Una guerra invisible contra las niñas (1)
Elías González: Este episodio toca temas de abuso sexual que pueden ser detonantes o no aptos para todos los oyentes. Por favor, considera este mensaje y escucha a discreción propia. Gracias.
_
Silvia: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Audio de archivo, noticiero: Indignación en Colombia por el caso de una niña indígena violada presuntamente por militares.
Audio de archivo, noticiero: Los siete soldados de entre 18 y 22 años eran miembros del batallón de San Mateo del Ejército Nacional Colombiano.
Eliezer: A finales de junio, las autoridades indígenas de la comunidad embera chamí denunciaron que una niña de 12 años había sido abusada sexualmente por un grupo de soldados.
Silvia: El caso ha destapado una ola de denuncias de abusos sexuales a menores por parte de la fuerza pública en Colombia.
Hoy, un nuevo escándalo del Ejército colombiano revela la vulnerabilidad histórica de las mujeres indígenas en una sociedad atravesada por el racismo y la violencia.
Es 10 de julio, 2020.
La denuncia de la violación de la niña embera se transformó de pronto en un escándalo en todo el país.
Entonces, para entender mejor este momento en Colombia hablamos con Beatriz Valdés Correa, periodista del diario El Espectador.
Beatriz: Me dedico desde hace unos tres años ya a cubrir el sistema de justicia transicional, especialmente Comisión de la Verdad, y sobre todo también temas relacionados con género, mujeres y población LGBT, especialmente violencia sexual.
Silvia: Beatriz me explicó que hay varios factores que explican por qué este caso de violación ha causado tanta indignación.
Beatriz: Uno, que era una niña. Dos, eran un grupo muy grande de hombres, siete hombres.
Silvia: Seis de ellos han sido señalados como autores y uno como cómplice.
Beatriz: También tiene que ver con que, bueno, es una niña indígena, que es una de las poblaciones más vulnerables de Colombia. Todos los pueblos de Colombia están amenazados por exterminio físico y cultural, algunos de riesgo inminente.
Silvia: Y hay otro factor importante: la semana anterior, el Congreso colombiano había aprobado la cadena perpetua contra asesinos y violadores de niños.
Beatriz: Entonces, digamos que había una atmósfera, de mucha indignación nacional.
Hubo un plantón de mujeres embera en la Fiscalía. Hubo varias acciones a pesar de que estábamos en medio del confinamiento por la pandemia del COVID 19, pues sí sigue habiendo como manifestaciones. La Organización Nacional Indígena de Colombia se manifestó. El presidente se manifestó.
Audio de archivo, Iván Duque: Y frente a este caso que me duele y me conmueve le he pedido al ministro de defensa que contribuya con todo lo que se requiera a la Fiscalía General de la nación para establecer responsabilidades.
Silvia: El ejército también se pronunció. El 29 de junio sacaron un comunicado, donde decían que en cuanto supieron del hecho, iniciaron una indagación disciplinaria.
Beatriz: E inmediatamente eso digamos que prendió las alertas en todo el país porque era la misma institución reconociéndolo, cosa que no ha pasado en casos anteriores de denuncias anteriores, sino que se han quedado, digamos, por debajo de cuerda en la justicia ordinaria, en la Fiscalía eh, y en las investigaciones disciplinarias dentro de la justicia penal militar.
Silvia: Ahora, una pregunta que quizás en Colombia es obvia, pero para los que no estamos en Colombia creo que vale la pena explicar… ¿Qué hace el Ejército en estas zonas indígenas, en primer lugar?
Beatriz: Bueno, el conflicto armado colombiano ha llegado a todos los rincones de Colombia y sobre todo a las zonas donde hay población étnica. La población étnica, eh, afro e indígena, es una de las más afectadas por la violencia.
Silvia: Por la presencia de varios grupos armados, como las FARC y otras guerrillas. También por paramilitares y autodefensas… Y esta situación tan compleja tiene años. En realidad, décadas.
Beatriz: Y entró como una pugna territorial. Las autodefensas se desplazaron a los lugares donde hacía presencia las FARC y otras guerrillas o grupos insurgentes. Hubo muchísimas víctimas, hubo muchos combates, hubo muchas masacres, muchas tomas en poblaciones y el Ejército siempre hacía una presencia en estos lugares.
Silvia: Esta presencia militar se puede interpretar, en parte, como uno de los legados del ex-presidente Álvaro Uribe… de una política que se llama seguridad democrática, que implicó un aumento importante de fuerzas militares para combatir a la guerrilla y el narcotráfico.
Uribe: La culebra sigue viva. Le hemos quitado oxígeno y la hemos desalojado de muchos sitios de la patria, pero sigue haciendo daño en muchos lugares de la geografía. Necesitamos derrotar la culebra..
Beatriz: Entonces el Ejército, muchas, muchas fuerzas del Ejército e incluso fuerzas especiales, soldados comunes solamente, se desplazaron a esas poblaciones, especialmente a las poblaciones con mayor población étnica.
Audio de archivo: Unas 60 mil almas indígenas protestaron en contra de la seguridad democrática, y es el pensamiento de todo el movimiento indígena colombiano.
Beatriz: Y así ha sido hasta hoy. En esas poblaciones, en casi que todas las poblaciones que han sufrido conflicto armado, hay presencia militar.
Silvia: En medio de la indignación por la violación de la niña embera chamí, empezaron a salir otras denuncias:
Beatriz: Ariel Ávila, que es un investigador, publica en la revista Semana una denuncia de septiembre del año pasado contra una niña indígena. Este señor tiene todos los papeles que prueban que esto sigue cursando una investigación y que además no ha sido efectiva, que ha pasado casi un año y no, no ha sucedido nada. Y claro, es mucho más fuerte porque lo que se denuncia es que los soldados se la llevaron a un batallón y la retuvieron. O sea, también pudo haber sido un caso de secuestro, aunque eso todavía no se ha, no se ha imputado ese cargo.
Silvia: La niña tiene 15 años y es del pueblo indígena nukak.
Beatriz: Que es un pueblo supremamente afectado por el conflicto armado. Un pueblo que fue sacado de su territorio por la presencia de actores armados y de minas antipersonales, y que apenas en… a finales de los años 80 salieron al primer contacto con la civilización, digamos, occidental, con una sociedad mayoritaria, no indígena. Entonces, están en una situación de vulnerabilidad muy grande. Esto entonces esto se junta, ¿no? y dicen: no las mujeres indígenas, no, no fue solo esa niña del pueblo embera, también son las niñas nukak.
Silvia: Pero no solo ellas…
Beatriz: También nosotros en El Espectador sacamos un artículo que también son las mujeres arhuacas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Entonces eran los pueblos indígenas a merced de los grupos armados y en este caso, que es mucho más grave, de los grupos legales.
Silvia: Es decir, actos violentos así de la guerrilla o de los paramilitares son terribles. Pero del ejército colombiano, que supuestamente está ahí para proteger a la población, es mucho peor.
Lo que pasó con las mujeres arhuacas es algo a lo que se enfrentan muchas mujeres indígenas a la hora de denunciar violencia sexual.
Beatriz: En su momento lo intentaron llevar a la justicia ordinaria, pero se encontraban con múltiples problemas, entre esas, por ejemplo, que los funcionarios no hablan su idioma. Y, por supuesto, en todas las instituciones hay una revictimización muy fuerte y más, pues por ejemplo, si no entienden tu idioma. Entonces en muchos de los casos lo que hicieron fue desistir. Lo que denunciaban era que no había ninguna ruta institucional que les permitiera a las mujeres indígenas denunciar lo que les había sucedido.
Silvia: Y en muchos casos, según Beatriz, los soldados son sacados del territorio, y no pasa nada.
La semana pasada, a raíz de estas revelaciones, el comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro, dio una rueda de prensa…
Audio de archivo, general Eduardo Zapatiero: Que al momento hemos realizado una verificación detallada desde el año 2016, identificando 118 integrantes de la Fuerza relacionados en casos de presuntos actos sexuales abusivos y violentos contra menores de edad.
Beatriz: Este caso no necesariamente contra menores de edad indígenas, sino en general contra menores de edad, no sabemos si son indígenas, si son campesinos, si son mestizos, no sabemos. Entonces es una cuestión muy, muy grave y eso lo que nos dice el subregistro tiene que ser mucho mayor, o sea que el registro real tiene que ser mucho mayor, porque muchos de los casos, como por ejemplo los de las mujeres arhuacas, simplemente quedaron en una denuncia que no se pudo hacer y que se llevó al interior de la justicia indígena, pero no en la justicia militar. Entonces no sabemos cuál es el número real de uniformados que han cometido casos de violencia sexual contra menores.
Silvia: De esos 118 militares que reportó el Ejército, 45 han sido retirados y más de 70 siguen activos. Pero los casos son muchos más. Este lunes, la Fiscalía dijo que ha detectado 506 casos de presunta violencia sexual por parte de integrantes de la Fuerza Pública.
Silvia: ¿Cuál es la percepción de la gente hacia los militares? y ¿ha cambiado con esto?
Beatriz: Sí. El Ejército es de las instituciones de Colombia con mayor popularidad, quizás la que tenía mayor popularidad. El Ejército y el Estado se han encargado de hacer una campaña de popularidad a favor del Ejército. En televisión los colombianos lo que veíamos era unos comerciales, unas propagandas en la que los soldados estaban uniformados, fuertes, sonrientes…
Audio de archivo, propaganda: Ayer me contaron que su esposa se siente mejor…
Beatriz: Y saludaban a la gente que ya podía viajar en carretera.
Audio de archivo, propaganda: Me acordé de ella porque siempre que pasábamos por acá ella nos daba un vaso con limonada. Ella siempre tan amable.
Beatriz: Porque no tenían miedo de que las FARC los secuestraran.
Audio de archivo, propaganda: Sabe, aunque yo no lo conozco, daría la vida por usted.
Beatriz: Entonces, eh, la percepción del Estado fue lo que decían esos comerciales: los héroes en Colombia sí existen. Esa fue percepción que nos dejaron a toda la población. Sin embargo, ha habido muchos cuestionamientos. Y se han destapado muchas, muchas ollas podridas, como le llamamos aquí, desde finales del último mandato de Álvaro Uribe, con los falsos positivos.
Silvia: A fines de la década del 2000, se reveló que el ejército colombiano había matado a personas inocentes que hizo pasar por guerrilleros. El propósito era inflar resultados y a cambio se daban permisos y ascensos. No hay una cifra exacta de las víctimas. Los números van desde unas 2,250 identificadas por la fiscalía hasta más de 4 mil, según la Corte Penal Internacional. Y los grupos de defensa de los derechos humanos advierten que la cifra podría superar los 10 mil, porque hay muchos cuerpos no identificados cuyos casos faltan ser investigados.
Beatriz: Luego con cuestiones de corrupción, de seguimientos ilegales.
Silvia: Antes de estas denuncias recientes de violación, en mayo la revista Semana destapó una red de espionaje del Ejército contra periodistas, abogados de derechos humanos y políticos.
Beatriz: Ya muchos uniformados han sido condenados. Otros están siendo investigados, eh, incluso militares de alto rango. Y con este escándalo que, como te digo, involucra a la fuerza pública pero además involucra una cosa tan sensible en Colombia que es el tema de la niñez, de la infancia, la popularidad del Ejército, según una encuesta cayó a la mitad. Estaban en un 85 % y bajó a un 48% con este último escándalo.
Beatriz: Es mucho más difícil que tú intentes excusar un crimen de violencia sexual, como sí se intentaron excusar, por ejemplo, las ejecuciones extrajudiciales, diciendo que a lo mejor eran guerrilleros diciendo… justificando. La violencia sexual no tienes como justificarla y menos cuando es una menor de edad. No podemos decir que todos los militares son violadores, no podemos decir que todos los militares son malos. Pero sin duda esto es un crimen inexcusable.