Parte (2)
Siente mucho no haber podido darme un beso porque estaba operando y… Loli está poniendo caras raras. −¡Pregúntale, pregúntale! −dice. −¿Qué? ¿Ocurre algo? –pregunta Javier. −Nada… Loli, mi amiga… El doctor Occhiobello va a operarle las tetas y… ella quiere saber si está casado. Loli sonríe y mueve la cabeza arriba y abajo. Javier, naturalmente, cree haber entendido mal.
−¿Qué dices? ¿Si está casado? ¿Quién? −¡Carlo Occhiobello, coño19! ¿Está casado? −No. Creo que está divorciado. ¿Por qué quieres saberlo? –pregunta Javier un poco mosqueado20−. ¿Loli cree que los médicos solteros son mejores que los casados? Loli me golpea en el brazo. Abre y cierra la boca. Quiere decirme algo pero yo no la entiendo. Me pone nerviosa. −Espera un momento, por favor –le digo a Javier−. ¿Qué coño21 quieres, Loli? −Una cita. Una cita con el doctor Occhiobello. Podemos salir los cuatro a cenar. Tú y Javier, el macizo22 y yo. −Javier… Mi amiga Loli quiere conocer a la persona que va a operarla. ¿Por qué no le preguntas al doctor Occhiobello si quiere cenar con nosotros? No sé… ¿Mañana? Loli aplaude y da saltitos. −A Loli le gusta Carlo. –Javier ha comprendido−. Bueno. Ahora se lo pregunto. ¿Nos vemos esta noche? −Esta noche trabajo. –Es mentira. Esta noche voy con Raúl a un concierto en Razzmatazz, una sala de conciertos. Raúl es un amigo mío, ex presidiario, que trabaja de vigilante en el párking en el que yo guardo el taxi. Es un tipo divertido que sabe divertirse. A Raúl le gusta Loli, lo sé, pero él no dice nada. Raúl es un tipo duro y los tipos duros no se enamoran. Los tipos duros se joden23 y beben cerveza. −Podemos vernos mañana por la tarde –le digo a Javier−. Primero tomamos algo y luego vamos a cenar. −No me gusta que trabajes de noche. Ya lo sabes. −Alguien tiene que hacerlo. Barcelona me necesita.
Capítulo 6 17 El concierto estuvo bien. Nos encontramos a unos amigos de Raúl y después de la actuación nos fuimos todos juntos a tomar copas. Llegué a casa a las seis de la mañana. He dormido hasta que Javier me ha llamado por teléfono y me ha despertado. Eran las cuatro de la tarde. He comido tres huevos fritos y una lata de aceitunas. No tenía nada más. Me he duchado, me he lavado la cabeza y me he puesto un vestido y unos zapatos de tacón. Voy a cenar con dos cirujanos plásticos… Y con mi peluquera. Loli llama a mi puerta cuando estoy secándome el pelo. Abro. Me mira y dice: −Este vestido te marca mucho el culo. Y también te marca las bragas. ¿Por qué no llevas tanga? −Porque es incómodo. ¿Y tú? ¿Qué te has puesto en el pecho? –Las tetas casi le llegan a la barbilla. −Llevo un Wonderbra, un sujetador con relleno que, además, levanta el pecho –dice. −Pero si Carlo ya sabe cómo son tus tetas… −Es que ayer me compré esta camiseta, talla 42 y… −Y te va grande. –La falda, en cambio, le va pequeña. −Sí, pero por poco tiempo. Y ahora, con estos sujeta- dores…
−Ya no es necesario que te operes. −¡Uy, claro que me opero! −Vuelve a mirarme el culo−. Pues tú… −¿Yo qué? –le digo−. Voy a secarme el pelo. –Y me meto en el lavabo.
Capítulo 7 19 Hemos quedado en la terraza de un bar de la Rambla Cataluña. Realmente, Carlo es un tío24 muy guapo. Habla perfectamente español porque su abuela era de Murcia.Su ligero acento italiano lo hace aun más atractivo. Los chicos piden dos aguas con gas y una rodaja de limón; Loli, una Coca-Cola light y yo, una cerveza. Carlo nos cuenta que nació y estudió en Milán pero que pasaba los veranos en la Manga del Mar Menor25, en la casa de su abuela, en Murcia. Cuando terminó Medicina se fue a Estados Unidos y estudió cirugía plástica. Allí se casó, pero su matrimonio solo duró un año. Después volvió a Italia y trabajó en Milán. Llegó a Barcelona la semana pasada y la ciudad le gusta mucho. Javier nos lleva a un restaurante japonés que está muy de moda. A mí no me gusta la cocina oriental y a Loli tampoco. «Donde esté un buen cocido26…», me dice mi amiga en voz baja mientras miramos la carta. Ni ella ni yo sabemos qué elegir. Nuestros compañeros son expertos y piden para todos unas cosas rarísimas. −¡Coño, está crudo! –dice Loli cuando se mete en la boca un trozo de pescado−. ¡Qué asco! –va a sacárselo de la boca, pero recuerda que está entre personas educadas y
finalmente se lo traga. Para quitarse el mal sabor, coge el vasito de sake−.¡Ahh! ¿Qué es esto? ¡Qué fuerte! ¡Y está caliente! ¡Por Dios, el pescado frío y la bebida caliente! Carlo ha pedido atsukan, sake caliente. El tío ha vivido algunas temporadas en Japón y nos ha soltado un rollo27 sobre las costumbres de ese país y sobre lo saludable que es su cocina. −El té verde y el sake están muy bien, pero yo voy a pedir una cerveza –digo−. ¿Quieres tú otra, Loli? Acompañando la comida con cerveza, Loli y yo conseguimos comernos algunas cosas más y decir que está todo muy bueno. Javier y Carlo comen con placer y beben té y sake. Loli está muy callada. Javier y yo hacemos alguna pregunta y algún comentario, pero el italiano no para de hablar. −Me especialicé en medicina estética –dice−, porque no soporto el sufrimiento. Si alguien sufre, yo sufro también. Si la gente es feliz, yo también soy feliz. −¡Qué sensible! –dice Loli. −¿Qué pasa cuando una operación sale mal? –pregunto yo.
−Eso no pasa. Bueno, no pasa casi nunca. −Pero... ¿Y si ocurre? –insisto−. Tú, Javier, llevas cuatro años trabajando en la Clínica Melo. ¿Nunca ha muerto nadie? −Sí, claro –responde Javier. −¡Yo eso no puedo soportarlo! –dice Carlo. −Son cosas que pasan… −dice Javier−. Ya se sabe…
−¡No! Yo no puedo soportar la muerte. La muerte me da mucho miedo. −A todos nos da miedo la muerte… −Pero es que yo sé lo que hay más allá –dice Carlo muy serio. −¿Más allá de dónde? –pregunta Loli. 21 −Se refiere al otro mundo. Al lugar al que vas cuando mueres. −¿Al cementerio? −¡Joder28 Loli! El cielo, el infierno, los espíritus y todo eso. Javier mira a Carlo y luego mira los vasos de sake que la camarera ha vuelto a llenar. Javier es una persona muy racional. −¡Ah, los espíritus! –dice Loli−. ¡Qué interesante! –Carlo le interesa mucho. −¿Tú crees en la vida después de la muerte? –pregunto yo.
−Estoy seguro. Soy un experto en la güija. −Este tío es un experto en muchas cosas. −¿La güija es eso que la gente se pone en círculo y se cogen de las manos? –pregunta Loli. −Eso es la sardana29 –digo yo. −Pepa no se toma nada en serio –dice Javier. −Pues el espiritismo es algo muy serio. Yo, como estoy acostumbrado a los contactos con el otro mundo, puedo notar cuando alguien muere… −Pues esta mañana, en la clínica… −dice Javier. −¿Ha muerto alguien? –pregunto yo.
−¿No lo has notado, Carlo? –pregunta Javier. A Javier el espiritismo le parece una tontería. −¿Qué? –Carlo parece asustado− ¿Qué ha pasado en la clínica? Sí, había malas vibraciones30… −Muy malas vibraciones –dice Javier. −¡Eh! ¿Se ha muerto hoy alguien en vuestra clínica? –pregunta Loli− ¡Uy, qué mal rollo!31 −Yo también he notado algo en el ambiente –digo yo muy seria. −¿De verdad? –Loli está asustada−. ¿Tú también, Pepa? ¿Qué has notado? −Que la colonia del doctor Melo es muy cara, pero huele a pies −digo. −¿Y las vibraciones? –le pregunta Loli a Javier. −Están abriendo una nueva estación de metro debajo de la clínica. Todo tiembla. ¡Menudas vibraciones! ¿De verdad no lo has notado? –le pregunta riendo Javier a Carlo. −Ya veo que no me tomáis en serio –dice Carlo. −Me habíais asustado –dice Loli−. En lugar de hablar de muertos, ¿por qué no vamos a bailar?
Capítulo 8 23 Ayer trabajé mañana y tarde, y por la noche estaba tan cansada que me fui a la cama sin cenar. Hoy es jueves y mañana es el gran día para Loli. Me ha llamado por teléfono y me ha pedido que la acompañe a la clínica porque le da un poco de miedo la operación. Ahora estoy cenando con Javier en un restaurante italiano. Me gusta mucho la pasta, bebemos un buen vino y estoy de muy buen humor. Javier, en cambio, habla poco y parece preocupado. −¿Qué te pasa? –le pregunto−. ¿Problemas con tus hijos? ¿Con tu ex mujer? −No. Es el trabajo… Nada. No importa. −Sí importa. Estás preocupado. ¿Por qué? −No quiero aburrirte con los problemas de mi trabajo. −Dime qué pasa, hombre. Por favor. −Pues… Es algo raro. Algunas pacientes que se habían hecho una mamoplastia de aumento, ya sabes, ponerse más pecho, lo mismo que quiere hacer tu amiga Loli… −Sí, ya sé lo que es una mamoplastia. Algo que yo no voy a hacerme nunca. −Bueno, pues, el lunes visité a una paciente que se había operado el mes pasado. Los pechos le habían aumentado.
−Eso es normal, ¿no? Para eso se operó. −Sí, en la operación le pusimos un gel de silicona para aumentar el tamaño. La operación fue bien. Ningún problema. Se fue a su casa contenta. Pero a la semana siguiente, los pechos le habían aumentado un poco. A los quince días, un poco más. Llamó a la clínica y le dijeron que era normal, que los pechos se hinchan por la operación. Pasó otra semana y la ropa le quedaba pequeña. Pasó otra y… ¡tenía unas tetas enormes! −¿Las tetas le crecen cada día? −Sí. Como globos. Cada día se hinchan un poco más. −¡Hostias!32 −Es muy raro. El martes vino otra mujer con el mismo problema. Y el miércoles, dos. Hoy he visto a tres más. A todas les crecen las tetas. −¿Y lo sabe Arturo? −Sí. Se lo conté y me dijo: «No te preocupes. Un problemilla sin importancia que ya está solucionado. Conozco a esas mujeres y a partir de ahora yo me ocupo de ellas.» Creo que Arturo me oculta algo. −¿Crees que les pasa lo mismo a otras pacientes y que Arturo no quiere que tú lo sepas? −Sí. Esta mañana he visto por aquí a Pamela Andrés. −¿La actriz? −Sí. −¿También se hizo una… eso…? ¿También se aumentó las tetas? ¡Pero si esa tía tenía más pecho que yo! −Es que tú…
−¿Yo qué? −Nada, nada. Tú estás muy bien. Bueno, pues Pamela Andrés llevaba un abrigo muy grande, pero le asomaban un par de tetas enormes. La recepcionista la ha llevado rápidamente a la consulta de Arturo. Después he visto a Francisco Tilla. 25 −¿Francisco Tilla? ¿El paparazzi que tiene ese programa de la televisión sobre la vida de los actores, cantantes y otros famosos? −Sí. Quería saber qué le pasaba a Pamela Andrés, pero los de seguridad no lo han dejado entrar. −¿Has hablado de esto con alguien más? ¿Con Carlo? −Sí, pero Carlo no sabe nada. Él lleva poco tiempo en la clínica. Estas operaciones se hicieron antes. −¡Joder! ¿Qué piensas hacer? −Investigar. Quiero saber qué está pasando y por qué Arturo lo oculta. −¿Le digo algo a Loli? −No. No le digas nada. De momento. −¿No es peligrosa su operación? −No, mujer. Seguimos operando con normalidad. Las pacientes están bien… −¿Bien? No quiero que a Loli le pase lo mismo que a las mujeres que tú has visto. −Solo son unos pocos casos. Ya te he dicho que voy a investigar. No me gusta que me oculten cosas. No soporto las mentiras. Tú ya me conoces. −Sí, vas a investigar, pero... ¿cuándo? Loli se opera mañana.
−Esta noche. Arturo no está. Arturo nunca se queda por las noches. Voy a mirar los archivos y el laboratorio. −¿Puedo acompañarte? −Sí, de acuerdo.
Capítulo 9 27 La recepcionista del turno de noche está leyendo un libro. El horario de sonrisas ha terminado. −Buenas noches −dice Javier−.