¿Por qué el ajedrez es tan fascinante? - CuriosaMente 61
Estudio Haini presenta ¿Por qué el ajedrez es tan fascinante?
La gente, ansiosa, observa el choque entre los colosales rivales. La reina
blanca amenaza al rey negro ¡es un jaque! pero un peón negro logra evitar la captura.
De inmediato un caballo blanco impide el movimiento del rey ¡parece que es el fin! Pero ese movimiento
ha dejado el paso libre al alfil negro que se mueve al centro del tablero y ¡no puede
ser! ¡Jaque mate! ¡Victoria para las negras!
¡Es la fiebre del ajedrez! En esta película soviética de 1925 se ve
cómo, en un país seducido por el ajedrez, un joven enamorado está a punto de perder
a su chica por culpa del apasionante deporte-ciencia. ¿Qué lo hace tan fascinante?
El ajedrez es un juego con presencia en muchas culturas ¡y muy antiguo! Al parecer se originó
en India, allá por el año 500 y tantos. Su antecesor se llamaba Chaturanga, y era
la simulación de una batalla entre dos ejércitos, que incluían elefantes en vez de alfiles.
De él surgió el juego chino Xiangqi y el japonés Shogi. Y también pasó a Persia,
donde fue adoptado por la nobleza como parte de la educación de los jóvenes príncipes.
En Persia, “rey” se dice “sha”, y “el rey está muerto” se dice “sha mat”,
expresión de victoria que hemos heredado como “jaque mate”. Chaturanga se convirtió
en “shatranj”, luego “shaterej” y cuando llegó a España, “axedrez” y ahora
“ajedrez”. En 1770 Wolfgang von Kempelen construyó un
autómata, llamado “el turco” capaz de ganarle partidas a los más duchos… aunque
en realidad la máquina ocultaba a un experto jugador que manipulaba al maniquí. Fue hasta
1997 que una máquina fue capaz de derrotar a un campeón humano en el famoso duelo Deep
Blue versus Kasparov, en el que se llamó «el más espectacular duelo de ajedrez de
la Historia». Además del soviético Kasparov, famoso por
ser el más joven campeón de ajedrez a sus 22 años, este juego tiene otros héroes,
como Bobby Fisher, norteamericano, quien, después de ganar el campeonato, fue perseguido
por jugar una partida con el ex-campeón en Yugoslavia, país bloqueado por Estados Unidos
durante la guerra fría. O el cubano José Raúl Capablanca, apodado “El Mozart del
ajedrez”, quien fue campeón de su país a los 13 años, y que después fue campeón
mundial durante siete años seguidos y que llegó a ganar 102 partidas ¡jugadas al mismo
tiempo!. Y no sólo es la historia del ajedrez la que
cautiva a sus jugadores, sino su complejidad. En el juego de “gato” o “tres en línea”,
sólo hay 138 maneras en que puede terminar un juego y, si lo has jugado, te darás cuenta
que si los dos jugadores ponen atención, los juegos siempre terminan en empate. En
el ajedrez, después de tan sólo la primera jugada, ya hay 400 posiciones posibles. Después
de 4 jugadas, hay 318 mil millones de posiciones posibles. El número de juegos posibles después
de 40 jugadas es mayor que la cantidad de electrones en el universo observable. Eso
asegura que cada juego sea diferente. Además, como no interviene el azar, el éxito depende
sólo de la capacidad del jugador de actuar con más inteligencia que su oponente.
No conformes con eso, los aficionados han inventado variantes: unas donde se colocan
las piezas al azar, otras donde un jugador tiene pocas piezas y el otro muchos peones,
como el “ajedrez horda”; otras con más casillas o con casillas hexagonales; un ajedrez
tridimensional... ¡incluso un ajedrez donde una de las piezas tiene en secreto una bomba!
¡Hay más de 2000 variantes! Hay algunos estudios que parecen indicar que
el ajedrez mejora la inteligencia y la memoria, e incluso que puede ayudar a parar el mal
de Alzheimer. Lo importante es que por un costo muy bajo puedes sumergirte en una divertida
afición que es fácil de aprender… y muy difícil de dominar.
Y si tu pareja te reclama ¡Pues enséñale a jugar! ¡Curiosamente!
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