La Playa de las Catedrales y el fin del mundo
Hola amigos, bienvenidos a A mi aire. Hoy, 6 de octubre, nos vamos a la provincia de Lugo, al norte de Galicia, nos vamos a la Playa de las Catedrales. Su acceso [1] está restringido [2] de julio a septiembre, por eso hay que reservar la entrada a la Playa por Internet. Pero si vais ahora, en las vacaciones de octubre, no hay que hacer nada. Podéis simplemente ir allí, caminar por la playa, ver las catedrales y bañaros en el agua clara. Después os hablaré del fin del mundo, de un lugar que es para mí el fin del mundo: Estaca de Bares.
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Amaneció [3] lloviendo y lloviendo sin parar, pero teníamos que ir para allá. Habíamos reservado la entrada para La Playa de las Catedrales por Internet y no la podíamos cambiar. En Galicia el tiempo es impredecible [4], llueve, hace sol, vuelve a llover, viento, sol, nubes, otra vez lluvia… Tengo una amiga gallega aquí en Zúrich que dice que en Suiza llueve poquísimo. ¡Qué relativo es todo , ¿eh, amigos?! Para ella aquí casi no llueve porque en Galicia llueve muchísimo. Para mí, como castellana, es justo al revés [5]: aquí llueve mucho porque Castilla es muy seca. Bueno, pues ese lunes llovía y teníamos la entrada para la Playa de las Catedrales. Así que después de desayunar nos pusimos nuestros chubasqueros [6], cogimos nuestros paraguas y salimos. Nos teníamos que ir ya. La marea [7] estaba baja desde las nueve de la mañana y ya eran las once. En el aparcamiento había muchísimos coches, dos autocares, mucho barro, mucha agua… Uf, y qué frío, qué aire, qué desagradable estaba el tiempo… “Pero bueno, Alicia, ya vale”, me dije, “deja de ver todo negativo, seguro que la playa merece la pena [8]”. Así que cambié la cara y bajé del coche. David estaba de muy buen humor y eso ayudaba mucho. Pues, ay amigos, el bajar a la playa mereció la pena totalmente. ¡Qué bonito es aquello! La arena es blanca y en la playa hay unas rocas altas de 30 metros de altura con formas increíbles. Algunas rocas forman arcos y estas construcciones naturales parecen pequeñas catedrales; por eso la playa se llama así. El viento soplaba con fuerza, así que cerré mi paraguas sin importarme la lluvia, el lugar era mágico. Parecía que la gente había desaparecido y es que la gente se había repartido por aquella playa tan larga y metido entre aquellas rocas y cuevas. Nosotros anduvimos y anduvimos, pero de repente nos dimos cuenta de que la marea empezaba a subir. ¡Uy sí!, el agua subía cada vez más con las olas. El mar subía y volvía a bajar, subía y subía mucho. Me encantaba, yo miraba el agua fascinada. Ahora estábamos solos. Me acuerdo de que una vez en Normandía nos pasó lo mismo. La marea empezó a subir y subir, cuando estábamos en la playa. Yo no quería irme, estaba metida completamente en la historia de mi libro. Le dije a David que la marea no subía tan rápido, que yo me quedaba todavía un ratito; pero, ay amigos, sí que subía rápido, sí. Al final me mojé yo, se mojó la toalla y al libro lo salvé por los pelos [9]. En fin. La marea engaña [10]. De la Playa de las Catedrales salimos descalzos. Nos tuvimos que quitar los zapatos para salir de aquel lugar idílico y maravilloso, porque la marea ya había inundado una buena parte. Yo me hubiera quedado allí horas y horas mirando fascinada las rocas y sus formas, descubriendo las cuevas. Creo que el agua me hubiera tragado [11]… Menos mal que tengo un compañero con más cabeza [12] que yo. Él me cogió de la mano y me sacó de allí: “Venga vamos, Alicia, sal de tu mundo, vámonos”. Yo estaba realmente en otro mundo. Llegamos al coche empapados de pies a cabeza [13], pero felices, felices totalmente. El agua purifica, es un lujo, y la Playa de las Catedrales es un regalo para la vista.
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¿Habéis llegado alguna vez al fin del mundo? Yo sí, he llegado varias veces. La primera vez que oí hablar del fin del mundo fue viendo la película: “Los dioses deben de estar locos”. Es una comedia estupenda del año 1980 hecha en Botsuana. A una tribu sudafricana le cae del cielo una botella vacía de Coca-Cola. Al principio todo el mundo se alegra mucho de tener tan valioso objeto, le encuentran mil utilidades. El problema es que la gente se empieza a pelear por la botella y el jefe de la tribu decide que hay que devolver la botella a los dioses. Xi tiene que llevar la botella al fin del mundo y dejarla allí. Al fin del mundo… ¿Dónde está el fin del mundo? ¿Existe? Yo me enteré de que sí existe. El fin del mundo es el mar de niebla que se ve desde el pico [14] de una montaña. Allí tira Xi la botella de Coca-Cola y la devuelve a los Dioses. Me encanta la idea. Ahora cada vez que hago una excursión por alta montaña y veo el mar de niebla, pienso en Xi. Pero para mí… el fin del mundo está en Galicia. No está en Finisterre, no, ahí no. Antes se pensaba que en Finisterre se terminaba la tierra, como su nombre indica: Fin de la Tierra, “finis terrae”, en latín. Pero no, para mí el fin del mundo está en Estaca de Bares, en el punto más norte de España. El acceso hasta allí no es fácil, y cuando llegas, no encuentras ni hoteles, ni bares, ni chiringuitos [15]; tampoco hay puestos con recuerdos del norte de España, no hay nada. Llegas y solo hay un faro. El vigilante del faro se dedica [16] a hacer figuras de madera, figuras que ves por ahí alrededor. Es que tiene que ser duro estar tantas horas solo en ese faro, tan lejos de todo, sin nada cerca. El vigilante del faro de Estaca de Bares se dedica a hacer unas esculturas muy chulas [17]. Me enteré de que una persona es vigilante de un faro solo dos años, luego le cambian de faro, o él mismo se dedica a hacer otra cosa. Dos años de soledad en un lugar es suficiente, imagino… Bueno, pues nosotros llegamos andando hasta el faro de Estaca de Bares, lo pasamos y, de repente, empezó a soplar el viento, pero a soplar el viento de verdad, ¿eh? ¡Madre mía! ¡Yo pensé que iba a volar! Pensé que el viento me iba a llevar lejos, muy lejos, por encima del mar. Pensé de verdad que iba a volar. David me cogió fuerte de la mano. Continuamos andando y así llegamos los dos al fin del mundo. En ese lugar de España te sientes libre, tan libre como nunca, porque tienes todo el mar a tus pies. Te da la sensación de estar en el fin del mundo de que no hay nada detrás, la tierra termina y solo ves agua y más agua, y además sabes que estás en el punto más al norte del país. Ay, amigos, para mí en Estaca de Bares llegas al fin del mundo.
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Bueno, ya llegamos al final de esta emisión. Por cierto, la Playa de las Catedrales es la cuarta mejor de Europa, ¿lo sabíais? Lo reconocieron los usuarios de TripAdvisor, en el año 2014. Pero, ¿sabéis quiénes son los que realmente disfrutan de esa bonita playa? No son los hombres, no. Los que realmente disfrutan de la playa y de esa costa son las gaviotas [18], los mejillones y los percebes [19]. Precisamente de percebes os hablaré el próximo día, de percebes y de las personas que los cogen, de los percebeiros. Mientras tanto podéis aprender las palabras nuevas de este podcast con el entrenador de vocabulario que encontráis en nuestra aplicación y ver fotos en Instagram con #amiaire y #podclubalicia. Hasta entonces, cuidaros y que os vaya muy bien
Glossaire: A mi aire [1] (el) acceso: entrada, paso
[2] estar restringido: estar reducido; solo unos pocos pueden pasar, no todos pueden entrar
[3] amanecer: cuando empieza a aparecer la luz del día, cuando sale el sol
[4] impredecible: que no se puede predecir, anunciar; no se sabe que tiempo va a hacer
[5] al revés: al contrario, invertido
[6] (el) chubasquero: chaqueta para proteger de la lluvia; impermeable, gabardina
[7] (la) marea: movimiento periódico del mar de ascenso y descenso del agua. Está producido por la atracción del sol y la luna
[8] merecer la pena: valer la pena, valer el esfuerzo, ser digno de ver o hacer
[9] por los pelos: en el último momento, en el último instante
[10] la marea engaña: parece que el agua no sube, pero sí que sube y muy rápido; por eso digo que engaña, que no nos dice la verdad
[11] tragar: comer rápido
[12] con más cabeza: que piensa más
[13] empapados de pies a cabeza: mojados completamente
[14] el pico: la cumbre, el punto más alto de una montaña
[15] (el) chiringuito: quiosco o puesto con bebidas y algo de comida al aire libre
[16] dedicarse: emplear el tiempo, trabajar en algo; utilizar el tiempo haciendo algo
[17] chulo/a: bonito/a, interesante, curioso/a
[18] (la) gaviota: pájaro blanco que vive en la costa y se alimenta de peces