20 / 20. CAMBIAR DE RUMBO
LAUDATO SI
El cuidado de la casa común
Alabado seas
Capítulo 20. CAMBIAR DE RUMBO
FRANCISCO Hermanas, hermanos. ¡La paz sea con ustedes! ¡La paz y el amor y la felicidad! Yo, Francisco de Asís, canté y alabé a Dios, por la hermana Madre Tierra, que nos sustenta y produce los más variados frutos con coloridas flores y hierbas! ¡La Tierra, nuestra casa común! Tú me buscaste primero, hermana Madre Tierra. Ahora soy yo quien te busca. Necesito conversar contigo. Necesito tu consejo de madre.
TIERRA Habla, Francisco, hijo mío.
FRANCISCO Estoy asustado, Madre Tierra. En estos días he hablado con todas las criaturas de Dios.
TIERRA ¿Y qué te han dicho?
FRANCISCO Lo mismo que tú. Me dicen que si no se cambia de rumbo, este mundo se acaba. Que si los seres humanos insisten en esa forma de vivir, de producir, de consumir, de gastar y tirar, esto se acaba. ¿Estaremos todavía a tiempo, Madre Tierra?
TIERRA Si hubieran aprendido de las madres que cuidan a sus hijos, a sus hijas… Si hubieran aprendido de las mujeres que cuidan la vida, la tierra, las semillas… Pero no lo han hecho.
GALOPE DE CABALLOS
TIERRA No sé si todavía estarán a tiempo, Francisco, no lo sé… ¿No oyes a lo lejos un galope de caballos?
FRANCISCO Sí, los escucho… ¿Qué son, quiénes son?
TIERRA Son jinetes… Jinetes de sucesos terribles que se nos vienen encima… si no se cambia de rumbo.
GALOPE DEL PRIMER CABALLO
TIERRA Mira el primero… Un caballo blanco anunciando la victoria de las corporaciones, el triunfo de esa idea del crecimiento infinito, del mercado sin controles. Con esa mentira de que los recursos del planeta nunca se van a acabar me exprimen hasta el límite y más allá del límite…
FRANCISCO La victoria del dios dinero.
GALOPE DEL SEGUNDO CABALLO
TIERRA Mira, Francisco, mira el segundo caballo. Es rojo… Rojo de sangre, como las guerras, las infinitas formas de violencia… Invaden países para robar petróleo, para quedarse con las minas de coltán, con las minas de oro… Guerras con armas cada vez más mortíferas que arrasan la casa común…
FRANCISCO … y sacrifican a los más frágiles.
GALOPE DEL TERCER CABALLO
TIERRA El tercer jinete viene montado en un caballo amarillo. Es el color del hambre. Madres con los pechos secos, niñas y niños muertos antes de tiempo, ancianos miserables, sin fuerzas… El hambre, el gran pecado del mundo. Mil millones de seres humanos se acostarán hoy sin comer, pasando hambre.
FRANCISCO Y no será por falta de comida, sino por exceso de avaricia.
GALOPE DEL CUARTO CABALLO
TIERRA Y el cuarto viene en caballo negro. Negro como el petróleo. Como los gases sucios que calientan el planeta. Como los bosques convertidos en cenizas. Es el jinete de la muerte. El que anuncia el cambio climático.
FRANCISCO ¿Y los seres humanos tendrán tiempo todavía, Madre Tierra? ¿Podrán impedir la catástrofe?
TIERRA Depende de dos cosas, Francisco. La primera, que los pobres, los hombres y las mujeres descartados por este sistema que ya no se aguanta, abran su mente.
FRANCISCO ¿Por qué dices eso, Madre Tierra?
TIERRA Porque le echan la culpa a Dios de todo lo que les pasa. Se les mueren los hijos de hambre y dicen…
MUJER Fue la voluntad de Dios.
TIERRA El patrón abusivo los explota, las abusa…
HOMBRE Por algo será. Dios así lo quiso.
TIERRA Se enferman por respirar aire con plomo. La empresa minera contamina el río con cianuro…
MUJER ¿Qué podemos hacer? Yo le dejo la justicia a Dios.
TIERRA Cuando no tienen trabajo ni techo ni tierras…
VARIOS ¡Recemos, hermanos, Dios proveerá!
FRANCISCO Pero no basta rezar. En mi tierra decían: ayúdate y Dios te ayudará.
TIERRA También le echan la culpa a Dios de lo que me pasa a mí. Inundaciones, huracanes, cambio del clima…
HOMBRE ¡Castigo de Dios por nuestros pecados!
TIERRA Hay sequía y prenden velas para que Dios mande la lluvia. Son como bebés que todo lo esperan de la mamá.
FRANCISCO Los malos predicadores les enseñaron esa resignación.
TIERRA ¿Tal vez tú también, Francisco, cuando predicabas?
FRANCISCO Sí, Madre Tierra, yo también. Y por eso, igual que mi tocayo Francisco, quiero pedir perdón por todos los errores que hemos dicho en el nombre de Dios.
TIERRA ¡Pues es tiempo ya de que abran los ojos y descubran a los responsables!
FRANCISCO Dilo en voz alta, Madre Tierra. Denúncialos.
TIERRA Los responsables son los empresarios, los banqueros, los políticos, los gobernantes de los países ricos que explotan a los países pobres. Y los gobernantes de los países pobres que se dejan comprar por los ricos.
FRANCISCO A esos abusivos no les preocupa lo que pasa ni lo que puede pasar…
TIERRA ¡No les interesan los derechos de las generaciones futuras! Escucha, Francisco: Los indígenas de estas tierras del Norte cuando decidían cambios en su ambiente siempre se hacían una pregunta muy sabia:
ANCIANO ¿Cómo afectará lo que vamos a hacer a las siete generaciones que vienen detrás de nosotros?
FRANCISCO Madre Tierra, dijiste que la solución dependía de dos cosas. La primera, que los pobres abran su mente. Y la segunda, me imagino, que los poderosos abran su corazón.
TIERRA Siempre fuiste ingenuo, Francisco. No, los que lo tienen todo niegan los problemas, son indiferentes ante el dolor de los demás. Tienen corazón de piedra. El poder y el dinero los emborrachó como a la bestia del apocalipsis. No van a abrir su corazón y mucho menos su bolsillo.
FRANCISCO ¿Y entonces, Madre?
TIERRA Lo que tienen que abrir, igual que los pobres, es su mente. Porque la catástrofe dañará primero a los más débiles. Y después, también a ellos. Cuando un barco se hunde, se hunden todos. Los gases del calentamiento global no conocen fronteras. Sus hijos y sus nietos tampoco sobrevivirán. Sus ciudades serán tragadas por el mar. Se abrasarán de calor, igual que los pobres.
FRANCISCO Los pobres esperándolo todo de Dios.
TIERRA Y los poderosos creyéndose dios. Como si fueran amos y señores de la Creación.
FRANCISCO Pero no son Dios. Los humanos no somos dueños de ti, Madre Tierra, sólo guardianes. Porque no te recibimos en herencia de nuestros antepasados. Te tenemos en préstamo de nuestros hijos y de nuestras hijas.
TIERRA Tus palabras son sabias, Francisco. Sagradas.
FRANCISCO Alabado seas, mi Señor, presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas. Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. para que vivamos sin dañar a nadie. Aliéntanos en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
TIERRA Que así sea, hermano Francisco.
FRANCISCO Así será, hermana Madre Tierra.
Dice el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si, Alabado Seas:
Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones… La esperanza nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas. (Laudato Si 161, 61)
Y dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:
Tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra.