Capítulo 5. La persecución
Acto III (cuadro primero)
Bosque. Es de noche. Grandes troncos húmedos. Ambiente oscuro. Salen tres leñadores.
LEÑADOR 1 ¿Y los han encontrado?
LEÑADOR 2 No. Pero los buscan por todas partes.
LEÑADOR 3 Seguro que dan con ellos.
LEÑADOR 2 ¡Chisss!
LEÑADOR 3 ¿Qué?
LEÑADOR 2 Parece que se acercan por todos los caminos a la vez.
LEÑADOR 1 Con la luz de la luna los van a ver.
LEÑADOR 2 No sé por qué no los dejan.
LEÑADOR 1 El mundo es grande. Todos pueden vivir en él.
LEÑADOR 3 Pero los van a matar.
LEÑADOR 1 Se estaban engañando uno a otro y al final la sangre pudo más.
LEÑADOR 2 El cuerpo de ella era para él y el de él para ella.
LEÑADOR 3 Los buscan y los van a matar.
LEÑADOR 2 Hay muchas nubes y la luna probablemente no va a salir.
LEÑADOR 3 El novio los va a encontrar con luna o sin luna. Yo lo vi salir. Como una estrella furiosa. La cara color ceniza. Expresaba el sino de su casta.
LEÑADOR 1 Su casta de muertos en mitad de la calle.
LEÑADOR 3 ¿Crees que ellos van a lograr romper el cerco?
LEÑADOR 2 Es difícil. Hay cuchillos y escopetas a diez leguas a la redonda.
LEÑADOR 3 Él lleva un buen caballo.
LEÑADOR 2 Pero lleva a una mujer.
LEÑADOR 1 Ya estamos cerca.
LEÑADOR 3 Ahora sale la luna. Vamos a darnos prisa.
Salen. Surge una claridad y aparece la Luna, que es un leñador joven, con la cara blanca. La escena adquiere un vivo resplandor azul.
LUNA ¡No haya sombra ni emboscada, que no puedan escaparse! ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme! ¡Un corazón para mí! ¡Caliente!, que se derrame por los montes de mi pecho; dejadme entrar, ¡ay, dejadme!
Desaparece entre los troncos y vuelve la escena a su luz oscura. Sale una
anciana descalza totalmente cubierta por paños verde oscuro. Apenas si se
le ve el rostro.
MENDIGA Esa luna se va, y ellos se acercan. De aquí no pasan. El rumor del río va a apagar con el rumor de troncos el desgarrado vuelo de los gritos.
Aquí ha de ser, y pronto. Estoy cansada. ¡Esa luna, esa luna! Impaciente. ¡Esa luna, esa luna!
Aparece la luna. Vuelve la luz intensa.
LUNA Ya se acercan. Unos por la cañada y otros por el río. Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas?
MENDIGA Ilumina el chaleco y aparta los botones, que después las navajas ya saben el camino.
LUNA ¡Allí vienen!
Se va. Queda la escena a oscuras.
MENDIGA ¡Deprisa! Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pueden escaparse!
Entran el novio y el mozo 1. La mendiga se sienta y se tapa con el manto.
NOVIO Por aquí.
MOZO 1 No los vas a encontrar.
NOVIO Enérgico. Calla. ¡Claro que los voy a encontrar! Estoy seguro de encontrármelos aquí. ¿Ves este brazo? Pues no es mi brazo. Es el brazo de mi hermano y el de mi padre y el de toda mi familia que está muerta.
MOZO 1 Esto es una caza.
NOVIO Una caza. La más grande que se puede hacer.
Se va el mozo. El novio tropieza con la mendiga, la Muerte.
MENDIGA ¡Ay!
NOVIO ¿Qué quieres?
MENDIGA Siempre quejándose como una mendiga. Tengo frío.
NOVIO ¿De dónde vienes?
MENDIGA De allí… de muy lejos.
NOVIO ¿Viste a un hombre y una mujer que corrían montados en un caballo? ¿Han pasado por aquí?
MENDIGA Enérgica. No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No los oyes?
NOVIO No.
MENDIGA Dramática. ¡Por allí!
Salen rápidos. Aparecen Leonardo y la novia.
NOVIA Desde aquí yo me voy a ir sola. ¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas!
LEONARDO Ya dimos el paso. ¡Calla! porque nos persiguen cerca y te he de llevar conmigo.
NOVIA ¡Pero ha de ser a la fuerza!
LEONARDO ¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras?
NOVIA Yo las bajé.
LEONARDO ¿Quién le puso al caballo bridas nuevas?
NOVIA Yo misma. Verdad. ¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta! Que si matarte pudiera…
LEONARDO ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas.
NOVIA ¡Ay, qué sinrazón! No quiero contigo cama ni cena, y no hay minuto del día que estar contigo no quiera, y te sigo por el aire como una brizna de hierba. He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia en la mitad de la boda y con la corona puesta. Para ti va a ser el castigo y no quiero que lo sea.
LEONARDO Vamos al rincón oscuro, donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente, ni el veneno que nos echa. La abraza fuertemente.
NOVIA Y yo voy a dormir a tus pies para guardar lo que sueñas. Desnuda, mirando al campo, en el suelo como una perra., Dramática. ¡Porque eso soy! Que te miro y tu hermosura me quema.
LEONARDO Se abrasa lumbre con lumbre. ¡Vamos! La arrastra.
NOVIA ¿Adónde me llevas?
LEONARDO También yo quiero dejarte si pienso como se piensa. Pero voy donde tú vas. Tú también. Da un paso. Prueba. Clavos de luna nos funden mi cintura y tus caderas.
Toda esta escena es violenta, llena de gran sensualidad.
NOVIA ¿Oyes?
LEONARDO Viene gente.
NOVIA ¡Huye! Es justo que yo aquí muera con los pies dentro del agua, y espinas en la cabeza. Y que me lloren las hojas, mujer perdida y doncella.
LEONARDO Cállate. Ya suben. ¡Vamos, digo! Tú delante.
NOVIA Vacila. ¡Los dos juntos!
LEONARDO Abrazándola. ¡Como quieras! Si nos separan, va a ser porque esté muerto.
NOVIA Y yo muerta. Salen abrazados.
Aparece la luna muy despacio. La escena adquiere una fuerte luz azul. Aparece la mendiga y queda de espaldas. Abre el manto y queda en el centro, como un gran pájaro de alas inmensas. La luna se detiene.