La Cabecilla del Parador Episodio 30
Ernesto:
Compadres. No hay que dejar esta idea de lado. Me gusta mucho lo que Enrique dijo sobre los intermediarios. En los últimos dos años hemos visto un aumento en las cosechas del dieciocho porciento (18) Es una cifra enorme. El dieciocho porciento de ganancia, de ingreso extra para esas familias y ¿por qué estos agricultores no sienten la diferencia? Pues, Enrique tiene razón. Son los intermediarios que se han comido toda la ganancia. Por eso es que los pequeños agricultores de Nueva Huamanga no ven ese dinero. Se lo tienen que pagar a los rateros esos que vienen con sus camiones y les cobran una cantidad exagerada para llevar sus productos al mercado. Les sacan el ojo de la cara. No es justo. Tenemos que crear un fondo para que estos agricultores tengan los medios para financiar y sacar un préstamo cómodo para que esta gente pueda comprarse su camión.
Claudio:
¿Estás loco? ¿Cincuenta y tantos camiones? ¿Sabes cuanto va a costar eso?
Enrique:
No son cincuenta camiones. Son cinco camiones. Un camión para cada diez agricultores. Esta gente por generaciones hace las cosas en cooperativas. Construyen sus casas, abren sus caminos, construyen sus iglesias, todo en cooperativa. Eso de comprarse un camión en grupos de a diez sería natural para ellos. Para mí esto funcionaría de película.
Ernesto:
Sería una papa escribir la propuesta para crear un fondo para el financiamiento de cinco camiones para esta comunidad. Y bajo nuestra asesoría, estoy convencido de que de aquí en dos años estos patas estarán bien encaminados y autónomos. ¿Qué les parece?
Fernando:
¿Nuestra asesoría? ¿En dos años? Te olvidas que nosotros nos vamos en tres semanas. Esto es un estudio. No es un programa.
Ernesto:
Pero todos ustedes están bien colocados aquí. Tienen sus casas y sus bienes aquí. Van a seguir con el sueldo del banco. Si hacemos una petición, estoy seguro de que aprobarán la propuesta y podremos ponernos a organizar un programa de la patada. Podremos hacer un cambio ahora mismo, algo que realmente vale la pena. Estos cholos ya nos conocen y confían en nosotros. ¿Se dan cuenta, compadres? Podremos hacer una diferencia, algo que realmente vale la pena.
Claudio:
Mira. Ernesto. Te felicito por tu vocación y tu optimismo. Pero yo tengo familia. Tengo dos hijos estudiando en el colegio allá y mi hija mayor está en la Georgetown. No cuentes conmigo.
Ernesto:
A final de cuentas, todos somos paradorenses aquí. Cuando se acaban sus contratos en el B.I.D. ustedes van a regresar, ¿No? La patria, el pueblo nos llama. Nos necesita.
Fernando:
¿Y quién te ha dicho que nuestros contratos son temporales allá?
Ernesto:
¿Y eso de poder hacer una diferencia? ¿Qué? ¿Han estudiado y han sacado el título por las huevas? (una forma grosera de decir, "por gusto") ¿O lo único que les importa es el cheque, las reuniones, las salidas a los clubes, el yate? Claudio:
No jodas, huevón. ¿Acaso crees que esos camiones van a llegar a las manos de estos cholos? ¿Eres tan ingénuo? Mira, Compadre. Esos camiones no durarán ni dos meses. Aquí en nuestra querida República Democrática del Parador, como tú bien sabes, esta plaga de la pobreza estructurada, sí, lo admito, esta pobreza estructurada por los Durán, Los Ríos-Monte, los SaCasa, Los Wilkinson, Los Alacrán, no la cura ni Dios.
Ernesto:
¡Carajo, Claudio! Eres un cínico. El cinismo es la plaga de nuestro país. Esos oligarcas de mierda solamente representan las síntomas. Son los hijueputas como tú que no hacen ni una añisca de esfuerzo para cambiar las cosas que son la verdadera plaga aquí.
Claudio:
¡Andate para el carajo, Ernesto! La diferencia entre tú y yo es que yo tengo una familia a quien cuidar. Tengo gente que me quiere y que depende de mí. Para que sepas de una vez; me mandaron aquí para realizar un estudio. Hice el estudio y en tres semanas me las pico. Esta mierda nunca va a cambiar. Ahh. La segunda diferencia entre tú y yo. Tú te metes la cabeza en la arena y no ves lo que realmente está pasando aquí aunque lo tengas delante de tu nariz.
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El estudio de los pequeños agricultores con la propuesta de eliminar a los intermediarios, de crear un fondo para la compra de camiones para los campesinos de Nueva Huamanga se escribió, se entregó al Departamento de Fondos Para las Microempresas del B.I.D. en el 54 (1954--mil novecientos cincuenta y cuatro) se editó, se volvió a escribir, se imprimió, y se depositó en la biblioteca del B.I.D. y allí se quedó archivado. Los agricultores, las cincuenta y tantas familias de Nueva Huamanga recibieron sus cinco camiones y en menos de tres meses, ya no había camiones en la cooperativa 32-A de Nueva Huamanga, por razones de: "falta de brevete (falta de licencia de conducir) falta de revisión técnica en la registración". Los camiones fueron confiscados por la municipalidad local porque los pobres campesinos, o no pagaron las coimas debidas, o simplemente no tenían ni el tiempo ni el dinero para hacer todos los trámites (el papeleo necesario, los procedimientos necesarios para pagar los costos burocráticos de administración de los permisos necesarios)
Ocho años más de estudios optimistas y fracasos en la práctica y el Doctor Ernesto Miñán ya no aguantó más. Se quitó de su trabajo como técnico para el gobierno paradorense, postuló para un puesto de catedrático en la Universidad de San Marcos en San Lucas, y en el año 1962 (mil novecientos sesenta y dos) después de ocho años de desilusión tras desilusión, decidió probar su suerte para hacer una diferencia como catedrático. El doctor Miñán ahora como catedrático trabajaba con la gente joven, la gente que todavía tenía vocación, ideales, pasión, fervor para mejorar y limpiar el mierdero que era el Parador.
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El compañero Alejandro, ahora el cabecilla de cuarenta (40) soldados de una tropa del Camino Encendido en el año 64 era alumno universitario (1964--mil novecientos sesenta y cuatro) Estaba en su segundo año en la Universidad de San Marcos cuando lo conoció al Doctor Ernesto Miñán. Tenía un lindo futuro profesional por delante. Se había graduado en el 62 de la Escuela de Oficiales en San Lucas con la Espada de Honores. (Espada de honores es el honor, reconocimiento con una Espada hecha de oro otorgada al alumno con las mejores calificaciones de su clase)