¿Quién inventó el Día de Muertos? - CuriosaMente 146
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Al pasar por un panteón me dijo una calavera:
‘Estás pensando un montón, te va a reventar la sesera'
Yo le contesté en un verso: ¿Cómo no crecer mi mente,
y conocer el universo si miro CuriosaMente?
‘¡Ay, ya cálmate, pesado!' me dijo la calaca fuerte.
Me tocó con dedo helado ¡Y que me lleva la muerte!
En los últimos años la fiesta mexicana del Día de Muertos ha alcanzado mucha popularidad internacional,
sobre todo gracias a varias películas animadas. De hecho, en 2008 fue
declarada por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ¡Inmateriaaal! Ejem...
¿Es una fiesta prehispánica o se trata de una celebración cristiana?
¿Quién inventó el Día de Muertos?
Es cierto que los orígenes del culto a los muertos en la región que hoy llamamos “México”
son anteriores a la llegada de los españoles…
PERO… el “Día de Muertos” como tal no existía en la cultura mexica.
Lo que sí había eran varias fechas en las que se recordaban a los difuntos:
una en abril, otra en julio y otra más en octubre.
En el México prehispánico, cuando alguien moría,
se creía que su espíritu empezaba un viaje de 4 años hasta llegar al Mictlán:
el lugar del descanso final.
Entonces, en el aniversario de su muerte, cada año se elaboraba un altar
con ofrendas que le ayudarían en su travesía, incluyendo objetos que le
pertenecían o comida y bebida que le gustaban al muertito. (Un pozolito para mí por favor)
Una práctica era enterrar junto a él un perro Xoloitzcuintle
que le serviría de guía y le ayudaría a cruzar el río hacia el lugar de reposo.
Según la leyenda, quien tratara mal a un perro en vida, nunca podría descansar en paz.
Lo que no había era una fecha que coincidiera
con el 2 de noviembre, que es cuando se celebra actualmente el Día de Muertos.
Pero en España sí se conmemoraba el primero de noviembre el Día de Todos los Santos y
el 2, la fiesta de los Fieles Difuntos. En Castilla y Aragón era costumbre bendecir
comida y dejarla para que la comieran los santos, además de rezar para que las almas
de los muertos salieran pronto del purgatorio. ¿Y por qué en estas fechas?
Sucede que los celtas, mucho antes que los cristianos, celebraban el año nuevo alrededor del 31 de octubre:
el día de la cosecha. Ese día se llamaba Samhain.
En esa fecha empezaba la “temporada oscura” del año y según su tradición,
el muro que separaba el mundo de los vivos y los muertos se desvanecía.
Era costumbre poner ofrendas de lo recién cosechado para ellos,
además de disfrazarse y hacer grandes fogatas.
Cuando el cristianismo se extiende por Europa ya había una celebración de Todos Los Santos,
que se celebraba el 13 de mayo.
Pero en el año 741 el papa Gregorio III la movió al primero de octubre,
haciéndola coincidir con el día anterior al Samhain celta, que se conocería como
“víspera de todos los santos”.
En el mundo anglosajón se conoce como “All Hallows' eve” y más tarde como Halloween.
Al parecer esta fecha está relacionada con la festividad romana llamada Feralia,
donde se recordaban a los muertos y se les llevaban ofrendas de pan, sal y coronas de flores.
Cuando los españoles conquistan mesoamérica en el siglo XVI traen
consigo la conmemoración de Todos los Santos y Los fieles difuntos.
A pesar de intentar imponer la nueva religión y las nuevas costumbres, las antiguas se niegan a morir:
las celebraciones prehispánicas se mezclan con las españolas.
A este proceso se le llama “sincretismo”, que es cuando se fusionan dos creencias distintas.
Para el Siglo XVIII ya se había establecido la costumbre del Día De Muertos.
Y en el XIX, exactamente el 1 de noviembre de 1821,
el ayuntamiento de la Ciudad de México lo convierte en una fiesta.
La gente, después de visitar los templos para orar, se reúne en el zócalo frente a catedral
a disfrutar de la Verbena de Todos los Santos, que se alargaba hasta el día 2.
Había puestos de comida y espectáculos. También se conocía como el “Paseo de Muertos”.
Originalmente se acostumbraba enterrar a los muertos en las iglesias, pero en 1833,
debido a una epidemia de cólera que asolaba a Europa,
se ordenó llevar a los muertos a panteones fuera de la ciudad, incluso en México.
Así, las flores que la gente llevaba a las iglesias acababan ahora sobre las tumbas donde se hacían los
famosos altares. Y, como la caminata era larga, pues también llevaban comida y bebida.
A principios del siglo XX se hacen populares las calaveritas literarias, como el verso con el que
empezamos este video. En ellas, es costumbre hacer burlas amables a gente famosa o no tan famosa.
Como ves, la fiesta tiene tanto elementos católicos como de la religión autóctona
¿De dónde salió la idea de que era una celebración indígena?
Sucede que en los años 1930, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (autor de la nacionalización del petróleo),
un grupo de intelectuales promovieron la idea de que la celebración
era más indígena que colonial, más azteca que católica.
Eran tiempos de bonanza económica y de promover el nacionalismo: ¡la idea prendió!
En la actualidad, a pesar de tener raíces no sólo indígenas, sino católicas, celtas y
hasta romanas, la fiesta del día de muertos es una celebración que identifica a México en todo el mundo
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