Infeliz año nuevo (1)
Chicos, ¿qué tal?
Espero que (subjuntivo) hayáis empezado el nuevo año con buen pie, que hayáis recargado las pilas durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo y que sigáis teniendo ilusión por aprender español y, sobre todo, por aprender Español Con Juan, es decir, conmigo.
Yo soy Juan y por si alguien llega hoy nuevo a este podcast, dejadme que os recuerde que este es un podcast en español, solo en español, donde solo hablamos en español, para aprender español.
Hay otros podcasts, hay muchos otros podcasts para aprender español, pero solo este es el oficial, el real, el único, el exclusivo, el maravilloso, el fantástico podcast Español Con Juan.
Y en este podcast hacemos las cosas de modo un poco diferente. Depende del día, depende de mi estado de ánimo, depende de lo que tengo ese día en la cabeza, depende, depende…
A veces publico episodios un poco serios, como el último episodio del año pasado, del año 2022, ¿no? Que fue un episodio en el que trataba un tema que, aunque paradójicamente era sobre el humor, en realidad era un tema bastante serio.
Pero otras veces, estoy quizás nostálgico y me da por recordar mi infancia, algún momento, algún detalle del pasado que se ha quedado en mi memoria desde los diez o doce años, y hablamos de eso, de la historia de España, de lo que estaba pasando en España en aquella época…
Otras veces me gusta simplemente hablar mientras doy un paseo por la playa o por las calles de una ciudad y entonces es como si vosotros estuvierais ahí, a mi lado,, paseando conmigo…
¿No?
Sé que no es lo mismo, pero ese tipo de episodios que hago por la calle se parecen mucho a una situación real, ¿no? Como si vosotros estuvierais paseando por la calle con un amigo español. Lo que intento hacer en esos episodios es daros un poco la oportunidad de escuchar el español real, el español que habla la gente en la vida cotidiana, de manera informal, sin leer un guión, de forma espontánea, hablando de esto, de aquello, y de lo de más allá. Comentando alguna anécdota, mencionando algún recuerdo, sugiriendo una idea, dando un consejo, alguna opinión sobre algún tema que me interesa en ese momento, haciendo algún chiste malo de vez en cuando… En fin, lo que sería, simplemente, pasear al lado de un amigo español.
No es lo mismo, ya sé que no es lo mismo. No puede ser lo mismo que pasear de verdad con un amigo de verdad por las calles de una ciudad de verdad, pero… pero se parece mucho, ¿eh? Se parece mucho.
Otras veces lo que hago es que simplemente me pongo a contar cosas tontas, chistes malos, historias que a mí me parecen divertidas y, probablemente, a la mayoría de vosotros no, pero, yo las cuento de todas formas, porque, hombre, el que se tiene que divertir aquí soy yo, ¿vale? Fundamentalmente, el que se tiene que divertir aquí soy yo. Si yo no me lo paso bien haciendo este podcast, entonces, apaga y vámonos.
Apaga y vámonos, por cierto, es una expresión muy bonita que se suele usar mucho en español. No sé si la habéis oído alguna vez.
La verdad es que es muy difícil de explicar de forma teórica lo que significa, pero os voy a dar un par de ejemplos para que la entendáis
Imagina que un amigo te pregunta por tu viaje a París. Has ido unos días a París y a la vuelta un amigo te pregunta… “Oye, qué tal París. ¿Viste la Torre Eiffel?” Y entonces, tú le puedes responder: “Hombre, si vas a París y no ves la Torre Eiffel, entonces, ¡apaga y vámonos!”
¿Entendéis la idea?
Otro ejemplo.
Si el día antes de tu boda, tus padres te preguntan si estás realmente enamorada de tu novio, si lo quieres de verdad, tú les podrías decir, “Hombre, mamá, papá, ¡Qué preguntas me hacéis! Es que si uno se casa con una persona sin estar enamorado, entonces, apaga y vámonos!”
¿Entendéis cómo se usa esta expresión? Se usa para decir que en algunas situaciones no valdría la pena, no tendría sentido, hacer algo.
Sería absurdo o no valdría la pena ir a París y no ver la Torre Eiffel. Sería estúpido casarse con alguien sin estar enamorado.
En fin, que, lo que estaba diciendo antes es que el primero que se lo tiene que pasar bien haciendo este podcast soy yo porque si a mí no me gusta este podcast, si yo no me lo paso bien haciéndolo, entonces… Entonces, apaga y vámonos, ¿no? ¿Qué sentido tendría hacer algo que no me gusta, que no me lo paso bien o que no me aporta nada?
Bueno, total, que ya, como siempre, me estoy enrollando como una persiana, he perdido completamente el hilo, tío… Ya no sé de qué estaba hablando…
¡Ah, si!
Que… Bienvenidos a los que acabáis de llegar a este podcast. Bienvenidos a Español Con Juan. Si queréis aprender español de una forma natural, sin tener que estar pensando todo el tiempo en la gramática, en el imperfecto de subjuntivo, en qué preposición hay que usar, en los pronombres de objeto directo y todo eso… pues, bueno, estáis en el lugar adecuado.
Yo aquí lo que hago es hablar en español y usar expresiones o estructuras gramaticales que me parece que son clave para los estudiantes de español, pero en el contexto de una historia, de un chiste, de una anécdota… ¿Para qué? Pues para que (subjuntivo) aprendáis español de una forma más natural.
Si os gusta la idea, bienvenidos y bienvenidas a Español Con Juan.
Si os parece que todo esto es un rollo, que no hablo de nada y que estoy un poco loco, pues, no hay problema, tío, tú mismo o tú misma. Hay cientos de podcasts para aprender español y estoy seguro de que podéis encontrar algún otro podcast que os parezca mucho más interesante que este.
En fin, que, bienvenidos al año nuevo, bienvenidos y bienvenidas al año 2023… Espero que (subjuntivo) hayáis descansado unos días y deseo que (subjuntivo) este año sea mucho mejor que el año anterior.
La verdad es que, no sé si será por la edad, pero a mí todo esto de desear feliz año nuevo, de hacer planes para el nuevo año, de pensar que el nuevo año será diferente, que todo cambiará para mejor… En fin, a mí ya todo eso me parece un poco… No sé cómo decirlo.
Me parece todo bastante infantil, la verdad. Bastante cursi.
Antes, recuerdo que yo tenía mucha ilusión cada vez que llegaba el año nuevo, hacía un montón de buenos propósitos y pensaba “¡Sí, sí, este año va a ser diferente, este año todo va a cambiar, este año será el principio de mi nueva vida…!”
Y tenía un montón de buenos propósitos… Casi siempre los mismos: dejar de fumar, perder peso, leer más, ir al gimnasio… Al final, ninguno de los planes que había previsto se hacía realidad.
La realidad, la vida, se empeñaba siempre en destrozar todos los planes y todos los nuevos propósitos que yo me planteaba.
Pensad, por ejemplo, en los últimos años.
Al principio del año 2020 yo tenía muchas ilusiones. Quería hacer un montón de cosas.
Aquellas fiestas de Año Nuevo las pasé en San Francisco, recuerdo. Cuando volví a Londres tenía muchas ganas de viajar, quería ir más a menudo a España, por ejemplo, y hacer vídeos paseando por las calles de algunas ciudades españolas, en contexto… Me parecía una idea brillante.
¿Qué pasó? Pues, como ya os estaréis imaginando, llegó la pandemia del Covid-19 y nos tuvimos que quedar encerrados en casa casi todo el año. Viajar se convirtió en un rollo, había que hacerse un montón de tests y de pruebas…
Bueno, qué os voy a contar que vosotros no sepáis.
Lo que quiero decir es que, en fin, tuvimos que adaptarnos a la nueva vida, cambiar todos nuestros hábitos y todo los planes que habíamos hecho se fueron al garete.
Recuerdo por ejemplo, que mucha gente engordó mucho aquellos meses de confinamiento porque, claro, no se podía salir a la calle, no se podía pasear, no se podía ir al gimnasio… Solo se podía salir a pasear el perro…
Y, en fin, ¿quién podría haber previsto todo aquello? ¿De qué sirvieron todos los planes y todos los proyectos y todos los buenos propósitos que habíamos hecho al principio del año? ¡De nada!
La realidad se acabó imponiendo sobre todos nuestros sueños.
Y el año pasado… Bueno, el año pasado fue aún peor. ¿Quién podría haberse imaginado la noche del 31 de diciembre del año 2021 que en el 2022 estallaría una guerra en Europa?
En fin, lo que quiero decir, es que ya estoy un poco harto de todos estos buenos deseos, de todos los proyectos y de todos los planes que hacemos y que nunca se cumplen porque la realidad, la dura y contumaz realidad, es mucho más fuerte y se acaba siempre imponiendo.
Quizás penséis que soy un poco cínico, pero… yo creo que soy simplemente realista y, como suele decirse, que estoy de vuelta de todo.
Se dice que uno “está de vuelta de todo” cuando ya ha hecho algo que mucha gente desea hacer. Imaginad que una persona tiene un sueño, no sé, por ejemplo, llegar a ser una estrella del rock, a ser un músico famoso. Y un día, esa persona, cumple ese sueño. Se convierte en una estrella del rock, la gente lo para por la calle y le pide autógrafos, gana un montón de dinero, sale en las portadas de todas las revistas…
Y poco a poco esta persona se da cuenta de que, bueno, de que en realidad aquello que él quería hacer no es tan bonito ni tan maravilloso ni tan especial como él pensaba. Que tenía quizás unas expectativas irreales, demasiado altas.
No sé, resulta que es tan famoso que no puede salir a la calle sin que una nube de periodistas lo persiga; que tiene mucho dinero, pero no lo puede disfrutar; que no tiene vida privada, que no tiene amigos porque la gente que lo rodea está con él solo por su dinero…
Total, que se da cuenta de que sí, es bonito triunfar en el mundo de la música, pero la realidad es más complicada de lo que parece a primera vista. Su vida no tiene tanto glamur como piensa la gente.
Y entonces, cuando esa persona ve a otros chicos jóvenes que quizás sueñan con llegar donde él ha llegado, entonces dice, “Bah, pues, mira, la verdad es que quizás no vale la pena hacer todo ese esfuerzo, llegar donde yo he llegado, en el fondo, en fin, no tiene mucha importancia ni es tan especial. Hay cosas muy sucias, casas muy feas, mucho trabajo, mucho sudor… Eso no se ve desde fuera. Eso solo lo sabes una vez que estás dentro”.
Es decir, ese músico famoso, esa estrella del rock, está de vuelta de todo. Ya ha llegado a su destino final y ahora está retornado, está haciendo el viaje de vuelta.
Entonces podemos decir que ese cantante, ese cantante con éxito, ya está de vuelta de todo.
¿Entendéis cómo se usa esta expresión?
Pues, bueno, yo también estoy un poco de vuelta de todo en cuanto a esto de los deseos de felicidad y prosperidad para el nuevo año. La verdad es que la mayoría de nuestros deseos probablemente no se cumplan, que pasarán cosas totalmente inesperadas, qué habrá cosas buenas, que habrá alegría, sin duda, pero que también ocurrirán cosas malas, cosas terribles, que ahora quizás no nos podemos imaginar.
Pero, oye, ¿quién quiere pensar ahora en todo eso? Lo mejor es seguir mirando al año nuevo que acaba de empezar con ilusión, con optimismo, con los ojos del niño que todos llevamos dentro, con la ilusión de que este año, sí, este año será diferente.
En el fondo, todos nosotros sabemos que este año será el mismo año de mierda de siempre, pero por unos días nos gusta engañarnos a nosotros mismos y pensar que no, que esta vez no, que esta vez vamos a adelgazar de una vez, que vamos a dejar de fumar, que vamos leer, esta vez de verdad, esa montaña de libros que lleva años en nuestra mesita de noche, que vamos a ir al gimnasio cuatro veces a la semana, que vamos a comer más sano y que en el mundo, finalmente, reinará la paz y todos los hombres (y las mujeres) se amarán y se respetarán unos a otros.