Deberes de verano y tiempo libre: ¿cómo organizarlo?
Ya estamos a punto de empezar las vacaciones de verano, una época del año en la que muchos
padres (y profes) se preocupan por la gran cantidad de tiempo libre que van a tener los
niños y se preguntan cómo pueden aprovechar mejor el tiempo y lograr que los peques hagan
algo “de provecho” en vacaciones... ¿qué podemos hacer para organizar mejor ese tiempo libre?
¡Era una pregunta trampa!
Nadie debería organizar el tiempo libre de los niños, porque si lo hacemos deja de ser
eso, tiempo libre.
De hecho, si intentamos organizar ese tiempo libre, lo que estaríamos haciendo no sería
tanto organizarlo sino acortarlo, y lo que necesitan los niños actualmente no es precisamente
que venga nadie a recortarles el poco tiempo libre del que disponen, porque hoy en día
para los niños el tiempo verdaderamente libre es un bien muy escaso.
Pensadlo: cuando nosotros, los adultos, cogemos vacaciones, nuestro jefe no nos da trabajo
para hacer durante el tiempo de descanso “para que aprovechemos”... y si nos lo diera,
nos parecería abusivo y una intromisión en nuestra vida privada.
Vamos, que iríamos directos al sindicato.
Y al jefe en cuestión le caería la del pulpo.
Muchas veces se dice que en verano los niños “tienen tiempo libre para aburrir” ¡Fantástico!
Que se aburran... que se aburran y que ingenien formas de entretenerse.
Ya lo hemos dicho otras veces, los padres no tenemos que ser un chiquipark ni organizarles
una completa agenda de actividades para que no se aburran o para que no “pierdan el
tiempo”.
Todos nos hemos aburrido de pequeños y no está mal... de hecho es hasta necesario cierto
punto de aburrimiento para que puedan sacarse ellos mismos las castañas del fuego y que
piensen en cómo pueden entretenerse ellos solitos.
Estamos llegando a un punto en el que queremos organizar tanto el tiempo de los niños que
acabamos hasta metiendo la manaza con actividades dirigidas en la hora del patio.
¿Por qué nos da tanto miedo que se aburran los niños?, ¿porque nos la lían?
Es que también tienen que liarla de vez en cuando...
¡Son niños!
Y luego llegamos al tema de los cuadernillos de vacaciones y los deberes de verano...
Todavía es muy frecuente (aunque la cosa está cambiando poco a poco) que los profesores
manden “deberes” para hacer durante las vacaciones de verano...
La verdad es que es algo que no termino de entender muy bien, sobre todo si hablamos
de los más pequeños.
Ya sabemos que los niños aprenden jugando y descubriendo cosas por ellos mismos.
Lo que tienen que hacer es experimentar, descubrir, disfrutar con amigos y familia.
Ya tienen el resto del año con actividades dirigidas a tope...
Pero, por suerte, últimamente parece que cada vez más profesores son conscientes de
la necesidad de descanso y tiempo libre de los niños y muchos han dejado de poner tareas
para el verano.
Recuerdo hace algún tiempo que se hizo viral la lista de tareas que un profesor italiano
mandó a sus alumnos para que hicieran durante el verano, que tenía actividades del tipo:
caminar por la orilla del mar, intentar usar palabras nuevas, que lean lo que les gusta,
busca situaciones y amigos estimulantes, escribir un diario, bailar, hacer deporte, mirar el
amanecer, etc.
Y es que si nos pasamos el verano haciendo cuadernos de vacaciones, nos perdemos este
tipo de cosas, mucho más interesantes y llenas de sentido y aprendizajes para un niño...
¿Alguno recordáis los ejercicios que hicísteis en verano?
La mayoría seguro que no (y los que sí, seguro que no recordáis nada bueno de ellos)
Pero todos recordamos nuestras grandes aventuras en verano, con amigos, a solas, en familia...
¿por que?
Porque era mucho más emocionante que cualquier cuadernillo.
Al final lo que aprendemos y recordamos es lo que nos emociona, no lo que nos deja indiferentes.
Quizá los niños no necesitan tanto que nos sentemos con ellos a hacer deberes, sino que
nos sentemos con ellos a jugar, o mejor aún que salgamos todos juntos a hacer una excursión,
a dar un paseo en bici, a nadar, a visitar algún amigo o familiar... a hacer esas cosas
que durante el resto del curso a veces nos cuesta más encontrar el momento.
Y si lo que queremos es que hagan algún trabajo intelectual como, por ejemplo, leer, no hace
falta darle la brasa al niño e ir detrás de ellos con el barco de vapor.
Si nos ven leer a nosotros y tienen libros cerca a su disposición, la probabilidad de
que se interesen por la lectura es mayor que si nos ven enchufados a la tele o al móvil.
En este sentido, también podemos organizar una visita a la biblioteca o aprovechar el
tiempo extra para leer con ellos su cuento favorito.
Las vacaciones tienen que ser eso, vacaciones, y durante este tiempo no es momento para hacer
deberes, cuadernillos ni repaso: el mejor momento para el estudio es el horario escolar
durante los días lectivos, que por eso se han diseñado esos horarios.
Porque los niños (y los mayores también) necesitan un tiempo de trabajo, pero también
uno de descanso y esparcimiento.
Por eso son necesarios los descansos cada día (los recreos) y las vacaciones cada cierto tiempo.
De todas formas, más que ponerles a hacer deberes, cuadernillos de vacaciones y limitarles
el tiempo libre, no tenemos que descuidar el tema de los horarios (o mejor dicho, rutinas),
porque aunque estemos de vacaciones los niños siguen necesitando una cierta estabilidad.
Por supuesto tenemos que relajar un poco el ritmo, porque durante el curso ya vamos todos
corriendo como el pollo Pepe, pero una cierta estructura en el día nos ayudará a todos
a funcionar mejor, sobre todo a los niños.
Y hasta aquí, otra píldora de psicología, si os ha gustado tenéis muchos más vídeos
y artículos en el canal de YouTube y en albertosoler.es.
Y en todas las librerías nuestro libro “Hijos y Padres Felices”.
¡Un saludo!