. Rechaza las medicinas, y, en cuanto a los alimentos, tan pronto se queja de no tener suficiente, y reclama a grandes voces su ración entera, como rechaza cuanto le dan, y trata de matarse por hambre. --¡Pero eso es un crimen! ¡Yo le hablaré! ¡yo le haré oír el lenguaje de la religión y la moral! ¿Dónde se encuentra? --En el hospital, sala de San Pablo, número 10. --¿Tenéis vuestro carruaje a la puerta? --Sí. --Pues partamos. ¡Ah, infame! ¡quiere morirse! ¿Ignora por ventura que todos los hombres son hermanos?

Chapter 5 Part B Kapitel 5 Teil B Chapter 5 Part B

V.

GRANDEZA Y DECADENCIA   (Part B)

El 2 de febrero, a las diez de la mañana, el atildado notario calentábase tristemente los pies y contemplaba horrorizado aquella peonía florida en medio de su rostro, cuando un alegre tumulto conmovió toda la casa. On February 2, at ten o'clock in the morning, the dapper notary was sadly warming his feet and gazing in horror at that flowering peony in the middle of his face, when a joyous tumult shook the whole house.

Abriéronse las puertas con estrépito, de los pechos de todos los criados escapáronse gritos de alegría, y se vio aparecer al doctor, trayendo de la mano a Romagné. Era el verdadero Romagné; pero, ¡cuán cambiado estaba! He was the real Romagné; but how changed he was! Sucio, embrutecido, feo, con la mirada apagada, el aliento mal oliente, apestando a vino y tabaco, rojo de la cabeza a los pies como un cangrejo cocido, era el prototipo del erisipelatoso. Dirty, brutalized, ugly, his gaze dull, his breath stinking, reeking of wine and tobacco, red from head to toe like a cooked crab, he was the prototype of the erysipelatosus. --¡Monstruo!--le dijo M. Bernier,--se te debería caer la cara de vergüenza. `` Monster! '' Said M. Bernier, `` your face should fall with shame. Has descendido a un nivel más bajo que el de los brutos. Conservas todavía la cara del hombre, pero no su color. ¡En qué has empleado la fortunita que te proporcionamos? How have you used the fortune that we provide you? Te has revolcado en el cieno de todos los vicios, y te he encontrado en las afueras de París, tirado como un cerdo en el suelo de la taberna más inmunda. You have wallowed in the mire of all vices, and I found you on the outskirts of Paris, lying like a pig on the floor of the filthiest tavern. El auvernés elevó hasta el doctor su mirada, y le dijo con su amable acento, embellecido con este dejo propio del pueblo bajo parisiense:   --¡Y bien, qué! The Auvergne raised his gaze to the doctor, and said with his amiable accent, embellished with that characteristic of the Lower Parisian people: `` Well, what! Que he empinado un poco el codo. That I have raised my elbow a little. ¿Es acaso una razón para decirme esa sarta de necedades? --¿A qué llamas necedades, majadero? "What are you calling nonsense, you fool?" Te reprocho tus torpezas. ¿Por qué no colocaste tu dinero a interés en vez de bebértelo? Why didn't you put your money at interest instead of drinking it? --¡Fue el señor quien me dijo que me divirtiese! `` It was the lord who told me to have fun! --¡Tunante!--exclamó el notario,--¿fui yo quien te aconsejó que te fueses a emborrachar fuera de las fortificaciones, con aguardiente y vino tinto? --Cada uno se divierte como puede... He estado con mis camaradas. --¡Vaya unos camaradas!--dijo el médico, no pudiendo reprimir un movimiento de cólera.--¿De manera, truhán, que llevo a cabo una cura maravillosa, que me llena de gloria y esparce por París mi bien ganada fama, y que acabará por abrirme las puertas del Instituto, y tú, en unión de unos cuantos borrachos de tu misma calaña, vais a hacer zozobrar la más divina de mi obras? `` What a bunch of comrades! '' Said the doctor, unable to suppress a movement of anger. And that it will end by opening the doors of the Institute for me, and you, together with a few drunks of the same kind, are going to overturn the most divine of my works? ¡Si sólo se tratase de ti, grandísimo bellaco, te dejaríamos obrar como quisieses! Es un verdadero suicidio físico y moral; pero un auvernés más o menos poco importa a la sociedad. It is a true physical and moral suicide; but an Auvergne more or less matters little to society. ¡Pero se trata de un hombre de mundo, de un rico, de tu bienhechor, de mi cliente! But he is a man of the world, a rich man, your benefactor, my client! Tú lo has comprometido, desfigurado, asesinado con tu mala conducta. ¡Mira bien en qué estado lamentable has puesto al señor el rostro! Take a good look at what a pitiful state you have put the Lord's face in! El infeliz contempló la nariz que había contribuido a formar, y rompió en amargo llanto. The unhappy man looked at the nose he had helped to form, and burst into bitter tears. --Es una verdadera desgracia, señor Bernier; pero pongo a Dios por testigo de que no he tenido yo la culpa. Esa nariz se ha deteriorado ella sola. Yo soy un hombre honrado, y os juro que no he puesto mi mano en ella. --¡Imbécil!--tronó M. L'Ambert,--jamás comprendes las cosas... por más que, en realidad, no es menester que comprendas. Se trata únicamente de que digas sin rodeos si quieres cambiar de conducta y renunciar a esa vida de crápula que me mata de rechazo. It's just that you say bluntly if you want to change your behavior and renounce that life of craziness that kills me with rejection. Te prevengo que tengo el brazo muy largo, y que, si persistes en tus vicios, sabré ponerte pronto a buen recaudo. I warn you that I have a very long arm, and that, if you persist in your vices, I will know how to put you to safety soon. --¿Preso? --Preso. --¿Preso entre los criminales? ¡Gracias, señor L'Ambert! ¡Eso sería la deshonra de mi familia! --¡Seguirás bebiendo, o no? --¡Ah, Dios mío! ¿cómo beber cuando no se tiene dinero? How to drink when you have no money? Todo lo he gastado ya, señor L'Ambert. Me he bebido los dos mil francos íntegros; me he bebido mi tonel y cuánto poseía, y no hay un alma en la tierra que ya quiera abrirme crédito. --Me alegro, perillán; hacen todos muy bien. --Tendré que ser juicioso a la fuerza. `` I will have to be judicious by force. La miseria me amenaza, señor L'Ambert. Misery threatens me, Mr. L'Ambert. --¡Te repito que me alegro! --¡Señor L'Ambert! --¿Qué? --Si tuvieseis la bondad de comprarme un tonel nuevo para ganarme la vida honradamente, os juro que volvería a ser un buen sujeto. --¡Buena fuera! "Good out!" Lo venderías al día siguiente para emborracharte. You would sell it the next day to get drunk. --No, señor L'Ambert, ¡os lo juro por mi honor!--Esos son juramentos de borracho. --¿Queréis entonces que me muera de hambre y sed? ¡Un centener de francos, mi buen señor L'Ambert! --¡Ni un solo céntimo! La Providencia te puso en mi camino para devolver a mi rostro su aspecto natural. Bebe agua, come pan seco, prívate de lo más necesario, muérete de hambre, si puedes; sólo a ese precio podré recobrar mis facciones y volveré a ser el mismo. Romagné inclinó la cabeza y retirose arrastrando los pies y saludando a los presentes. Romagné bowed his head and left, shuffling his feet and greeting those present. El notario recuperó su alegría y el médico sus ensueños de gloria. The notary recovered his happiness and the doctor his dreams of glory. --No quiero alabarme a mí mismo--decía modestamente M. Bernier,--pero Leverrier descubriendo un planeta por la fuerza del cálculo, no ha realizado un milagro tan grande como yo. - I do not want to praise myself - said M. Bernier modestly, - but Leverrier, discovering a planet by force of calculation, has not performed as great a miracle as I have. Adivinar, por el aspecto de vuestra nariz, que un auvernés ausente y perdido en la baraúnda de un París, se halla entregado a la crápula, es remontarse desde el efecto a la causa por caminos que la audacia del hombre no había intentado aún. To guess, from the look of your nose, that an Auvergne absent and lost in the hubbub of a Paris, is given over to the crab, is to go back from effect to cause along paths that the audacity of man had not yet attempted. En cuanto al tratamiento de vuestra enfermedad, se halla indicado por las circunstancias. As for the treatment of your illness, it is indicated by the circumstances. La dieta aplicada a Romagné es el único remedio que puede curaros. The diet applied to Romagné is the only remedy that can cure you. La suerte ha venido a servirnos de un modo maravilloso, puesto que este animal se ha comido hasta su último céntimo. Luck has come to serve us in a wonderful way, since this animal has eaten every penny. Habéis hecho perfectamente en negarle el socorro que os pedía: todos los esfuerzos del arte serán vanos mientras tenga que beber ese hombre. You have done perfectly in denying him the help he asked of you: all the efforts of art will be in vain as long as that man has to drink. --Pero, doctor--le interrumpió L'Ambert,--¿y si no fuera ese el origen de mi mal? `` But, doctor, '' interrupted L'Ambert, `` what if that wasn't the source of my illness? ¿y si sólo se tratase de una coincidencia fortuita? What if it was just a random coincidence? ¿No habéis dicho vos mismo que a veces la teoría...? Have you not said yourself that sometimes the theory ...? --He dicho, y lo repito, que en el estado actual de los conocimientos humanos, vuestro caso no admite ninguna explicación lógica. Es un hecho cuya ley se desconoce. It is a fact whose law is unknown. La relación que hoy hallamos entre vuestra nariz y la conducta de este auvernés, nos abre una perspectiva, engañosa tal vez, mas, sin duda alguna, inmensa. Esperemos algunos días: si vuestra nariz se cura a medida que Romagné se enmienda, se verá reforzada mi teoría por una nueva probabilidad. No respondo de nada; pero presiento una ley fisiológica, hasta aquí desconocida, y que me consideraré muy feliz si puedo formularla. El mundo de las ciencias se halla lleno de fenómenos visibles producidos por causas desconocidas. ¿Por qué la señora de L..., a quien conocéis como yo, tiene en el hombro izquierdo una cereza perfectamente pintada? ¿Es, acaso, como dicen, porque, hallándose encinta su madre, sintió ésta grandes deseos, que no pudo satisfacer, de comerse una cesta de cerezas expuestas en el escaparate de Chevet? ¿Qué artista invisible ha dibujado esta fruta sobre el cuerpo de un feto de seis semanas, del tamaño de un langostino mediano? ¿Cómo explicar esta acción especial de lo moral sobre lo físico? How to explain this special action of the moral on the physical? ¿Y por qué la cereza de la señora de L... adquiere cierta tumefacción y sensibilidad en el mes de abril de cada año, cuando están flor los cerezos? He aquí unos hechos ciertos, evidentes, palpables, y tan inexplicables como la hinchazón y rubicundez de vuestra nariz. Here are certain facts, evident, palpable, and as inexplicable as the swelling and redness of your nose. ¡Pero tengamos paciencia! Dos días después la hinchazón la nariz del notario cedía de un modo visible, pero su color rojo persistía. Al final de la semana, su volumen habíase reducido más de una tercera parte. Al cabo de quince días, perdió por completo la piel, crió seguida otra nueva, y recuperó su forma y color primitivos. El triunfo del doctor era evidente. --Mi único sentimiento--decía,--es que no hayamos guardado a Romagné en una jaula, para observar en él, al mismo tiempo que en vos, los efectos del tratamiento. `` My only feeling, '' he said, `` is that we have not kept Romagné in a cage, to observe in him, at the same time as in you, the effects of the treatment. Estoy seguro que ha estado, durante siete u ocho días, cubierto de escamas como un pez. I am sure it has been, for seven or eight days, covered in scales like a fish. --¡Que el diablo cargue con él!--observó cristianamente el notario. `` May the devil bear him! '' Observed the notary Christianly. Este, a partir de aquel día reanudó su vida ordinaria: salió carruaje, a caballo, a pie; danzó los bailes del faubourg, y embelleció con su presencia el _foyer_ de la Opera. Todas las mujeres lo acogieron perfectamente, en el mundo y fuera de él. Una de las que más tiernamente le felicitaron por su curación fue la hermana mayor de su amigo Steimbourg. Esta amabilísima joven, que tenía costumbre de mirar a los hombres cara a cara, observó que M. L'Ambert había salido de la última crisis más hermoso que nunca. This most amiable young woman, who was in the habit of looking men face to face, observed that M. L'Ambert had emerged from the last crisis more beautiful than ever. Y en realidad, parecía como si aquellos dos o tres meses de enfermedad hubiesen dado a su rostro un no sé qué de perfecto. And actually, it seemed as if those two or three months of illness had given his face an I don't know what perfect. La nariz, sobre todo, aquella nariz recta, que acababa de recuperar sus ordinarias dimensiones después de una dilatación excesiva, parecía más fina, más blanca y más aristocrática que nunca. Esta era también la opinión del acicalado notario, que se contemplaba en todos los espejos con una creciente admiración de su persona. ¡Había que verlo frente a frente de su imagen, sonriendo, endiosado, a su propia nariz! You had to see him face to face with his image, smiling, deified, at his own nose! Pero a la vuelta de la primavera, en la segunda quincena de marzo, mientras la generosa savia hacía retoñar las lilas, llegó a creer M. L'Ambert que sólo a su nariz le eran negados los beneficios de la estación y las bondades de la naturaleza. But at the turn of spring, in the second half of March, while the generous sap made the lilacs sprout, M. L'Ambert came to believe that only his nose was denied the benefits of the season and the benefits of the nature. En medio del renacimiento general de todas las cosas, palidecía como una hoja de otoño. Sus alas, adelgazadas y como desecadas por el viento del desierto, adosábanse cada vez más a su tabique central. Its wings, thinned and dried out by the desert wind, were attached more and more to its central partition. --¡Demontre!--decía el notario, haciéndole una mueca al espejo,--la distinción es cosa bella, lo mismo que la virtud; pero esto ya es demasiado. "Damn it!" Said the notary, making a face at the mirror, "distinction is a beautiful thing, as is virtue;" But this is too much. Mi nariz va adquiriendo una elegancia inquietante, y, si no trato de darle alguna fuerza y color, muy pronto no será que una sombra. My nose is acquiring a disturbing elegance, and, if I don't try to give it some strength and color, very soon it will not be a shadow. Diose en ella un poco de colorete; pero sólo logró hacer resaltar más aun finura increíble de aquella línea recta y sin espesor que dividía su rostro en dos mitades. La fantástica nariz del desesperado notario hacía recordar la varilla de hierro que proyecta su cortante sombra sobre la esfera de los relojes de sol. En vano sometiose a un régimen más alimenticio el indignado millonario de la calle de Verneuil. Considerando que una buena alimentación, digerida por un estómago sólido, aprovecha por igual a todas las partes del cuerpo, se impuso la dulce ley de embaularse sendas tazas de caldo, sendos tajos de carne ensangrentada, regados con los más generosos vinos. Considering that a good diet, digested by a solid stomach, benefits all parts of the body equally, the sweet law of packing two cups of broth, two slices of bloody meat, washed down with the most generous wines, was imposed. Decir que estos manjares elegidos no le hicieron efecto, sería negar la evidencia y blasfemar de las comidas regaladas. M. L'Ambert adquirió en poco tiempo hermosos mofletes rojos, un pescuezo muy digno de cualquier ternero apoplético y una respetable panza. M. L'Ambert quickly acquired beautiful red cheeks, a neck worthy of any apoplectic calf, and a respectable paunch. Pero la nariz parecía una especie de socio negligente o desinteresado, que no se ocupa en cobrar sus dividendos. But the nose seemed like some kind of negligent or disinterested partner, not busy collecting his dividends. Cuando un enfermo no puede comer ni beber, se le sostiene a veces por medio de baños alimenticios, que penetran a través de los poros de la piel hasta los centros vitales. When a sick person cannot eat or drink, they are sometimes supported by means of nourishing baths, which penetrate through the pores of the skin to the vital centers. M. L'Ambert trató a su nariz como a un enfermo a quien es preciso alimentar por separado a cualquier precio. Adquirió una bañera de plata sobredorada, y, seis veces al día, introducíala en ella y la mantenía pacientemente sumergida en sendos baños de leche, de vino de Borgoña, de caldo substancioso y hasta de salsa de tomates. ¡Trabajo perdido! Job lost! la enferma salía del baño tan pálida y delgada y en estado tan deplorable como estaba antes de entrar. the sick woman came out of the bathroom as pale and thin and in as deplorable a condition as she was before entering. Todas las esperanzas parecían ya perdidas, cuando un día M. Bernier diose un golpe en la frente y exclamó:   --¡Pero si hemos cometido una falta imperdonable! All hope seemed lost, when one day M. Bernier struck a blow on the forehead and exclaimed: `` But we have committed an unforgivable fault! ¡un error digno de colegiales! ¡y he sido yo! And it was me! ¡yo mismo, cuando este hecho constituye una confirmación aplastante de mi teoría...! No lo dudéis, caballero: el auvernés está enfermo, y es preciso curarle a él para que sanéis vos. Do not doubt it, sir: the Auvergne is ill, and he must be cured so that you can heal. El desdichado L'Ambert mesose los cabellos. ¡Cuánto se arrepintió de haber plantado a Romagné de patitas a la calle, y de haberse negado a socorrerle, y olvidado el quedarse con sus señas! How he regretted having planted Romagné on his feet in the street, and having refused to help him, and forgotten to keep his address! Representábase al pobre diablo consumiéndose sobre un camastro, sin pan, sin rosbif y sin vino de Châteaux-Margaux. It represented the poor devil wasting away on a cot, without bread, without roast beef and without Châteaux-Margaux wine. Esta idea destrozaba su corazón. Asociábase a los dolores del infeliz mercenario. Por primera vez en su vida compadeciose de los sufrimientos del prójimo. --¡Doctor, querido doctor!--exclamó, estrechando la mano de Bernier,--¡daría toda mi fortuna por salvar a ese valiente muchacho! Cinco días después, el mal había avanzado más aun. La nariz no era más que una película flexible, que se plegaba bajo el peso de las gafas, cuando M. Bernier vino a decirle que había encontrado al auvernés. --¡Victoria!--exclamó entusiasmado el notario. El cirujano encogiose de hombros y contestó que la victoria parecíale dudosa por lo menos. The surgeon shrugged and replied that the victory seemed doubtful to him at least. --Mi teoría--añadió,--está plenamente confirmada, y, como fisiólogo, tengo que declararme satisfecho; pero, como médico, quisiera ante todo curaros, y el estado en que he visto a ese infeliz no me inspira demasiadas esperanzas. "My theory," he added, "is fully confirmed, and, as a physiologist, I must declare myself satisfied; But, as a doctor, I would like first of all to heal you, and the state in which I have seen that unhappy man does not give me much hope. --¡Vos le salvaréis, doctor! --Por lo pronto, no me pertenece actualmente: se encuentra al servicio de un colega mío que le estudia con cierta curiosidad. - For now, he does not belong to me at the moment: he is in the service of a colleague of mine who studies him with some curiosity. --Ya lograréis que os lo ceda. `` You'll get me to give it to you. ¡Lo compraremos, si es preciso! We will buy it, if necessary! --¡No soñéis siquiera en eso! `` Don't even dream of that! Un médico no vende nunca a sus enfermos. A doctor never sells his patients. Los mata algunas veces, en interés de la ciencia, para ver qué tienen dentro; pero traficar con ellos... ¡jamás! He kills them sometimes, in the interest of science, to see what they have inside; but traffic with them ... never! Mi amigo Fogatier me cederá, tal vez, vuestro auvernés; pero el pobre está muy enfermo, y, para colmo de desgracia, se halla tan aburrido de la vida, que quiere a todo trance morirse. Rechaza las medicinas, y, en cuanto a los alimentos, tan pronto se queja de no tener suficiente, y reclama a grandes voces su ración entera, como rechaza cuanto le dan, y trata de matarse por hambre. He rejects the medicines, and, as for the food, as soon as he complains of not having enough, and loudly demands his entire ration, as he rejects all they give him, and tries to starve himself. --¡Pero eso es un crimen! ¡Yo le hablaré! I'll talk to you! ¡yo le haré oír el lenguaje de la religión y la moral! I will make you hear the language of religion and morality! ¿Dónde se encuentra? --En el hospital, sala de San Pablo, número 10. --¿Tenéis vuestro carruaje a la puerta? --Sí. --Pues partamos. ¡Ah, infame! ¡quiere morirse! ¿Ignora por ventura que todos los hombres son hermanos? Are you unaware that all men are brothers?