¿Cómo se está MILITARIZANDO VENEZUELA? - VisualPolitik - YouTube (1)
Queridos amigos, amigas, en las dictaduras, a pesar de que todo suele parecer estable
bajo el yugo amenazador del poder absoluto y la represión policial,
frecuentemente las cosas no paran de moverse entre bambalinas. Al fin
y al cabo esa puede ser la única forma de sobrevivir o sobresalir.
Pues bien, Venezuela no es una excepción. No lo ha sido,
no lo es y mientras dure el régimen bolivariano no lo será.
De esta forma, el pasado 20 de marzo, Tareck El Aissami, el otrora poderoso Ministro del
Petróleo y presunto narcotraficante, según el gobierno de Estados Unidos,
presentó su renuncia en medio de algunas investigaciones sobre corrupción.
Sí, sí, por mucho que te cueste creerlo, este es el contexto.
[Cómo si la corrupción no formara parte de la
identidad de la mismísima revolución bolivariana. Lo que hay que ver.]
El caso es que hablamos de una trama en torno al oro negro
caribeño que ya ha provocado múltiples detenciones. Hablamos, por supuesto,
de toda una enorme purga interna en las entrañas del último resquicio del Socialismo del siglo XXI.
Pero… ¿Qué demonios está pasando dentro del chavismo? ¿Quiénes ganan y quienes
pierden con toda esta historia? ¿Está la revolución bolivariana crujiendo por dentro?
Pues bien, vamos a averiguarlo.
Arranquemos.
(Venezuela es un país que sobre todo tendría que hacernos pensar en petróleo: este país se asienta
sobre unas reservas probadas de más de 300 mil millones de barriles de crudo. Para que
nos hagamos una idea, esto representa casi el total de las reservas de Irán e Irak juntas.)
Hablamos de una inmensa riqueza natural que ha sido administrada
por el Estado desde 1975. Ese año se decretó la nacionalización de la industria petrolera,
bajo la gestión de la compañía Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima, PDVSA. Una
empresa que rápidamente se convirtió en la gallina de los huevos de oro.
(Según datos del Banco Mundial, las rentas petroleras han representado
históricamente cerca del 20% del PIB venezolano. Y eso sin contar
la suma de toda la cadena de valor del sector: esto es, la comercialización,
el transporte y el procesamiento de los derivados. Es decir que la relevancia real del oro negro en
la economía venezolana ha sido en las últimas décadas muy suprior.
Pues bien, ahora cerca de 50 funcionarios y empresarios relativamente relevantes están
en prisión por una aparente investigación que el gobierno de Nicolás Maduro ha impulsado por
sospechas de corrupción en la Superintendencia de Criptoactivos y la Vicepresidencia de Comercio
y Suministros de PDVSA. En base a este caso, importantes r eferentes chavistas están siendo
acusados de apropiación del patrimonio público y hasta de traición a la patria.)
PDVSA siempre ha sido la caja de pandora de la historia reciente de Venezuela. Ahora,
que uno de los casos más complejos para el orden interno del chavismo estalle
dentro de esa entidad no puede parecer una sorpresa, ¿O quizás sí? ¡Atentos!
(T1. BUROCRACIA ROTATIVA: UNA COSTUMBRE EN EL CHAVISMO)
Estoy seguro de que todos lo sabemos, no es un secreto,
el socialismo bolivariano fue un proyecto personalísimo encarnado en una figura fundamental:
Hugo Chávez Frías.
De hecho, durante años, el eslogan del Partido Socialista Unido de Venezuela fue “Somos millones,
una sola voz”, sí, la voz del comandante. (“Chávez ya no soy yo,
Chávez es un pueblo. Chávez somos millones. Tú también eres Chávez, mujer venezolana,
tú también eres Chávez joven venezolano, tú también eres Chávez niño Venezolano,
tú también eres Chávez soldado venezolano [...] Porque Chávez no soy yo, Chávez es un pueblo”.)
De esta forma, aunque la cara visible de todo el proceso, de toda la revolución,
fue siempre Hugo Chávez, su gabinete fue siempre muy volátil.
Hablamos de una rotación de ministerios y funcionarios inédita no solo en la historia
del gobierno venezolano, sino prácticamente en las de cualquier sistema presidencialista.
[Aunque mejor no lo comparemos con el expresidente del Perú
Pedro Castillo. Ya sabéis, todo se puede superar.]
El caso es que los gobiernos de Chávez fueron terriblemente movidos. Fijaos en esta tabla.
Si nos fijamos en ministerios clave, como el de producción o salud,
veremos que a duras penas los ministros duraban más de dos años en el cargo.
Y, ojo, porque ocurría exactamente lo mismo incluso en lo que respecta a la Vicepresidencia,
un cargo que en Venezuela es designado por el propio presidente. Fijaos.
8 vicepresidentes en poco más de 13 años,
no me digáis que no estuvo movida la cosa. La media por cada uno fue de 19 meses.
En cierta forma, cualquier alto cargo revolucionario era prescindible, excepto,
por supuesto, el propio Hugo Chávez… Aunque también había algo más que era
sagrado. Me estoy refiriendo claro está a la gallina de los huevos de oro. Atentos.
(El Ministerio de Petróleo y Minería solo sufrió tres cambios durante todo el gobierno
de Hugo Chávez. Aunque en realidad tras el paro petrolero que sufrió el país entre 2002 y 2003,
como consecuencia de la resistencia de los trabajadores de PDVSA a las políticas
chavistas, el titular de la entidad ya no cambió:
Rafael Ramírez fue el conductor de la industria petrolera venezolana durante todo ese tiempo,
primero como Ministro del área desde junio de 2002, y luego como presidente de PDVSA
desde noviembre de 2004. Se hizo cargo de ambas responsabilidades hasta 2014,
poco después del fallecimiento de Hugo Chávez.)
(“El ministro Rafael Ramírez, estoy obligado a salir en su defensa,
es un venezolano a carta cabal, un hombre honesto, un trabajador incansable. Tiene
10 años al frente del ministerio. Ha cumplido infinidad de tareas con una
gran eficiencia al frente de una tarea nada fácil, enfrentando conspiraciones,
sabotajes, etcétera”. Hugo Chavez, a finales de 2012 después de ganar su tercera reelección.)
(Nosotros siempre hemos creído, lo hemos dicho públicamente, Rafael Ramírez ha sido
uno de los baluartes de esta revolución, leal al comandante Chávez. Diosdado Cabello en 2016)
Ahora bien, si todos los ministros del chavismo iban y venían,
¿por qué no ocurrió lo mismo con el responsable del sector petrolero?
Pues básicamente porque revolucionario o no, el dinero es lo primero.
Y es que fijaos, de acuerdo con cálculos del economista venezolano Francisco Monaldi,
profesor-investigador del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice en
Houston, a partir de los datos sobre la Balanza de Pagos reportados por el Banco
Central de Venezuela (BCV) durante el período 2004-2014, el país caribeño facturó en dicho
período de tiempo un millón de millones de dólares, esto: un billón de dólares hispano.
Una cifra exorbitante difícil de dimensionar: digamos, por poner un ejemplo, que con todo
este dinero se podría pagar la deuda argentina con el FMI unas veintidós veces. ¡De locos!
Hablamos, por tanto, de una inmensa fortuna… Que fue utilizada - por no decir dilapidada - por el
chavismo, entre otras cosas, para financiar todo su plan de nacionalización de las industrias
básicas. Durante esos años el gobierno venezolano compró por la fuerza decenas y decenas de plantas
y entidades productivas privadas, así como Bancos, o cadenas de supermercados, de todo.
Por supuesto, estos ingentes fondos fueron también claves para desarrollar las grotescas
redes de clientelismo que el chavismo puso en marcha a fin de asegurarse un
amplio respaldo electoral con fondos públicos. ¿Queréis una
prueba? Pues prestad atención: (Chávez; Los precios dime:
“Fíjese usted en el mercado capitalista está en un aproximado de 1.899 bolívares.
En la revolución, en el socialismo está en 1.123. Chávez: No, ese no es. No te digo, vamos a
borrar. Ponle el Super-Chávez: 857 bolívares va a costar esto. Es un ahorro de 55%, menos de la
mitad de precio”.Hugo Chavez en 2011, lanzando un plan de electrodomésticos subsidiados.)
Naturalmente, todas las mieles de la revolución dependían de una sola cosa: que PDVSA funcionara
y lograra facturar todo el dinero que el proyecto chavista necesitaba. No se podía jugar con fuego,
la estabilidad aquí era clave, no sea que el flujo de dinero se interrumpiera. Y por eso
no hubo prácticamente cambios... Claro que eso con Nicolás Maduro ha cambiado y mucho.
LA CAÍDA DEL MURO DE CONTENCIÓN)
En marzo del año 2013, días después del fallecimiento de Hugo Chávez, Diosdado Cabello
lanzó un mensaje particularmente inquietante: (“Porque Chávez era el muro de contención de
muchas ideas locas de esas que se nos ocurren a nosotros. Y el presidente imponía su liderazgo,
su prudencia y su conciencia y nos evitaba actuar en muchas ocasiones”)
Es decir, que aunque pueda sorprendernos ahora resulta
Chávez era el moderado… ¡Pues vaya moderado!
El caso es que si leemos entre líneas y analizamos los sucesos posteriores a la
muerte del líder chavista, podemos ver que este tipo de mensajes desafiantes no se dirigen hacia
la disidencia o la oposición política, si no sobre todo hacia el mismo chavismo. Un movimiento que
experimentó una especie de balcanización una vez que desapareció ese “muro de contención”.
(En abril de 2013 cuando Nicolás Maduro ganó los comicios posteriores a la muerte de Chávez,
por supuesto con múltiples irregularidades de todo tipo,
el chavismo se fragmentó en varias facciones:
Una liderada por el propio Nicolás Maduro,
la cual supondría de alguna manera la continuidad ideológica de Hugo Chávez.
Una capitaneada por Jorge Arreaza, entonces Canciller,
que representaba a la familia de Hugo Chávez.
Una liderada por Diosdado Cabello, a quien se señala como un radical dentro del chavismo,
crítico de la supuesta “moderación” de Maduro con ciertos temas.
Y otra vinculada con las FFAA, y pilotada por altos cargos
uniformados que estaban también al frente de industrias básicas)
Naturalmente, había otros muchos caudillos de rango medio que poco a poco fueron integrándose
en las diferentes facciones y provocando muchos cambios. Por ejemplo, la familia de Hugo Chávez
fue perdiendo poder e influencia, mientras que en paralelo Jorge y Delcy Rodríguez,
hoy presidente del parlamento y vicepresidenta respectivamente, fueron tomando fuerza.
En cierta forma, solo las Fuerzas Armadas y Nicolás Maduro lograron fortalecer su
posición. Y a medida que este último ganaba terreno iba expulsando a sus
propios disidentes dentro de la Revolución. Esto ocurrió incluso con los pesos pesados. Fijaos.
N1(12 de diciembre de 2017: La Fiscalía venezolana
investiga a Rafael Ramírez por corrupción en PDVSA . El exministro de Energía y Petróleo,
predilecto del Gobierno de Hugo Chávez, es indagado por su posible responsabilidad en
"operaciones de intermediación" en la compra y venta de crudo. El País)
N2(13 de marzo de 2018: Miguel Rodríguez Torres,
el exministro del Interior de Venezuela arrestado por "conjuras y complots" contra el ejército.
Funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) detuvieron
el martes en Caracas al exministro del Interior Miguel Rodríguez Torres. BBC)
N3(25 de noviembre de 2021: Exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega,
pide asilo en España. La ex fiscal general Luisa Ortega Díaz, crítica del régimen venezolano,
destituida en 2017 y refugiada en Colombia, pidió asilo político en España. DW)
Ya lo veis, purgas en toda regla. Purgas de antiguos líderes y colaboradores del
gobierno chavista que de repente, en un momento u otro, dejaron de encajar en la visión de Nicolás
Maduro. Y como ocurre en todas las dictaduras, eso equivale a la persecución política y policial.
Al final, Diosdado Cabello se terminó alineando con Nicolás Maduro, y el régimen venezolano
quedó compuesto por una especie matriz bipolar interna, donde civiles como Maduro, Cabello o
los Rodríguez, por un lado, y los militares, por otro, acordaron sostener conjuntamente el poder.
Es decir, la balcanización que se produjo tras la desaparición de Chávez,
terminó provocando la reconfiguración del movimiento socialista y no el
desmoronamiento del régimen. Había que salvar los privilegios a toda costa.
Pero… Volvamos al punto clave: ¿Qué ocurrió en todo este tiempo con PVDSA? ¿Qué ha pasado
para que en marzo de 2023 se desate una nueva purga del chavismo a gran escala?
Pues bien, veámoslo.
(T3
EL FIN DE LA VENEZUELA SAUDITA)
A pesar de que no es una frase verificada, se dice que John D. Rockefeller pensaba que
el mejor negocio del mundo era una empresa petrolera y que el segundo
mejor era una petrolera mal administrada. Con todo y eso, la pésima administración de
PDVSA ha provocado la histórica debacle de la que fuera una de las economías petroleras más sólidas