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LAUDATO SI
El cuidado de la casa común
Alabado seas
Capítulo 19. HERMANAS Y HERMANOS
FRANCISCO Nuevamente con ustedes, hijas e hijos de Dios. Bendiciones, buenas energías y paz. En estos días he conversado con muchas criaturas. Hablé con el hermano Sol y con la hermana Nieve. Hablé con los Peces y los Pájaros y hasta con la hermana Lombriz hablé. Y todos me han contado la angustia que sienten porque el mundo se está calentando, recalentando, y el clima de la Madre Tierra ya ha cambiado… ¡Cuántos desastres he visto estos días! Hoy quiero conversar con mis hermanos de sangre, hombres, mujeres, con los más pobres entre los pobres. Por eso, mi tocayo el Papa Francisco me dijo que viniera aquí, a esta tierra, la más castigada por la avaricia de unos cuantos… Estoy en Haití, en esta media isla en medio del mar Caribe… ¡Muy buenas!... ¡La paz con ustedes!
HAITIANO Bon jou, zanmi.
HAITIANA Bon maten, visité.
FRANCISCO Quisiera hablar con ustedes…
HAITIANO Y nosotros contigo, san Francisco.
FRANCISCO No, no me llamen santo, que santo solo es Dios. Me disculparán que no sé hablar la lengua de ustedes.
HAITIANA Hablamos creole, pero también español.
FRANCISCO Qué bien, para que me cuenten cómo es la vida en Haití.
HAITIANO Es mala, padre Francisco. Muy mala.
FRANCISCO Tampoco me llamen padre, que Padre solo es Dios. Y todos nosotros somos hermanos.
HAITIANA Muy bien, hermano Francisco. Pues te vamos a contar. Este país era muy lindo antes, con palmeras, con playas, con ríos… Un país fresco.
HAITIANO Pero nos pusieron a sembrar caña de azúcar… solo caña… monocultivo.
HAITIANA Teníamos bosques… Muchos árboles…
HAITIANO Pero como era madera preciosa, caoba… Cortaron todo… Acabaron con los bosques y con los ríos… Mira el calor que hace ahora. No se aguanta.
FRANCISCO ¿Y los campesinos qué siembran?
HAITIANA No hay dónde sembrar. Como no hay árboles, como no hay raíces, la tierra se va al mar. El viento y la lluvia la arrastra al mar. Mira esas montañas peladas.
HAITIANO Estamos pasando hambre, Francisco.
HAITIANA Ellos dicen que somos pobres porque no trabajamos, por haraganes.
FRANCISCO No lo creo, porque en Italia, mi país, los pobres eran los que se partían el lomo trabajando de sol a sol. Y los ricos paseando.
HAITIANO Dicen que somos pobres porque somos borrachos, porque tenemos muchos hijos. Porque no sabemos ahorrar.
FRANCISCO Tampoco lo creo. En mi país, los ricos despilfarraban. Y los pobres contaban sus moneditas para dar de comer a su familia.
HAITIANA También dicen que somos pobres por castigo de Dios. Que por eso nos cayó el terremoto que mató aquí a medio mundo.
FRANCISCO Dios no castiga a sus hijos ni a sus hijas. ¿Cómo podría hacerlo? ¿Cómo podría darles una piedra cuando le piden pan?
HAITIANO ¿Y por qué tanta pobreza, entonces, hermano Francisco? Explícanos.
FRANCISCO Después de hablar con muchas criaturas, ya lo entendí. Ustedes no son pobres. Son empobrecidos, que es muy distinto.
HAITIANA ¿Y cuál es la diferencia, hermano Francisco?
FRANCISCO La verdadera razón de la pobreza es la injusta distribución de la riqueza. A muchos les falta lo que a unos pocos les sobra.
HAITIANO ¿Quieres decir que somos pobres porque ellos son ricos?
FRANCISCO Al revés. Ellos son ricos porque los empobrecen a ustedes.
PERIODISTA La mitad de las riquezas de la Humanidad está en manos del 1% de la población mundial. 300 personas acaparan los recursos que corresponden a 3 mil millones de personas. Cada año se concentra más y más la riqueza. Unos pocos lo tienen todo y quieren tener más.
HAITIANA Mira cómo estamos, Francisco. Sin tierra, sin techo, sin trabajo… Pasando hambre. Y sobre todo, nosotras, las mujeres, que somos las más pobres entre los pobres.
FRANCISCO Tierra, techo y trabajo. Tú lo has dicho bien, hermana. Eso es lo que necesitan las hijas y los hijos de Dios. Tierra para sembrar y comer. Techo para abrigarse y vivir. Y trabajo para tener dignidad.
PERRO LADRA
HAITIANA Ya está pidiendo comida Sultán… Me da vergüenza, hermano Francisco, que no puedo invitarte a pasar a mi casa. Ni un vaso de agua puedo invitarte, porque el agua que tomamos es mala.
HAITIANO Ni un pan podemos ofrecerte.
HAITIANA ¡Ay, hermano Francisco, ki jan tris se lavi nou!
FRANCISCO Escúchenme. Yo nací en cuna de oro. Mi padre, Pedro Bernardone era riquísimo, mercader de telas y tapices. Quería que yo fuera como él, que ganara mucho dinero. Un día me amenazó…
PIETRO Eres un vago, un haragán, un parrandero… ¡Si no quieres trabajar, tendrás que pagarme hasta la última moneda de todo lo que has comido en mi mesa estos años..!
HAITIANO ¿Y qué hiciste, hermano Francisco, le pagaste?
FRANCISCO No, me encueré.
HAITIANA ¿Cómo que te encueraste?
FRANCISCO Sí, en la plaza de Asís delante de mi padre y delante de todo el vecindario.
FRANCISCO Aquí está la ropa que me diste. ¿Qué más quieres? Ahora nada tengo y nada te debo.
PIETRO ¡Insolente!
FRANCISCO Desde ese día renuncié a todas las riquezas. Yo quería ser pobre. Pobre como ustedes.
HAITIANA ¿Y para qué querías eso? ¿Un pobre más en este mundo?
FRANCISCO Pensaba entonces que mi pobreza, que mi renuncia, le agradaba a Dios. Pero ya entendí que Dios quiere otra cosa: trabajar con pasión para que todo el mundo viva con más dignidad y menos sufrimiento. Para que nadie empobrezca a nadie. Para que los pobres dejen de ser pobres.
HAITIANO Y HAITIANA ¡Bondye tande ou Francisco!
Dice el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si, Alabado Seas:
En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres. (Laudato Si, 158)
Y dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:
La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece.