La Cabecilla del Parador Episodio 16
(Cerila le paga su cuota diaria, su coima al uachimán de la esquina en la plaza de armas para así evitar problemas. Cada dos o tres semanas, los policiás salen a las calles y hacen una "inspección" de los puestos de los ambulantes y de los quioscos. Los ambulantes que no tienen suficiente dinero para pagar a los policías, su "mordida", su "coima", sufren la desgracia de no pasar la inspección, de tener sus cosas confiscadas por las autoridades de la municipalidad. El uachimán de la esquina, Héctor Mancesidor, es el encargado de la Zona F - 16 (efe dieciséis) donde Cerila pone su quiosco en la orilla de la vereda, en la esquina de la calle Coronel Cortijo y la Avenida "Vía Libre", de la plaza de armas. Cuando Cerila recién acababa de cumplir dos semanas con su negocio, don Héctor le confiscó su quiosco y todas sus cosas porque a Cerila supuestamente le faltaba un permiso, un documento que tenía que haber sacado en la municipalidad.
Claro que nunca faltó ningún permiso. Cerila aprendió su lección. Así que veintiún diás después, cuando recién pudo reunir el dinero suficiente para retirar su quiosco del depósito de la municipalidad y por fin pudo regresar a la Zona F - 16, le ofreció su "regalito", o sea, almuerzo gratis a don Héctor Mancesidor y claro, desde ese entonces, todos los viernes, antes de cerrar y guardar su quiosco a las seis de la noche en el almacén de don Manolo (que le costaba 30 cañas diarias para guardar su quiosco por las noches) el uachimán recibía su "mordida", su coima semanal. Y así Cerila aseguraba de que su negocio tuviera la protección de los "buenos policías" que trabajaban para servir y proteger a los ciudadanos de la República) Cerila:
¡Qué bodega ni qué bodega! ¡Me comprarás una cuadra porque así podré construir un centro comercial Chama, pero así 'de primera', con un mercado, con cine, con tiendas de ropa, y todos los dueños y empleados serán gente del pueblo. ¡Serán todos chamas y también nuestros queridos primos serranos, un verdadero centro comercial paradorense, de la gente, hija!
Pocha:
Ya pues. Una cuadra entonces. Trato hecho, Mami.
(Cerila se la quedó mirando a su hija y en ese momento aunque claro, parecía absurda la idea, ella creyó en las palabras de su hija. Esta criatura delante de ella, a los ocho años ya era una mujercita poderosa, fuerte, un ser pensante quien estaba destinada a hacer cosas grandes en la vida)
Cerila: (Cerila se arrodilló para ponerse a la misma altura de su hija y le agarró con las dos manos las mejillas a Pocha)
Pochita. Estoy orgullosa de ti, ¿sabes? Muy orgullosa.
Capítulo 23
Aguas Calientes/Parador Wood Mills, S.A./El comedor/3 de octubre, 1974/6:20 a.m. (seis y veinte de la mañana)
Como de costumbre, los 'indios', los hombres chamas están en pleno desayuno en el comedor. Míster Están acaba de terminar de tomar su café diario de la mañana. Desde su despacho, Míster Están puede ver a sus 'indios' y controlarlos desde el gran ventanal que da al comedor desde el segundo piso. El comedor ahora es una verdadera fortaleza con un muro que acerca el edificio que en el cual comen los empleados de La Parador Wood Mills, S.A. dos veces al día, por las mañanas el desayuno y por las tardes la comida. Hoy la rutina de Míster Están sufre un pequeño cambio. El patrón acaba de enterarse de un pequeño detalle, algo que todavía queda pendiente, algo que tiene que hacerse para ya borrar todo rastro de la carnicería que él y Ricardo de la Valle planearon y realizaron en enero.
A las siete en punto (7 a.m.) los 300 hombres chamas salen del comedor y suben a las lanchas para comenzar el día de labor, cortando la leña, y de ahí, trayéndola al molino por la tarde. Dicen que ser leñador es el trabajo más peligroso, el peor oficio en cuestión de peligros y condiciones malas para la salud de todo el Parador.
A las siete y media de la mañana, Míster Están recibe en su despacho a Ricardo de la Valle y tres oficiales de la T.O.P.E.
Al ver a de la Valle desde el ventanal de su despacho en el segundo piso, quien entra por la puerta principal del comedor, Stan Wilkinson se levanta y abre la puerta del despacho. Saluda a cada hombre dándoles la mano.
Jaime, el anfitrión del comedor entra al despacho y le sirve a cada hombre un café con leche y un plato grande, 'el desayuno americano', un omelette, dos tostadas, cuatro tajadas de tosino y un jugo de papaya fresca. Míster Están:
Bueno. Primero. Tomen asiento, porfavor. Comemos tranquilos mientras resolvemos este problemita de la mujer de esta tal....¿Cómo se llama?
Quispe (soldado de la T.O.P.E. )
Soyla Quirós, Señor.
Míster Están: (Mirando a Ricardo de la Valle)
Pues, bien. Cuéntame.
Ricardo de La Valle:
No hay mucho que contar realmente. Esta chica es la hermana de Jorge Quirós, uno de los agitadores que matamos en enero. Ha venido de los Estados Unidos donde reside hace años. Ha venido a buscar a su hermano, obviamente. Y claro, está haciendo muchas preguntas y llamando la atención, algo inconveniente para nosotros, pues.
Míster Están:
¿Y por qué tanto alboroto por una chicona que nadie conoce? ¿Por qué todavía está viva? Se supone que les pago a ustedes para que tiren bala y caven los huecos, ¿no?
Quispe:
No es tan fácil, Patrón. Esta chica trabaja en la P.A.H.O. , (Panamerican Health Organization) en la Organización Panamericana Para la Salud. No la podemos matar.
Míster Están:
Carajo. Estamos jodidos, hermanos.
De La Valle:
La maldición del cuarto poder, Compadre.
(En el Parador, en el ejercicio del gobierno, se encuentran los tres poderes: el poder judicial--de la corte suprema, el poder ejecutivo--del presidente, y el poder legislativo--del congreso, cosa que realmente es una farsa, una narrativa oficial creada por la junta militar para el apaciguamiento de la opinión internacional)
....El cuarto poder se refiere a la prensa---los periódicos, las revistas y las noticias de la televisión--no solamente los canales domésticos, locales, sino también la prensa internacional)
Quispe:
Señor.
Si me permite, creo que tengo una idea....