¿Chupete sí, o chupete no? Motivos a favor y en contra para dar chupete a un bebé
Estamos tan acostumbrados a ver a los bebés con chupete que algunas personas parece que
no conciben que un bebé no lo use. El uso del chupete está muy extendido en nuestro
contexto, ya que ayuda a calmar a los bebés, les ayuda a dormir, e incluso reduce el estrés
y el dolor en procedimientos dolorosos. Sin embargo, hoy vamos a plantearnos si realmente
es necesario su uso y cuáles son los principales motivos para darle (o no darle) a un bebé
un chupete.
En inglés se llama "pacifier" (pacificador) o "dummy" (imitación
o postizo), lo cual nos da información sobre qué hace o de dónde viene: básicamente
es un pezón falso que sirve para calmar al bebé. ¿Pero es realmente necesario?, ¿es
bueno o malo para el bebé?, ¿debería promoverse su uso o más bien intentar limitarlo? Como
en casi todo lo que rodea a la crianza, hay defensores y detractores del chupete… vamos
a ver algunos de los motivos por los que nos podemos plantear dar, no dar, o más adelante
quitar el chupete a un niño: Empezaremos por los motivos para dar chupete
a un recién nacido El principal motivo para darle el chupete
a un bebé debería ser que la madre quiera dárselo. Es una decisión fundamentalmente
de la madre (o cuidador principal), que es quien básicamente paga las consecuencias
de hacerlo o dejar de hacerlo. Así, debería ser una decisión de la madre, o de los padres,
o en su defecto, de los cuidadores principales; pero nunca de los abuelos, familiares, conocidos,
o peor aún, de personas random que van por la calle…
También podría ser que el chupete hubiera que darlo por indicación médica, por ejemplo,
para calmar a un bebé que está ingresado y que no puede estar con sus padres. Como
tiene efecto analgésico, en las unidades de neonatos, cuando no existe la posibilidad
de que el niño mame, se les ofrece junto con una solución con sacarosa como método
de analgesia cuando se les tienen que practicar procedimientos dolorosos. Además, parece
que la succión del chupete puede estimular también la succión nutritiva en bebés prematuros
o que no tienen fuerza suficiente para mamar. Algunos trabajos relacionan el uso del chupete,
especialmente durante el sueño, con una disminución en el riesgo de muerte súbita en el caso
de niños alimentados con leche de fórmula, por eso, en estos niños la recomendación
del chupete es especialmente importante, ya que presentan mayor riesgo de SMSL. Sin embargo,
no existe evidencia suficiente para asegurar que sea beneficioso para la prevención de
la muerte súbita en bebés amamantados. En este caso de los bebés que toman lactancia
materna, la recomendación es no desaconsejarlo cuando la lactancia esté bien establecida,
habitualmente a partir del mes de vida, que es además cuando comienza el riesgo del SMSL.
Por lo general se utiliza el chupete para calmar al bebé, especialmente cuando otros
recursos no funcionan. Y es que la succión en los bebés no sólo es para comer, sino
que también existe lo que se conoce como succión no nutritiva, que les calma. Por
eso, el chupete puede ser especialmente útil en el caso de niños que lloran mucho, como
por ejemplo los que sufren el llamado cólico del lactante. También puede ser útil para
calmar al niño en época de destete o cuando no están los padres.
Así, otro motivo para darle el chupete a un bebé puede ser para darle otra herramienta
al padre o a otros cuidadores. Quizá la madre no tiene ningún problema en darle teta al
bebé y calmarle, pero no puede estar todo el tiempo con él, así cuando otros cuidadores
se hacen cargo del bebé, pueden ofrecerle el chupete.
Además, hay momentos en los que, aunque quieras, no puedes darle teta. Por ejemplo,
en el coche. Hay bebés que nada más subir al coche comienzan a llorar y llorar. Es una
situación en la que no se puede (o no se debe) dar teta, pero un chupete puede ayudar
bastante a hacer el trayecto más fácil para todos.
También puede ocurrir que la madre no pueda o no quiera dar teta en ese momento. Puede
ser porque la situación le resulta incómoda, por el sitio en el que se encuentra, por las
personas con las que está, porque está cansada, porque tiene grietas o dolor, o por el motivo
que sea… Finalmte, a veces se puede decidir darle
el chupete para evitar que se chupe el dedo, que es un hábito que puede producir más
problemas y luego cuesta más de quitar. Bien, ya hemos visto los motivos para dar
el chupete a un bebé… ¿y los motivos para NO dar chupete? Veamos.
El primero, qué la madre no quiera dárselo. En el caso de un bebé que toma teta y una mamá
que no tiene ningún problema en darle toda la teta que el bebé le pida, si los dos están
felices con esta situación, no habría ninguna necesidad de dárselo. Luego, aunque la
madre quiera dárselo, quizá prefiere retrasar su introducción porque, aunque el nivel de
evidencia es débil, se recomienda evitar siempre que sea posible el uso del chupete
durante el primer mes de vida, para facilitar el buen inicio de la lactancia materna, ya
que algunos trabajos relacionan su uso en los primeros días con un acortamiento del
tiempo de amamantamiento o con dificultades en la lactancia.
A largo plazo y en casos de uso muy intensivo, puede producir problemas como alteraciones
en el desarrollo de la boca y los dientes, y dificultar o retrasar el desarrollo del
lenguaje. También puede favorecer el desarrollo de
problemas como otitis media o candidiasis. Por ejemplo, se ha visto que los menores de
dos años que usan chupete tienen tres veces más probabilidad de desarrollar otitis que
los que no lo usan. Por estos motivos, si se lo damos, en algún
momento habrá que quitárselo; la AEP recomienda hacerlo al año, otros especialistas a los
2 o incluso a los 3 años, pero hay que tener en cuenta que cuando nosotros queramos hacerlo,
quizá el niño no esté de acuerdo con la decisión y nos lo ponga un poco difícil.
Por eso, para evitar estos problemas más adelante, lo más fácil puede ser no darle
el chupete en un primer momento. Y finalmente está la famosa “confusión
de pezón”, pero es un tema que no está del todo claro. Aunque es uno de los motivos
más aludidos para no dar el chupete, la evidencia en este sentido no es muy robusta. Independientemente
de que sea este el mecanismo por el que pueda afectar a la lactancia, se recomienda darlo
una vez la lactancia esté bien establecida, al menos a partir del mes de vida. Según
el comité de LM de la AEP “más que una interferencia a la hora de dar problemas de
agarre, la utilización del chupete puede indicar que haya algún problema”. Así,
parece que el riesgo para la lactancia no esté tanto en el uso del chupete como en
su abuso, ya que un uso excesivo podría hacer que el bebé se salte tomas. Por eso parece
que, en madres muy motivadas para dar el pecho, el chupete no afecta a la LM. De acuerdo con
esto, una revisión Cochrane de 2016 y la Guía de Práctica Clínica sobre lactancia
materna del ministerio de sanidad de 2017, dicen que, dado que las recomendaciones son
contradictorias y las evidencias científicas no son robustas en un sentido o el otro, su
uso debe basarse en las preferencias personales de la madre (es decir, no hay motivos suficientes
para recomendar o no recomendarlo, que cada madre haga lo que considere).
Bueno, como hemos visto hay muchos motivos para dar o dejar de dar el chupete, pero esto
al final es una decisión de cada familia, fundamentalmente de la madre, sobre todo si
da el pecho. Por lo tanto, dejad en paz a las madres diciéndoles si tienen que dar
o dejar de dar el chupete, y cuando son más mayores, también a los niños con eso de
“uy, tú tan mayor y aún llevas chupete”. Que nos gusta más eso de ir juzgando y opinando
que a un tonto un lápiz… Probablemente esa familia tenga sus motivos para hacer lo
que han decidido hacer.
Y hasta aquí, otra píldora de psicología, muchísimas gracias a Irene y a Esther de la asociación Amamanta
que nos han ayudado mucho en la revisión de este texto
Si no sois socias de Amamanta, ¡adelante! Hacen un montón de cosas por la lactancia materna
si os ha gustado tenéis muchos más
vídeos y artículos en el canal de YouTube y en albertosoler.es. Y en todas las librerías
nuestro libro “Hijos y Padres Felices”. ¡Un saludo!