¿Cómo CHINA puede CHANTAJEAR a OCCIDENTE? (Y ganar puntos en la GUERRA TECNOLÓGICA) - VisualPolitik
Queridos amigos, amigas, la Humanidad ya pasó por la Edad del Cobre y por la Edad del Hierro.
Y justo ahora mismo, en este preciso momento, nos encontramos en plena Edad de los Lantánidos...
¿De los que?
Vale, estoy seguro de que la gran mayoría no habréis oído hablar en vuestra vida de
los lantánidos. Sin embargo, es más que probable que por aquí y por allá hayáis
visto alguna que otra noticia sobre las conocidas como “tierras raras”.
Hablamos de 17 elementos químicos que están cobrando una importancia brutal en la economía
mundial por su empleo en multitud de dispositivos. A lo que hay que sumarle un ingrediente explosivo:
hoy por hoy China es el mayor productor mundial de tierras raras. Vale, hasta ahí todo en
orden. El problema o la cuestión es que el gigante asiático se está moviendo para utilizar
las tierras raras como una importante baza negociadora dentro de su estrategia política
internacional.
¿Cómo puede aprovecharse China de su dominio sobre el mercado mundial de las tierras raras?
¿Por qué resultan tan importantes estos elementos minerales? ¿Qué alternativa tienen
los países del bloque occidental ante los movimientos de Beijing? Amigos, hoy en VisualPolitik
vamos a responder a estas preguntas. Pero antes, vamos a ver un poco de Historia.
(EL PETRÓLEO DE CHINA)
Quizás lo más sorprendente de las tierras raras es que se llamen precisamente así.
Porque la verdad es que algunos de estos metales son tan abundantes como el níquel, el cobre,
el zinc o el plomo. Incluso, hasta los más raros son 200 veces más comunes en la naturaleza
que el oro.
Ahora bien, el problema es que los elementos de tierras raras se encuentran en concentraciones
extremadamente bajas. Aunque hablemos de los yacimientos más ricos, estos 17 elementos
tan valiosos apenas se encuentran en concentraciones del 2% como mucho.
(Las tierras raras son vitales para la fabricación de productos altamente sofisticados. Hablamos
de todo tipo de dispositivos electrónicos, como los monitores de pantallas planas y los
smartphones. Su importancia está aumentando aún más con los esfuerzos para reducir el
consumo de combustibles fósiles. Las tierras raras se utilizan en los imanes permanentes
que forman parte, por ejemplo, de las baterías de los coches eléctricos o de las turbinas
de los aerogeneradores.)
Neodimio y samario. Quedaos con estos nombres. Podría ser la nueva pareja de delanteros
brasileños del Palmeiras pero son solo 2 lantánidos más. Eso sí, estos metales son
los más buscados por la industria del armamento. Sus propiedades les hacen idóneos para los
sistemas de guiado de precisión de misiles y bombas inteligentes así como para su empleo
en drones y aeronaves. Por eso a nadie le debe extrañar que nos encontremos con noticias
como esta: (China se propone limitar la exportación
de tierras raras para obstaculizar a la industria de defensa estadounidense. FT)
Cómo sabéis, la estrella del mercado mundial de la aviación militar, es el F-35 del fabricante
estadounidense Lockheed Martin.
Pues bien, cada uno de estos aviones utiliza ni más ni menos que 417 kilos de materiales
de tierras raras. Estamos hablando de que un 3% de cada F-35 son tierras raras. Y muchos
os preguntaréis. Pero a ver, ¿cómo demonios es posible que industrias norteamericanas
tan poderosas como la aeronáutica o la armamentística puedan verse afectadas por decisiones tomadas
por el mismísimo Partido Comunista de China? (Hasta los años 80 del siglo XX, Estados
Unidos era el principal productor mundial de la mayoría de estos 17 elementos químicos.
La mina y la planta de procesamiento de Mountain Pass, en el estado de California, fue durante
décadas el mayor proveedor de tierras raras del mundo, extrayendo hasta 20.000 toneladas
de mineral al día. Y de hecho, uno de los lantánidos obtenidos en Mountain Pass, el
europio, fue el que hizo posible la televisión en color.)
Pero, no, aún así, la explotación de los lantánidos no era una actividad especialmente
atractiva. Como os comentaba antes, estos minerales se encuentran en concentraciones
muy reducidas incluso en los yacimientos. Es decir, es muy difícil y costoso extraerlos
a gran escala.
Sin embargo, amigos, los planes quinquenales chinos apostaron fuerte por la minería de
tierras raras, quizás más por una cuestión geoestratégica que económica. Una decisión
que fue tomada desde las más altas esferas. Y si no mirad lo que dijo el padre de la China
moderna, Deng Xiaoping. ("Hay petróleo en Oriente Medio y China tiene
tierras raras". Deng Xiaoping, líder de China a finales del siglo XX.)
Aún así tenéis que saber que para que China llegara a dominar el mercado internacional
de las tierras raras jugó un papel muy importante su método de extracción. Fijaos.
(Además de su baja concentración, otro de los rasgos más característicos de las tierras
raras es que son muy difíciles de separar de la roca en la que se encuentran. Los productos
químicos utilizados para extraer estos metales del mineral crean escorrentías tóxicas.
Así que, tratar como se debe estos desechos, que algunos llegan a ser radiactivos, aumenta
significativamente el coste económico de estas explotaciones mineras.)
Y claro, tradicionalmente la contaminación no fue algo que preocupara mucho a China.
Lo que facilitó y mucho que este país iniciará su producción a gran escala.
Y a medida que esto sucedió, los precios de estos metales se desplomaron, acabando
con la rentabilidad de las minas de otros países, que tuvieron que cerrar.
Los productores chinos se aprovecharon de una regulación ambiental prácticamente inexistente
y también de los bajos salarios. De esta forma, es como China se hizo con el
control del mercado mundial de las tierras raras. Para finales del siglo XX China había
acabado con la competencia extranjera y acaparaba el 97% de la producción mundial.
Y fue entonces cuando el régimen comunista quiso pasar a la segunda fase del plan. Un
momento, ¿qué de qué plan estamos hablando? Pues… Atentos.
( 17 METALES PARA GOBERNARLOS A TODOS) Amigos, tras hacerse un posición privilegiada,
China pasó a jugar un papel en la minería de las tierras raras similar al que ejerce
la OPEP con el petróleo. Beijing pasó a controlar especie de monopolio y hace una
década ya intentó utilizar las tierras raras para sus fines políticos en una disputa con
Japón. (Japón cuenta con destacada industria electrónica
y automovilística, por ello utiliza una quinta parte de todo el suministro mundial de tierras
raras. Y por eso su economía se tambaleó cuando
China bloqueó las exportaciones de tierras raras al país del sol naciente en 2010 después
de producirse un incidente diplomático por la detención de un barco pesquero chino en
aguas territoriales japonesas que Beijing reclama como propias.
Japón denunció a China ante la Organización Mundial del Comercio y las aguas volvieron
a su cauce cuando Estados Unidos y la Unión Europea apoyaron las quejas niponas. Pero
aún así la advertencia de Pekín quedó muy clara.)
Todo esto, sin embargo, no ha evitado que año tras año China haya reducido progresivamente
sus exportaciones de tierras raras. Y, ojo, no se trata solo de que el régimen comunista
haya querido perjudicar de forma premeditada a las economías de las potencias rivales.
Ha sido sobre todo una cuestión de gestión empresarial. En primer lugar, porque explotar
las tierras raras es caro. Así que reducir la oferta en un mercado en el que la demanda
no deja de aumentar, pues.. ya os podéis imaginar el resultado.
(Suministros reducidos, aumento de precios de las tierras raras)
Pero, un momento, porque lo más importante es que China no es un mero exportador de esta
materia prima. Lo importante, la clave es que se ha convertido en prácticamente el
único país que ha desarrollado la industria que refina estos metales y los convierte en
materiales listos para los fabricantes. China controla cerca del 80% de la capacidad
mundial de refinación de tierras raras. Y de hecho, Estados Unidos tiene que enviar
a China los minerales extraídos que contienen estos elementos. Así que en el gigante asiático
se dieron cuenta del enorme business que tenían entre manos y cambiaron de estrategia.
(Desde 2015 China clausuró un montón de minas sin licencia concedidas para explotar
tierras raras y centró sus esfuerzos en importar estos metales de otros países. Sus compras
de tierras raras en el extranjero se multiplicaron por 10 en apenas 3 años. Para 2018 China
ya se había convertido en el principal importador del mundo de concentrado de tierras raras.
Por ejemplo, Myanmar, Malasia y Vietnam proporcionan un 25% de todas las tierras raras que procesa
la industria china.) Y es que veréis, como las nuevas tecnologías
han supuesto un boom en la demanda de estos metales, el alza en los precios de los lantánidos
ha supuesto que las explotaciones de tierras raras vuelvan a ser económicamente rentables
en otros países. Y cómo China no quería perder su control
del mercado lo que hizo fue moderar su peso como productor. Actualmente su minería aporta
un 60% de la producción mundial de tierras raras.
De esta forma, su industria de refino de tierras raras compra buena parte de esta materia prima
en países extranjeros, evitando así que estos se conviertan en proveedores de Occidente.
Y, amigos, por este tipo de cosas es por lo que China sigue dominando el mercado mundial
de las tierras raras. Aunque por el camino haya pasado toda una guerra comercial con
Estados Unidos. Eso sí, por si las cosas vuelven a ponerse
feas con Washington, Beijing ya ha puesto en marcha su plan B. Más vale prevenir que
curar. (China aumenta la producción de tierras raras
en medio de una creciente guerra tecnológica con Estados Unidos)
De esta forma, el objetivo de Pekín es elevar un 30% su producción nacional de tierras
raras. Algo que encaja también con las nuevas aspiraciones tecnológicas de este gigante,
que por ejemplo, aspira a que para 2035 todos los vehículos que se vendan en el país sean
eléctricos o híbridos. Una guerra tecnológica que Estados Unidos
tiene que enfrentar con un panorama como este: Y no solo eso, podríamos mostraros gráficos
parecidos de Japón o de la Unión Europea. Y todo esto ocurre, insisto al tiempo que
los 17 elementos químicos que forman parte de las tierras raras son cada vez más importantes
para las industrias de los países desarrollados. Así que la pregunta, la gran pregunta que
podemos hacernos es: ¿Hay alguna alternativa que no pase por estar a merced de los deseos
del Partido Comunista de China? Atentos. (LA BATALLA POR LAS TIERRAS RARAS)
Amigos, amigas, no creo que haga falta recordaros que últimamente la relación entre Pekín
y Washington no pasa por su mejor momento. Tan sólo tenemos que echar un vistazo atrás
y recordar la guerra comercial o las medidas que el gobierno norteamericano tomó, sin
ir más lejos, el pasado mes de septiembre del 2020 contra empresas como Huawei o la
“China Semiconductor Manufacturing International Corporation'', el mayor fabricante de chips
de China. Evidentemente estas cosas no le han hecho
ninguna gracia al régimen de Xi Jinping, que por supuesto no se quedó de brazos cruzados.
En diciembre del 2020 China aprobó una nueva ley de control de exportaciones para materiales
estratégicos por la que Pekín puede limitar arbitrariamente la exportación de estos minerales.
Pero esperad un momento, porque eso no es todo. Lo último que está preparando China
ha hecho saltar las alarmas de medio mundo. (China endurece las regulaciones sobre las
tierras raras, controlando toda la cadena de suministro)
Con esta nueva ley, el régimen comunista pretende tener bajo su control todo lo relacionado
con las tierras raras. Desde la extracción hasta su exportación, pasando por todo su
procesamiento industrial para convertir el mineral en metales refinados y estos en productos
listos para la fabricación de otros bienes, sean discos duros o misiles Tomahawk.
Vale, stop, un momento. En principio es complicado pensar que China se plantee cerrar el grifo.
Fundamentalmente porque de hacerlo también perjudicaría a las empresas chinas, que a
menudo son las que fabrican los motores y las baterías para las empresas estadounidenses
que utilizan imanes de tierras raras. Pero, claro, llegado el momento, si las cosas
se tuercen, la pregunta que se hacen en muchos departamentos de exteriores y servicios de
inteligencia occidentales es, ¿qué demonios podría hacerse si a pesar de todo los chinos
deciden pulsar el botón rojo? Y, amigos, llegados a este punto, todas las
miradas se vuelven hacia Japón,. que lleva una década buscándose la vida para no tener
que depender del Partido Comunista chino. Así que la pregunta es, ¿Qué hizo Japón
tras aquel incidente diplomático del 2010? Pues básicamente actuar sobre 3 vías. La
primera la eficiencia. (El principal objetivo de los fabricantes
japoneses ha sido reducir la cantidad de tierras raras necesarias para conseguir el mismo producto.
Es decir, los motores más pequeños necesitan una cantidad menor de neodimio. Así que,
aunque actualmente Japón fabrica más vehículos eléctricos e híbridos que hace una década,
la demanda de este metal, incluidas las aleaciones, ha caído aproximadamente un 30% desde los
niveles de 2008.) La segunda vía fue buscar otros países proveedores.
Vietnam, por ejemplo, tiene unas reservas notables de tierras raras pero carecía de
las inversiones necesarias para explotarlas. Así que ahí es dónde aparecieron en escena
las grandes corporaciones tecnológicas japonesas cargadas de billetes. También el gobierno,
que incluso ha financiado a empresas extranjeras. Es el caso por ejemplo de Lynas, una empresa
minera australiana con una refinería de tierras raras en Malasia.
De este modo Japón ha conseguido reducir su dependencia prácticamente total de las
importaciones chinas hasta un 58%. Y por último, ha puesto en marcha un instrumento
tan básico como efectivo. En Tokio se preguntaban: si ya lo hacemos con el arroz o la gasolina,
¿por qué no hacerlo con las tierras raras? Y como solemos decir en VisualPolitik, dicho…
y hecho. (Japón almacenará metales raros como parte
del esfuerzo para reducir la dependencia de China.)
Y, amigos, este es el libro de instrucciones que Japón le ha pasado a Washington y al
resto del mundo sobre cómo lidiar con China para evitar que Pekín pueda castigar a la
industria tecnológica occidental. De momento, Estados Unidos ha vuelto a operar
la gran mina de Mountain Pass, que cerró en 2002 por los requisitos ambientales cada
vez más estrictos de California y por no poder competir con las explotaciones chinas.
Además, los demócratas y los republicanos se han puesto de acuerdo en que deben impulsar
una industria propia de refinación de tierras raras para que todo el proceso al que se someten
estos metales se haga en suelo estadounidense.
En este sentido, ya se ha abierto una planta de procesamiento de tierras raras en Colorado.
Pero poner en marcha un proyecto de este tipo necesita su tiempo y hasta 2023 esta planta
no empezará a dar sus frutos. Lo importante es que en Estados Unidos todos son conscientes
de que no se puede seguir dependiendo de China. Y sí, también han tomado buena nota del
libro de instrucciones de Japón. (El Pentágono otorga 30 millones de dólares
a la australiana Lynas para financiar tierras raras.)
Seguro que ahora podéis comprender porque Groenlandia ha copado tantos titulares en
los últimos años. Sí, se estima que por allí hay muchos lantánidos.
En fin, amigos, llegados a este punto, la pregunta es para ti:
¿Cómo creéis que deben actuar los países occidentales para asegurarse la provisión
de tierras raras? ¿Hay que colaborar con China o poner pasta para enfrentarse a su
dominio? Claro que un momento. Si los chinos tienen
tierras raras, los aliados occidentales tienen algo incluso más importante: el control sobre
la industria de los semiconductores. Os recomiendo este vídeo que han hecho nuestros amigos
de Value School sobre esta cuestión.
No os lo perdáis. Un saludo y hasta la próxima.