¿Cómo salva tu vida tu sistema inmune?
Ya sea que vayas a los taquitos de la calle o te hagas una herida, tu sistema inmune siempre
está ahí para ti, luchando por tu vida todos los días. Te defiende con una inteligencia
y tácticas dignas de la milicia y ¡sin que tú te des cuenta! Pero:
¿Cómo te mantiene vivo tu sistema inmune? ¿Tú sistema inmune te mata?
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Constantemente estamos en contacto con diferentes patógenos potencialmente peligrosos, pero
gracias a nuestro sistema inmune nos mantenemos sanos… ¡la mayor parte del tiempo! Nuestro
sistema inmune es sumamente complejo, se forma de órganos, tejidos, 21 tipos de células
diferentes y un montón de proteínas. Todos trabajando en múltiples tareas y de forma
conectada. En este video solo contamos una pequeñísima parte.
La primera línea de defensa ante cualquier enemigo, es la piel y diversas secreciones.
Nuestra saliva, sudor y demás secreciones no solo representan una barrera física: la
mayoría también contiene enzimas o un pH lo suficientemente ácido para matar a los
patógenos. Una vez que un agente extraño ingresa a tu cuerpo, puede ser eliminado por
los ácidos de tu estómago o hasta por el oxígeno en tu sangre.
Los enemigos que logran resistir comienzan a reproducirse, hasta que son detectados por…
(Tan tan tan) ¡los FAGOCITOS!. Estas células glotonas se dedican comer todo lo que les
parezca extraño ¡Chump! y te preguntarás, ¿cómo reconocen agentes extraños? Afortunadamente,
casi todos los agentes infecciosos tienen azúcares en sus membranas bastante similares,
lo que hace más fácil identificarlos. Como de seguro ya habrás visto en nuestros
videos, los virus se replican dentro de las células, y los fagocitos no pueden comérselos.
En esos casos tenemos otras células, llamadas células NK: “Natural Killer”. Estas células
asesinas detectan células infectadas con virus. Avientan una proteína llamada perforina
que, como su nombre lo dice, perfora la célula, obligándola a morir. Los fagocitos y las
células NK pueden encargarse de la situación hasta por 4 días, pero si las cosas no mejoran
es momento de llamar a las fuerzas especiales. Sucede que los fagocitos, además de glotones
también son bastante chismosos, llegan hasta los ganglios linfáticos y avisan del peligro
a unas células llamadas células T auxiliares. Estas células son como maestros que transmiten
la información a otras células llamadas células B y T. Una vez entrenadas salen a
la batalla. Una célula B que va a batalla es conocida
como plasma B y libera unas proteínas en forma de Y que conocemos como anticuerpos.
Una sóla célula de plasma B puede liberar hasta ¡dos mil anticuerpos por segundo! Los
anticuerpos se unen a los patógenos como chicle y los inmovilizan.
Las células T matan usando perforinas, pero son mucho más efectivas que las células
NK. Una vez terminada la batalla células B y
células T se vuelven células de memoria, capaces de recordar para toda la vida cómo
eliminar un enemigo. Células de plasma B que lograron sobrevivir a la batalla también
actúan como células de memoria, produciendo anticuerpos constantemente por años, aunque
en pocas cantidades. Al momento de nacer, nuestro sistema inmune
no está desarrollado. De bebés obtenemos anticuerpos a través de la leche materna.
Al ir creciendo, nuestro sistema inmune va madurando y llega la hora de producir nuestros
propios anticuerpos y sobre todo nuestras células de memoria.
La inmunoparasitóloga, Mary Ruebush afirma que una de las mejores maneras de formar un
sistema inmune resistente, es permitiendo a los niños jugar con otros niños, ensuciarse
de lodo, trepar árboles y lamerse las manos después (tal vez eso ya es algo extremo,
mejor que sí se laven las manos). Pero es cierto que la exposición a elementos extraños
que normalmente se encuentran en nuestro medio ambiente es vital para crear células de memoria
y tener un sistema inmune fuerte. Algunas personas piensan que comerse los mocos
también podría ayudar al sistema inmune, sin embargo, no hay estudios que lo comprueben.
Estás pensando que eso es asqueroso ¿verdad?… Deja que te cuente que tú comes mocos todo
el tiempo…sí, sin darte cuenta muchos de tus mocos pasan por tu garganta, así que
no es necesario que te piques la nariz y la lastimes.
Otro factor importantísimo para tener un sistema inmune preparado son ¡las vacunas!
Los virus y bacterias, atenuados, muertos o en partecitas son el entrenamiento perfecto
para crear anticuerpos sin enfermarte. No sabemos exactamente por qué, pero la memoria
creada por las vacunas no es eterna: estudios sugieren que cuando el patógeno no es común
la protección se pierde gradualmente. Por eso algunas vacunas requieren un refuerzo.
Tu sistema inmune es impresionante, aunque a veces se puede equivocar. Las alergias se
dan porque tu sistema inmune reacciona ante cosas que no son realmente tan amenazantes,
como el polen. Y en el caso de las enfermedades autoinmunes tu sistema inmune está confundido
e identifica a tus propias células como agentes extraños. También hay virus, como el del
VIH, que atacan a tus células T auxiliares. ¿Recuerdas las que actuaban de maestros y
activaban las células B y T?. Al no haber un maestro que entrene a las células no hay
una respuesta inmune especializada y las víctimas del VIH son muy susceptibles a cualquier infección.
Aun así, debemos estar agradecidos con nuestro sistema inmune por trabajar 24 horas al día
todos los días de nuestra vida. Agradécele comiendo saludablemente, haciendo ejercicio
y durmiendo tus horas completas. ¡Curiosamente! Le mandamos un gran saludo a: Alberto Campano,
Daniel Guerrero, Daniel Larrea, Familia Rebollo Sainz, Francisco Dueñas, Francisco Tejeda,
Freddy Juárez, Jorge Baeza, Marvin Varela, Patricia Serrano, Paulo Reynaldo Calvo, Pez
goldfish, Ricardo Reyes, Ricardo Vega, Roberto Brücher, Rodrigo Castro y Rolando Vitolo