Sacar la filosofía a la calle - Capítulo 2 - Primera temporada
Este es un programa de filosofía por televisión.
¿Ustedes se preguntaron por qué estamos aquí?
Yo existo porque pienso. El hombre piensa.
Es el lugar en el cual todos los saberes son pensados.
Descartes es un héroe del pensamiento.
Es difícil enfrentar las grandes cuestiones.
Es un libro de Jean Paul Sartre, "Crítica de la razón dialéctica".
Esta es la historia de la filosofía de Hegel.
La filosofía es la totalidad de lo real porque piensa la totalidad de lo real.
Sacar la filosofía a la calle.
¿Sujetos sujetados?
Si la historia está en manos de Dios, ¿qué hacen los hombres?
¿En qué consiste la ruptura de Descartes con el pensamiento teologal del Medioevo?
Descartes, ¿un héroe del pensamiento?
Habíamos dicho en el programa anterior que la filosofía tiene como surgimiento la condición finita del hombre.
En realidad, si el hombre no fuera un ser finito-- Es decir, "un ser finito" es una frase demasiado exquisita para decir que estira la pata, digamos, para ser más concretos, que se muere.
El hombre se muere.
Y es porque se muere... es porque se muere que reflexiona, filosofa, hace todas las cosas que hace sobre este mundo.
Si en lugar de hombres fuéramos dioses, no nos preocuparían las cosas que preocupan a la filosofía porque los dioses no hacen filosofía.
Los dioses son dioses y, bueno, retozan en el Olimpo o le dictan las Tablas de la Ley a Moisés, bueno, hacen cosas... que ninguna implica morir, pero el hombre sí, el hombre es un ser finito.
Lo interesante de esto para avanzar porque esto ya lo dijimos, es pensar en qué pasaría si fuéramos inmortales, qué pasaría si no nos muriéramos.
Hay un cuento, excelente cuento porque no todos los cuentos de Borges son buenos, pero este es bueno, es bueno en serio, que es "El inmortal".
"El inmortal" trata, justamente, la historia de alguien que no va a morir jamás y que se encuentra con Homero una vez, Homero, que es inmortal.
Entonces, narra y dice:
"Me encontré con Homero en las puertas de Tánger. Creo--".
Perdón. "Me despedí de Homero en las puertas de Tánger. Creo que no nos dijimos adiós".
Claro, porque dos inmortales no se pueden decir adiós.
Dos inmortales, inevitablemente, en el largo de su inacabable vida, se van a volver a encontrar en algún momento.
Nosotros decimos "adiós", "hasta luego", "hasta pronto", "que te vaya bien en ese viaje", "ojalá vuelvas pronto" porque sabemos que cada partida puede tener un no retorno, puede no tener un retorno.
Dos inmortales que se separan saben que, en algún momento de sus vidas, se van a volver a encontrar.
O sea, ¿qué sacamos de esto?
Que el hombre es... un ser patético... patético porque vive una situación patética, la de saber su finitud, pero, a la vez, es un ser precioso porque cada uno de los instantes de su vida vale infinitamente.
El instante de la vida de un inmortal no vale nada porque ese instante va a ser repetido hasta la náusea, va a ser repetido hasta el infinito.
En cambio, cada uno de los instantes de nuestra vida es único... es único porque es un camino hacia la muerte, es verdad, pero es también nuestra vida actual, presente, la que estamos viviendo ahora.
Entonces, eso es lo que nos hace preciosos, preciosos... Cada momento de nuestra vida es precioso.
Entonces, eso es, digamos, lo que Borges básicamente plantea en ese cuento, "El inmortal", lo plantea muy bien y, por supuesto, con muy buena prosa porque Borges escribía muy bien.
Ahora, el pensamiento filosófico es deseable que sea autónomo... autónomo y no solo el pensamiento filosófico, el suyo también, el mío también...
En general, es conveniente, es recomendable que nuestro pensamiento sea autónomo, es decir, que sea nuestro, que no seamos pensados por el sistema por darle este nombre así, general a la cosa.
Digamos, hay un enorme sistema que nos piensa, que piensa todo por nosotros, entonces, nos ahorra la terrible tarea de pensar.
A esto, Heidegger lo llama vivir en estado de interpretado.
Casi toda la gente de este mundo vive en estado de interpretado.
Les voy a dar un ejemplo de estado de interpretado: la ideología taxi.
Espero que-- Yo tomo muchos taxis, espero que no se enojen conmigo.
Generalmente, uno sube al taxi y el taxista argentino tiene una costumbre muy peculiar, que es que uno sube y él le empieza a hablar.
Esto es muy argentino, le empieza a hablar de lo que escucha por la radio, entonces, a penas dice dos palabras, uno ya sabe qué radio escucha, entonces, uno puede decirle: "Mire, no siga hablando porque yo sé que usted me va a decir esto, esto, esto y esto", y dirá el taxista: "¿Cómo lo sabía? ",
"Lo sé porque eso es lo que dicen en la radio que usted escucha, entonces, usted no está diciendo sus ideas, está diciendo las ideas de la radio que escucha; usted no está hablando, está siendo hablado; usted no está pensando, está siendo pensado; usted vive en estado de interpretado, sus ideas no son suyas, lo que usted dice no le pertenece".
Entonces, a esta cuestión de vivir en estado de interpretado, Heidegger la va a llamar "la existencia inauténtica".
La existencia inauténtica es, ante todo, aquella que es incapaz de reflexionar de cara a la finitud del hombre, la existencia inauténtica es aquella que vive en exterioridad.
Vamos a dar dos o tres elementos de la existencia inauténtica.
La avidez de novedades.Por ejemplo, la gente vive devorada por la avidez de novedades, es decir, salta de una cosa a la otra.
¿Qué hay de nuevo en literatura? Tal cosa.
¿Qué hay de nuevo en moda? Tal otra.
Por eso, digamos, la moda, que es un ejemplo total de la avidez de novedades, cambia constantemente, justamente para posibilitar, facilitar y promover el consumo.
La avidez de novedades.
Después está también lo que hay que leer, lo que hay que ver, etcétera.
Todo esto tiene que ver con la existencia inauténtica.
Es decir, son sujetos sujetados por el poder.
La filosofía tiene como condición de posibilidad dejar de lado a Dios porque la filosofía es un sistema de formular preguntas y de posibilitar algunas respuestas, pero, fundamentalmente, yo diría que la filosofía es el arte de preguntar.
En cambio, Dios es el arte o el ser que da todas las respuestas.
Durante el Medioevo... durante el Medioevo, los hombres no hicieron filosofía porque la verdad... la verdad les era revelada por Dios.
Al ser la verdad revelada por Dios, no buscaban la verdad, bastaba creer en Dios, bastaba creer en lo que Dios revelaba a través de los textos evangélicos para tener todas las respuestas.
En realidad, era una situación bastante cómoda, es decir, la vida era un páramo de lágrimas, pero alguien había venido a sufrir y había redimido todos nuestros pecados y hay una promesa, que es la promesa divina, de que vamos a llegar al Reino de los Cielos y ahí seremos todos eternos y felices.
Este relato... por supuesto, paraliza a los seres humanos porque todo está resuelto... todo está resuelto, no hay preguntas que hacer porque Dios las responde a todas, no hay orden histórico que transformar porque este no es... este decurso histórico no es el importante, sino el que va a venir después, el del Reino de los Cielos.
Entonces, durante diez o trece siglos, la historia permaneció detenida.
Permaneció detenida porque no son los hombres los que hacen la historia.
Cuando los hombres se someten a la veracidad divina, al juicio divino, a la promesa divina, no toman la historia entre sus manos, el que está haciendo la historia es Dios.
Es tanto lo que creen en la figura de Dios y en sus representantes terrenos, es decir, la Iglesia, que quedan históricamente paralizados.
Si a eso le añadimos el poder terrenal, despiadado de la Inquisición, entonces, efectivamente, los hombres trabajan, son labriegos y toda verdad es una verdad revelada por Dios.
La duda que pueda tener cualquier hombre la tiene que ir a decir en el confesionario, entonces, en el confesionario, surge lo que Michel Foucault llama "el poder pastoral".
El poder pastoral es uno de los poderes más despóticos que se ha instalado en la Tierra.
El poder pastoral es el poder de los representantes de la Iglesia en el confesionario.
Es decir, ¿qué hace alguien cuando va al confesionario?
Le va a decir al cura, ante el cual se somete en el confesionario, le va a decir lo que le pasa.
"Padre, he pecado", "Padre, he hecho esto, aquello...".
Y el cura lo escucha y... domina su subjetividad, la tiene.
El otro le entrega la subjetividad al cura y el cura la recibe y le da dos o tres cosas, padrenuestro... y lo manda afuera.
Entonces, hay una... "Hay un poder pastoral, dice Foucault, que se realiza a través de la confesión.
Luego va a decir Foucault, va a venir el poder pastoral del estado.
Es el estado moderno el que, a través de la ciencia, las prisiones, los manicomios, el psicoanálisis va a representar ese poder pastoral".
Ustedes observen, lo interesante que dice Foucault es que esa confesión que el hombre del Medioevo le hacía al cura es muy similar a la confesión que el paciente le hace al psicoanalista hoy en día.
De modo que el poder pastoral en el estado moderno lo tienen las instituciones de... medicinales, psicoanalíticas, las cárceles, los manicomios, donde se agrupa a la gente.
Colón, al descubrir América, implica-- escenifica la decisión del hombre prometeico de ir a la conquista de los territorios nuevos. Es una empresa capitalista porque Colón va a América para expropiar América.
Entonces, cuando decimos que la conquista española de América implicó la muerte de cincuenta millones de indígenas, tratemos de sacar esta cifra de la estadística y de pensarla como lo que realmente es: cada uno de esos cincuenta millones fue uno.
Hay una frase sobre el Holocausto judío que dice:
"No mataron a seis millones de judíos, mataron a un judío y después lo mataron seis millones de veces más".
Entonces, esta conquista y este genocidio americano del hombre capitalista-- Como los españoles eran algo lentos en esto, fueron aventajados por los piratas que robaban los galeones españoles que llevaban el oro y lo derivaban a Inglaterra, que se hizo la gran nación de la burguesía industrial.
Ahora bien... Ahora bien, en 1637, Descartes pone al hombre en la centralidad, desplaza a Dios. Dios ya no es el que está en la centralidad.
Dios ya no es el centro, el que revela la verdad a los demás hombres. Ahora, lo que está puesto en la centralidad de la explicación de la historia humana es el hombre... el hombre, atención, en tanto sujeto, el hombre en tanto pensamiento, el hombre en tanto subjetividad.
Lo que hace Descartes es decir-- Con esa famosa frasecita, "Pienso, luego existo", "Cogito ergo sum", lo que está diciendo Descartes es que el sujeto capitalista al cual él representa se define por la subjetividad y que, ahora, es la subjetividad aquello que da fundamento a todo lo existente.
La subjetividad es ahora el "subiectum". El "subiectum" es aquello que subyace a todo lo que existe.
Así como los griegos lo llamaban "hypokeimenon", es decir, aquello que es el basamento de todo lo existente, Descartes, al poner al pensamiento como base de todo, de curso filosófico, histórico, etcétera, etcétera, ahora es la subjetividad del hombre el punto de partida de todo razonamiento.
Con esto, entonces, nosotros tenemos nada menos que esta subjetividad. No es cualquier subjetividad. Esto que yo estoy explicando, habitualmente, no se explica de este modo, habitualmente, se dice que Descartes dijo: "Pienso, luego existo", que después vino Kant y dijo: "Las condiciones de la posibilidad del sujeto son las mismas que las del objeto", que después vino Hegel y dijo: "Todo consiste en concebir a la sustancia como sujeto".
Es decir, ¿qué hace esa gente?
No hace historia razonada la filosofía, hace historia de los héroes del pensamiento.
Descartes, pasamos a Kant, pasamos a Hegel, pasamos a Nietzsche...
Entonces, todo esto es un gran movimiento, es decir, Colón descubre América, Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y Descartes.
Y Descartes viene a decir que ya que hemos desafiado tanto en el campo astronómico al poder de la Iglesia, digamos la verdad: el hombre se está adueñando de la historia.
Cuando Descartes... es decir, y el Renacimiento surgen es que el hombre se está adueñando de la historia.
Les voy a dar un ejemplo muy contundente: Durante trece siglos, en la Edad Media, no pasó nada o pasó poco.
"El discurso del método" es de 1637 y en 1789 ocurre la gran revolución burguesa, que es la Revolución francesa.
De 1637 a 1789 hay muy poco tiempo.
Cuando Descartes escribe "El discurso del método", le está cortando la cabeza a Luis XVI porque ahí es el hombre de la burguesía el que se pone en la centralidad y es el hombre de la burguesía capitalista el que comienza a hacer la historia.
Entonces, cuando el hombre comienza a hacer la historia, la historia se dinamiza porque el hombre ya no está esperando de Dios-- que Dios haga la historia, la hace él.
Entonces, la historia cobra un ritmo que antes no tenía porque antes era la etapa de la espera, se esperaba el Reino de los Cielos, ahora los hombres ya no esperan nada, lo hacen todo ellos.
Hegel decía que Descartes era un héroe del pensamiento y, efectivamente, lo es.
Es un héroe del pensamiento del capitalismo burgués.
Con Descartes, surge la subjetividad capitalista.
A algunos quizás les llame la atención que yo una a Descartes con el surgimiento de la subjetividad capitalista, pero es que la filosofía es así, la filosofía ocurre en medio de la historia, en medio de las relaciones de producción y en medio de las relaciones sociales de producción.
Descartes es un señor burgués que decide que la subjetividad de su clase social, la burguesía, es el elemento que funda toda la realidad.
Entonces, Hegel, que también era un filósofo de la burguesía, lo llama héroe del pensamiento porque se ha atrevido a dudar de todo y, sobre todo, se ha atrevido a dejar a Dios como principio supremo.
Entonces, la cabeza de Luis XVI, cuando cae... no es que sea Descartes el que le tiró la guillotina y la cabeza rodó, pero sí es el pensamiento de Descartes el que dio origen a ese proceso histórico que llevó a las turbulentas jornadas de la Revolución francesa, la toma de la Bastilla y la decapitación de Luis XVI.
Es muy interesante ver que el pensamiento de Descartes es subversivo.
En la Argentina, esta palabra tiene un triste recuerdo y, en realidad, cada vez que la decimos, nos ponemos mal porque recordamos etapas muy negras de la Argentina en las cuales, ni por asomo, este programa habría podido ser realizado.
Es decir, todos los que estamos haciendo este programa, en otra etapa de la Argentina, salíamos a la calle y no existíamos más después. Pero, bueno-- porque ya nos estarían esperando.
Pero Descartes-- El pensamiento de Descartes es subversivo porque cuestiona el orden instaurado de la teología medioeval, cuestiona el orden de la Iglesia y cuestiona el orden de la Inquisición, por eso Descartes, que quizás no era demasiado valiente, escribió "El discurso del método" en Holanda, que era un país liberal, donde todavía se podía escribir y pensar porque, en realidad, un filósofo, para pensar, tiene que tener cierta tranquilidad de espíritu; no se puede pensar... y estar esperando que a uno lo vengan a buscar para... para decapitarlo, tirarlo por ahí, ese tipo de cosas, ¿no?
El pensamiento exige la libertad del contorno. Los regímenes autoritarios lo primero que hacen es establecer un dogma y prohibir el pensamiento libre.
Eso ocurre tanto en la Iglesia medioeval, como ocurrió en el régimen soviético durante el estalinismo. Es decir que se establece un dogma del partido y el que piensa fuera del dogma del partido es liquidado, Siberia.
Bueno, entonces, el pensamiento de Descartes es subversivo porque lo subversivo es lo que subvierte, es decir, lo que subvierte es que cambia, lleva a que una cosa se transforme en otra... se transforme en otra.
El pensamiento de la burguesía capitalista que expresa Descartes se expresa en la realidad a partir de la praxis de los revolucionarios franceses.
Hay cosas notables que influyen en la historia. Una de las cosas que más decidió el ímpetu salvaje de la Revolución francesa fue el pensamiento, por supuesto, de los ilustrados, el pensamiento de la Ilustración, de los que escribieron la enciclopedia, Diderot, d'Alembert Rousseau, Voltaire, pero hubo una frase...
hubo una frase de María Antonieta que llenó de indignación y de fuerza revolucionaria a toda la población, al menos a las clases que pasaban hambre.
Le preguntaron a esta reina-- Le dijeron, le informaron a esta reina que el pueblo tenía hambre y, célebremente, célebremente, María Antonieta dijo:
"¿Por qué tiene hambre el pueblo? ", y le dijeron que porque no tenía pan, y ella respondió: "Bueno, que coman pasteles".
Este fue uno de los motivos que dinamitó la Revolución francesa.
Esa frase resultó intolerable para la plebe y la plebe, a partir de esa injuria, decide rebelarse y la revolución se desata.
Como vemos, a veces, basta un elemento de irritación para que una situación encuentre el desenlace histórico detrás del cual estaba.
O sea, trece siglos de Edad Media no resuelven nada y... la subjetividad del hombre capitalista de la modernidad se arroja en una historicidad desbocada que, en poco más de un siglo, produce un hecho trascendental como la Revolución francesa.
La Revolución francesa pone al hombre capitalista en la centralidad.
Es la burguesía capitalista la que se adueña del poder. La monarquía pertenece al pasado.
Una revolución consiste en poner en el centro de la historia a la clase históricamente más moderna, más revolucionaria.
Entonces, la aptitud que va a tener el hombre capitalista es la aptitud de hacer la historia.
Como vamos a ver y esto va a volver muy apasionante nuestro curso, el capitalismo va a generar su antagonista, que va a ser el proletariado y eso nos lo va a explicar el cabezón barbado, Marx, que vemos ahí.
Ahora, lo dejamos aquí.
Yo qué sé, me voy porque la filosofía tiene que salir a la calle y ensuciarse un poco.
Usted vive en estado de interpretado, sus ideas no son suyas, lo que usted dice no le pertenece.
La filosofía tiene como condición de posibilidad dejar de lado a Dios.
La Revolución francesa significa el asalto al poder político por parte de la burguesía, que ya había conquistado a la base real de la sociedad, el poder económico.
Es muy interesante ver que el pensamiento de Descartes es subversivo.