El Síndrome del Impostor
Muchas personas, sin saberlo, experimentan lo que se conoce como el "Síndrome del Impostor"
Son personas que, a pesar de tener una carrera profesional exitosa,
logros académicos, elogios y reconocimiento a
raudales, a pesar de todo eso, se sienten como impostores.
Creen que todo lo que han logrado ha sido debido a golpes
de suerte o a otros factores externos a ellos, y no algo relacionado con una
buena capacidad o con sus aptitudes. Y lo peor de todo es que viven con el miedo
constante a que en un momento se destape el pastel y que todo el mundo
descubra que no son más que un gran fraude. ¿Por qué les ocurre esto?, ¿qué
podemos hacer? Es lo que vamos a ver en esta píldora
Esto es lo típico de lo que no eres consciente hasta que un día lo oyes y
dices: "¡Ostras, pero pero si esto es lo que me pasa a mí toda la vida!"
Este término de "síndrome del impostor" fue acuñado a finales de los años ´70
por dos psicólogas americanas, y a pesar de no ser un trastorno oficial
como los que se recogen en el DSM o en la CIE (como la depresión o la ansiedad)
sí que es un fenómeno psicológico muy
conocido, es bastante frecuente en las consultas de psicología y también ha
recibido bastante atención por parte de los investigadores.
Como os contaba en la introducción, quienes sufren este síndrome del impostor son
incapaces de internalizar a sus propios logros
a pesar de tener indicadores externos que les muestran que son competentes.
Están convencidos de que son un fraude y que en realidad
no merecen el éxito que han conseguido. Asumen que el éxito (cuando lo tienen) se
debe a la suerte a coincidencias, o haber generado una falsa impresión en los
demás, pero no achacan el éxito a su propia inteligencia o a su capacidad.
Las personas que experimentan este síndrome del impostor, por ejemplo,
explican las buenas notas que han sacado por haber tenido suerte, porque "el examen
era fácil", porque "me ha tocado la que me sabía", etc. y no tanto por haber estudiado un
montón, haber entregado las asignaturas al día o simplemente por ser inteligentes.
También por ejemplo quienes
tienen este síndrome creen que les han ascendido en el
trabajo no por su capacidad o o su valor para la empresa, sino porque han generado
una falsa impresión de los demás y no se dan cuenta que no valen tanto, etc. Es
decir, siempre atribuyen aquello positivo a factores externos a ellos, ajenos a su control.
¿Pero por qué gente tan válida y tan competente cree sistemáticamente que son impostores,
a pesar de que todas esas evidencias que demuestran lo contrario?
En un estudio que se hizo en el año 78
se vio que los impostores podían clasificarse en dos grupos en función de
la historia familiar que el que habían tenido.
Por un lado estarían aquellos con un hermano, o con alguien muy cercano,
que desde siempre había sido considerado como "el inteligente"
Esto genera la sensación en el otro hermano de que haga lo que haga nunca va
a poder demostrar su valía, que nunca va a poder estar a la altura de su hermano.
Más adelante, cuando llegan a la escuela se abre la
oportunidad de demostrar que sí que valen tanto como su hermano como su hermano
Pero lo que pasa es que, a pesar de sacar unos resultados iguales o
mejores a los del otro hermano (a los que se considera como "el inteligente")
el resto de la familia no cambia de opinión, y siguen considerando al otro
hermano como inteligente y al impostor como el que no llega al su nivel.
Al final nuestro "impostor" acaba pensando que su familia tiene razón y empieza a dudar
de su propia inteligencia o de su propia capacidad, pensando que todo lo que ha
conseguido ha sido por suerte o por casualidad.
Y es así como en esa persona surge el síndrome del impostor.
Pero también abrió otra vía distinta por
la cual se podría originar: sería la de aquellos a quienes desde pequeños siempre se
les ha dicho que son superiores en inteligencia,
en personalidad, talento, belleza, etc. Pero lo que pasa es que más adelante, cuando se
enfrentan con la vida real, se dan cuenta que también tienen que esforzarse para
conseguir sus objetivos, sienten que no son tan superiores como les habían dicho.
Y entonces aparece la sensación de ser
unos impostores y el miedo a ser descubiertos y defraudar a todos
aquellos que les tenían en tan buena estima, y pensaban que eran superiores.
La cuestión es que, conforme van
creciendo estas personas, acaban desarrollando distintas estrategias o
distintos recursos para intentar compensar esa creencia de de ser unos
impostores. Quizá la estrategia más frecuente es la
de emplear dosis de esfuerzo y de trabajo muy superiores a las del resto
de la gente; como siempre está el miedo a que les descubran, la
persona estudia mucho más o trabaja mucho más duro para intentar evitar que
le descubran. Esto es algo que desgasta un montón, porque
genera la sensación de siempre estar llegando por los pelos a las cosas
pero nunca conseguirlo. Aunque la estrategia funciona, pero lo
hace solamente a corto plazo, ya que no se dirige al verdadero núcleo del
problema. Otro recurso que a veces también llevan
a cabo los impostores es el de fingir: se crean un papel que
interpretan en función de lo que creen que los demás esperan de ellos, y de esa
manera intentan asegurarse la aprobación por parte de los demás.
Pero esto implica que prácticamente nunca dejan ver sus
propios puntos de vista, sus opiniones o ideas, porque tienen miedo de
meter la pata, de que sus ideas no sean las correctas, que estén mal y y
ser rechazados por por culpa de los eso.
Entonces, ¿se puede superar el síndrome del impostor?
Sí, pero no es fácil. Puede a veces
requerir ayuda, porque habitualmente es algo que la persona lleva
arrastrando durante muchos años, a veces incluso desde la niñez.
El objetivo para poder superar esto es romper la
dependencia con respecto a las opiniones de los demás, ganar objetividad a la hora
de valorarse a uno mismo, y hacerlo al menos de la misma manera con la que se
valora a otras personas.
Se intenta que esa persona aprenda a
reconocer sus propias capacidades, sus propias limitaciones, aceptar y
agradecer los cumplidos. De esa manera, poco a poco, va a romper la
dependencia del juicio externo y poco a poco se va a sentir un poquito menos impostor.
Y hasta aquí otra píldora de psicología, espero que os haya gustado.
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¡Esperamos que os guste! La semana que viene, ¡más píldoras!
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