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Cabecilla del Parador, La Cabecilla del Parador Episodio 26

La Cabecilla del Parador Episodio 26

Las banderas estaban manchadas con pintura roja simbolizando la sangre derramada por los gobernantes y sus primos hermanos en la coima y la corrupción, los oligarcas de la República Democrática del Parador. Todos comenzaron a gritar a todo dar: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! " Una mujer de raza chama, de estatura baja pero con la voz potente que obviamente era la portavoz del grupo gritó: "¡Venimos aquí a reclamar! ¡Venimos aquí a desenmascarar a nuestros gobernantes sinvergüenzas, asesinos del pueblo! ¡Estas banderas pintadas de rojo pintan el verdadero cuadro de la realidad paradorense! ¡El pueblo del Parador hoy en día se ahoga en un mar de sangre y estos dos asesinos, Luís Alberto Ríos-Monte y Sotana SaCasa forman parte de la casta de la oligarquía, los vampiros que chupan hasta la última gota! " Los treinta y tres paradorenses siguen gritando: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!" Había tres guardias de turno, uno en la puerta principal, la puerta de ingreso al salón, el segundo entre las casetillas de traducción, y el tercero en la puerta trasera que daba al pequeño bar a donde los embajadores siempre iban para tomar después de las sesiones. Sean McDonough, el único guardia gringo y empleado legal de Chuck Backus en la puerta principal pensó: "Shit. I'm gonna die right here and it's going to be on the Eleven o'clock news. Son of a bitch!" Los guardias que trabajaban para La Global Services International eran bilingües, ganaban el sueldo mínimo de $3.35 (tres dólares con treinta y cinco centavos la hora) La única arma que esos pobres diablos tenían encima era un bastón de policía. No tenían pistola. Hacía cuatro meses que Chuck Backus se había reunido con los guardias para decirles que iban a recibir entrenamiento para portar pistola pero después el patrón se dió cuenta de que eso hubiera requerido que los guardias tuvieran sus papeles en orden y que fueran legales y eso no le convenía a Chuck. A Chuck le gustaba que sus empleados estuvieran totalmente dependientes de su buena voluntad. Si sus guardias fueran legales, Chuck tendría que ofrecer los beneficios del seguro social, F.I.C.A., seguro médico y tendría que pagar sobretiempo, o sea, tiempo y medio cuando sobrepasaban las 40 cuarenta horas de trabajo de la semana.

Alejandro Orfila:

¡Porfavor! ¡Se le ruega al público salirse del salón de inmediato! ¡Esta es una sesión plenaria y estamos en plena discusión! ¡Porfavor.....¡Porfavor! ¡Respeten!

Pero los treinta y tres ciudadanos paradorenses indignados no paraban. Seguían gritando y cantando. Alejandro Orfila mandó llamar a la policía metropolitana de Washington, D.C. La O.E.A. era una organización internacional, diplomática, y la policía de Washington tenía que tener una invitación oficial para entrar al edificio. A los quince minutos, por fin, entró la policía metropolitana con cinco (5) policías y "pusieron orden". Sacaron a los treinta y tres manifestantes del Salón de los Delegados y los acompañaron hasta la puerta principal que daba a la calle 17 con la avenida Constitution.

Cuando los cinco policías y los treinta y tres ciudadanos paradorenses indignados salieron por la puerta principal, se encontraron con un mar de gente, se encontraron con más de 2,000 dos mil personas gritando "vivas" a la revolución y gritando "libertad". Los manifestantes lograron lo que querían; la sesión plenaria fue interrumpida. Cerraron de súbito la sesión y los embajadores y todos los funcionarios se quitaron del salón y salieron a la calle a observar la gran protesta de más de dos mil manifestantes de nacionalidad paradorense, peruana, colombiana, chilena, en fin, gente de todas partes de Latinoamérica. Cuando Luís Alberto Ríos-Monte y Sotana SaCasa salieron por la puerta principal, la bulla de la multitud aumentó y hubo varias personas que les gritaron insultos:

"¡Aquí no nos pueden matar! ¡Asesinos del pueblo! " ¡Este es un país civilizado, con leyes! ¡Aquí respetan la dignidad y la vida, desgraciados! " "¡Ojalá que se les quemen los huevos eternamente! " "¡Fuera! ¡Asesinos! " "¡Estamos en pleno siglo veinte!" (20) ¡Hijos de Torquemada! " "¡Dios les perdone por sus crímenes que no tienen nombre! " O sea, Ríos-Monte y Sotana SaCasa salieron de la O.E.A. con bastante publicidad encima; simplemente no era la clase de publicidad que buscaban. El cuadro que estos dos hombres querían pintar acerca de un Parador, víctima de una conspiración peruano-cubano-soviética no les ligó.


La Cabecilla del Parador Episodio 26 Der Parador-Rädelsführer Episode 26

Las banderas estaban manchadas con pintura roja simbolizando la sangre derramada por los gobernantes y sus primos hermanos en la coima y la corrupción, los oligarcas de la República Democrática del Parador. Todos comenzaron a gritar a todo dar: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! "  Una mujer de raza chama, de estatura baja pero con la voz potente que obviamente era la portavoz del grupo gritó: "¡Venimos aquí a reclamar! "A woman of short race, of short stature but with the powerful voice that was obviously the spokeswoman of the group shouted:" We come here to complain! ¡Venimos aquí a desenmascarar a nuestros gobernantes sinvergüenzas, asesinos del pueblo! ¡Estas banderas pintadas de rojo pintan el verdadero cuadro de la realidad paradorense! ¡El pueblo del Parador hoy en día se ahoga en un mar de sangre y estos dos asesinos, Luís Alberto Ríos-Monte y Sotana SaCasa forman parte de la casta de la oligarquía, los vampiros que chupan hasta la última gota! " Los treinta y tres paradorenses siguen gritando: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!" Había tres guardias  de turno, uno en la puerta principal, la puerta de ingreso al salón, el segundo entre las casetillas de traducción, y el tercero en la puerta trasera que daba al pequeño bar a donde los embajadores siempre iban para tomar después de las sesiones. Sean McDonough, el único guardia gringo y empleado legal de Chuck Backus en la puerta principal pensó: "Shit. I'm gonna die right here and it's going to be on the Eleven o'clock news. Son of a bitch!" Los guardias que trabajaban para La Global Services International eran bilingües, ganaban el sueldo mínimo de $3.35 (tres dólares con treinta y cinco centavos la hora) La única arma que esos pobres diablos tenían encima era un bastón de policía. The guards who worked for La Global Services International were bilingual, earning a minimum salary of $ 3.35 (three dollars and thirty-five cents an hour). The only weapon these poor devils had on them was a police baton. No tenían pistola. Hacía cuatro meses que Chuck Backus se había reunido con los guardias para decirles que iban a recibir entrenamiento para portar pistola pero después el patrón se dió cuenta de que eso hubiera requerido que los guardias tuvieran sus papeles en orden y que fueran legales y eso no le convenía a Chuck. Four months ago, Chuck Backus had met with the guards to tell them that they were going to receive training to carry a gun but then the employer realized that that would have required the guards to have their papers in order and that they were legal and that would not It suited Chuck. A Chuck le gustaba que sus empleados estuvieran totalmente dependientes de su buena voluntad. Si sus guardias fueran legales, Chuck tendría que ofrecer los beneficios del seguro social, F.I.C.A., seguro médico y tendría que pagar sobretiempo, o sea, tiempo y medio cuando sobrepasaban las 40 cuarenta horas de trabajo de la semana.

Alejandro Orfila:

¡Porfavor! ¡Se le ruega al público salirse del salón de inmediato! The public is requested to leave the room immediately! ¡Esta es una sesión plenaria y estamos en plena discusión! ¡Porfavor.....¡Porfavor! ¡Respeten!

Pero los treinta y tres ciudadanos paradorenses indignados no paraban. But the thirty-three outraged Paraguayan citizens did not stop. Seguían gritando y cantando. Alejandro Orfila mandó llamar a la policía metropolitana de Washington, D.C. La O.E.A. era una organización internacional, diplomática, y la policía de Washington tenía que tener una invitación oficial para entrar al edificio. A los quince minutos, por fin, entró la policía metropolitana con cinco (5) policías y "pusieron orden". Sacaron a los treinta y tres manifestantes del Salón de los Delegados y los acompañaron hasta la puerta principal que daba a la calle 17 con la avenida Constitution.

Cuando los cinco policías y los treinta y tres ciudadanos paradorenses indignados salieron por la puerta principal, se encontraron con un mar de gente, se encontraron con más de 2,000 dos mil personas gritando "vivas" a la revolución y gritando "libertad". Los manifestantes lograron lo que querían; la sesión plenaria fue interrumpida. Cerraron de súbito la sesión y los embajadores y todos los funcionarios se quitaron del salón y salieron a la calle a observar la gran protesta de más de dos mil manifestantes de nacionalidad paradorense, peruana, colombiana, chilena, en fin, gente de todas partes de Latinoamérica. Cuando Luís Alberto Ríos-Monte y Sotana SaCasa salieron por la puerta principal, la bulla de la multitud aumentó y hubo varias personas que les gritaron insultos:

"¡Aquí no nos pueden matar! "They can't kill us here! ¡Asesinos del pueblo! " ¡Este es un país civilizado, con leyes! ¡Aquí respetan la dignidad y la vida, desgraciados! " Here they respect dignity and life, unfortunates! " "¡Ojalá que se les quemen los huevos eternamente! " "¡Fuera! ¡Asesinos! " "¡Estamos en pleno siglo veinte!" "We are in the twentieth century!" (20) ¡Hijos de Torquemada! " (20) Children of Torquemada! " "¡Dios les perdone por sus crímenes que no tienen nombre! " O sea, Ríos-Monte y Sotana SaCasa salieron de la O.E.A. con bastante publicidad encima; simplemente no era la clase de publicidad que buscaban. El cuadro que estos dos hombres querían pintar acerca de un Parador, víctima de una conspiración peruano-cubano-soviética no les ligó. The picture that these two men wanted to paint about a Parador, victim of a Peruvian-Cuban-Soviet conspiracy, did not bind them.