¿Cómo es el ESTADO DE BIENESTAR en la CHINA socialista de XI JINPING? - VisualPolitik
Queridos amigos, si os preguntara sobre qué pensáis acerca de lo que se conoce como el
estado del bienestar, esto es de los servicios públicos en China, estoy practicamente seguro
de que tendríamos dos opiniones mayoritarias:
Unos seguramente pensaríais que debe de ser un estado del bienestar enorme, super asistencialista,
con un montón de coberturas y de cosas “gratuitas” cubiertas por el estado. Al fin y al cabo
China es en teoría un país socialista.
Pero otros quizás respondieseis que todo lo contrario. Qué seguramente en el gigante
asiático de todas estas cosas prácticamente nada de nada. Qué hablamos de un país que
se centra obsesivamente en reducir los costes laborales y que por muy socialista que sea
a la hora de la verdad el trabajador no tiene más estatus que el de una máquina de producción.
Pues bien, a todos los que penséis una de estas dos cosas, lamento deciros que estáis
ambos equivocados.
(La idea que tenemos actualmente de estado de bienestar, es decir, una serie de coberturas
y seguros sociales pagados total o parcialmente por el Estado, no ha existido en China hasta
los años 90, e inicialmente empezó siendo solo un experimento a nivel local.
De hecho, en el país de los tres reyes la figura del Estado como garante de una protección
social mínima es algo reciente , y no se parece ni a los sistemas europeos ni tampoco
a los del este de Asia. Es más, si tuviéramos que establecer una comparación, quizás uno
de los sistemas más parecidos sería, paradójicamente, el de Estados Unidos.)
Sí, tal cual cómo lo escucháis.
Ahora bien, ¿Cómo es exactamente el estado de bienestar de la República Popular de China?
¿Cómo ha evolucionado a lo largo de las últimas décadas?
Pues para responder a estas preguntas, queridos amigos y amigas, lo primero es empezar, como
no, por el principio.
Así que sí, esta vez también toca decir eso de… ¡Vamos a ver un poco de historia!
(UN SISTEMA EN CONSTANTE EVOLUCIÓN)
El estado de bienestar chino, lo vamos a llamar así para simplificar aunque en realidad tal
y como os decíamos un estado de bienestar tal y como lo conocemos no existió en China
hasta los años 90. Pues bien, el caso es que se podría decir que ha pasado por tres
periodos.
Al primero, que estuvo en vigor entre los años 1949 y 1978, se le conoce cómo el de
la planificación central, y es el que caracterizó las políticas sociales de Mao Zedong. Al
segundo se le suele llamar como el del pro-crecimiento económico y se extiende entre 1978 y 2003.
Y el tercero y actual es conocido cómo el de la armonía social.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de estos rimbombantes nombres?
Pues, veréis, el primero, el de la planificación central, fue un sistema pseudo-asistencialista
inspirado en la Unión Soviética, como parte fundamental en la construcción de una economía
socialista.
De esta forma, como el desempleo se consideraba como un defecto del capitalismo, el régimen
asignaba un empleo a todos los chinos sanos en edad de trabajar, un empleo vitalicio en
empresas y agencias estatales, departamentos gubernamentales, granjas colectivas, etcétera, etcétera.
(Estas unidades de trabajo recibieron el nombre de danwei y se organizaban bajo la fórmula
de empresas estatales o cooperativas. En torno a ellas se organizó una especie de miniestado
de bienestar autosuficiente que se componía de tres elementos principales:
la permanencia vitalicia en el empleo, conocida como cuenco de arroz de hierro, un salario
igualitario y un paquete de asistencia social.
Esto último estaba gestionado directamente por los danweis, y proporcionaba a los trabajadores
de la unidad una vivienda, acceso a educación, sanidad, tiendas y otros servicios.)
Claro que todo esto puede sonar más o menos bonito, pero tened en cuenta que hablamos
de una China donde el 89% de la gente vivía en zonas rurales extremadamente pobres, donde
por no haber no había ni comida suficiente para todos, así que la calidad de estos servicios
ya os podéis imaginar que dejaba bastante que desear.
Además el hecho de que se proporcionara trabajo vitalicio, vivienda y una serie de servicios
sociales ligados al danwei no era para nada algo altruista…
De esta forma el régimen maoista se aseguraba, gracias también al sistema hukou, tener controlado
dónde vivía y en qué trabajaba la población.
Y no solo eso, el hukou le daba al régimen la capacidad de mover a enormes masas de mano
de obra desde el campo hasta las ciudades para satisfacer las necesidades de la industria,
un sector que Mao estaba potenciando a imagen y semejanza de los planes quinquenales soviéticos.
(El hukou es el peculiar sistema de registro de familias chino y, aunque ha evolucionado
algo, en la práctica siempre ha servido para establecer una enorme rigidez para, por ejemplo,
mudarse por decisión propia del campo a la ciudad, además de ligar los servicios sociales
al lugar de nacimiento, en vez de a todo el territorio del país o al sitio en el que
se trabaja.
Es decir, a pesar de ser ciudadano chino, en la práctica puede que tengas un derecho
a sanidad, o educación, o desempleo, o una pensión, en un lugar, pero no en otro. Algo
que ha afectado y sigue afectando muchísimo a los trabajadores que migran del campo a
las urbes.)
Aunque sobre todo esto ya os hablaremos un poquito más adelante.
El caso es que para 1978 China ya había sufrido varias crisis económicas y políticas, y
además se estaba quedando muy atrás respecto a los tigres asiáticos: Hong Kong, Taiwán,
Singapur y Corea del Sur.
Y justo ese año, tal y cómo ya os contamos en un vídeo que os dejo en la descripción,
una serie de políticos reformistas se hicieron con el poder, encabezados por Deng Xiaoping.
Y sí, además de realizar las famosas reformas hacia el capitalismo de Estado o hacia una
especie de socialismo de mercado, llamarlo cómo queráis, también modificaron el sistema
de prestaciones sociales que, simple y llanamente, ya no encajaba con el nuevo sistema que se
iba a poner en pie.
(Con el desmantelamiento de las estructuras colectivas tras las reformas económicas,
la protección social para los campesinos desapareció, incluidas las antiguas cooperativas
sanitarias.
La mayor parte de las clínicas rurales pasaron a ser privadas y mucha gente del campo de
bajos recursos se quedó sin capacidad de acceder incluso a la atención sanitaria.
En las ciudades, la política del pleno empleo forzoso se reemplazó en 1986 por contratos
individuales, y las empresas fueron liberadas de sus obligaciones asistenciales.
Esto hizo que, en un primer momento, muchos trabajadores “sobrantes” fueran despedidos
y quedaran totalmente expuestos, incrementando así la pobreza urbana.
Además la idea de Mao de que el crecimiento económico dependía directamente del crecimiento
demográfico, empeoró y dificultó mucho esta transición, porque de repente sobraba
muchísimo capital humano, lo que inmediatamente trató de corregirse con políticas como la
del hijo único, establecida en 1979.)
El caso es que para finales de los 80 el régimen llevaba ya demasiados años centrado en las
reformas políticas internas, dejando un poco de lado la situación social de una población
que no lo había pasado bien antes y que ahora lo estaba pasando incluso peor con todos los
cambios que se estaban poniendo en marcha.
Ya sabéis los cambios suelen conllevar un periodo de transición. Especialmente cuando
son cambios muy graduales y leeeentos pero con mucha trascendencia.
Así que claro, de esta forma, el malestar social, las huelgas y el riesgo de colapso
político que estaban suponiendo las reformas hacia el capitalismo de Estado que acababan
de ponerse en marcha, forzó al gobierno a diseñar un nuevo sistema asistencial con
una visión simple y llanamente pragmática.
Digamos que la percepción política mayoritaria era que si no se daba respuesta lo antes posible
a las necesidades sociales y la violencia, la delincuencia y la conflictividad aumentaban
no solo las reformas podrían llegar a descarrilar sino que el propio poder del Partido Comunista
Chino podría venirse abajo.
Así que para finales de los 80 y principios de los 90 el Estado dejó de centrarse en
las reformas políticas y empezó a dar prioridad a la cuestión de la protección social, claro
que de una forma muy pero que muy distinta a la que estáis acostumbrados quienes nos
estáis viendo desde la vieja Europa.
(En ese momento se estableció un sistema de seguridad social cuya intención era reducir
la carga asistencial de los danweis, de modo que junto a los empleadores, a las empresas,
los empleados y el Estado compartieran también los costes. Lo que por sí mismo también
ayudaría a impulsar la competitividad de las corporaciones chinas.
A finales de 1991 se creó en Shanghai primero y luego en 1995 a nivel nacional, un fondo
de previsión para la vivienda,un fondo de ahorro forzoso que tenía el objetivo de facilitar
que las personas accedieran a una vivienda.
Asimismo en esta misma línea también se establecieron créditos a bajos intereses
para los prestamos hipotecarios.
Luego con la Ley Laboral de 1994 se introdujo un nuevo marco de estado de bienestar que
incluyó entre otras cosas un sistema de subsidios públicos para los más pobres, un seguro
social o cuentas de ahorro obligatorio individuales para complementar el sistema público de pensiones.)
Cómo veis, todos estos aumentos en las coberturas sociales en China son relativamente muy recientes,
ya que buena parte del sistema actual se construyó en los años 90.
Sin embargo, lo cierto es que todas estas reformas, a pesar de su reducido alcance,
jugaron un papel esencial tanto a la hora de consolidar el poder del Partido Comunista
como de impulsar y asentar a la clase media.
Ahora bien, llegados hasta aquí seguro que muchos ya os estáis preguntando… vale,
vale Enrique, todo esto está muy bien, ¿pero cómo es exactamente ahora el sistema de bienestar
chino? ¿Qué es lo que queda del pasado y cómo funciona en el presente?
Pues bien, veámoslo.
(NO TAN SOCIALISTAS COMO PENSABAS)
Seamos sinceros: describir el sistema de bienestar chino es una tarea titánica, porque más
que un sistema es un sistema de sistemas, con diferentes coberturas, beneficios y privilegios
en función de dónde vivas o en qué trabajes.
Pero para simplificarlo, podemos decir que el sistema actual está organizado en tres
pilares: la asistencia social, el seguro social y los servicios de bienestar.
En primer lugar, la asistencia social es la ayuda directa a las personas más pobres,
y su principal exponente es la garantía de subsistencia mínima, una especie de ingreso
mínimo en dinero que gestionan las autoridades locales y que es distinto según el lugar
dónde se viva.
Una ayuda de la que, por cierto, están excluidos en la mayoría de los casos los trabajadores
migrantes chinos de zonas rurales que se van a otros sitios a trabajar.
En segundo lugar tenemos el seguro social, que es todo un rompecabezas dificilísimo
de gestionar que está en el punto de mira del gobierno central por sucesivos escándalos
de corrupción y la falta de control de los fondos y de los beneficiarios.
Este sistema está compuesto de varios seguros y pensiones.
(Por ejemplo tenemos la pensión básica de jubilación, que cubre hasta el 60% del sueldo
que se cobraba trabajando siempre que hayas cotizado más de 15 años. Es un sistema gradual,
es decir, si has cotizado 15 años recibes en torno al 15% de tu antiguo salario como
pensión. Y por cada año cotizado este porcentaje aumenta un 1%.
Este sistema de pensiones se financia a través de cotizaciones por parte de los empleados
y del empleador.
Luego hay un sistema paralelo de pensiones rurales, similar al sistema empresarial pero
con un subsidio colectivo del gobierno que sustituye a la cotización del empleador.
Estas pensiones, además, son más bajas que las del sistema empresarial.)
Pero esto no acaba aquí. También hay mucha tela que cortar en el tema del seguro médico,
otro auténtico galimatías.
Este seguro está en realidad compuesto por tres distintos, y eso como mínimo: para los
empleados urbanos de empresas, para otros empleados urbanos y el de las cooperativas
rurales.
Este último, creado en 2003, es voluntario, y ha permitido dar acceso a la sanidad al
97% de la población del campo.
El seguro médico también se paga entre el trabajador y el empleador, pero quizás la
característica más sorprendente para muchos de vosotros es que en China no existe la sanidad
universal y “gratuita”, no al mes de la forma que si existe en algunos países, por
ejemplo, de la vieja Europa. De hecho, a pesar de estar cubierto por el
seguro médico, existe un copago sanitario por el que el seguro médico público cubre
alrededor del 60% de los costes.
Además, los centros médicos no tienen por qué ser públicos, de hecho cada vez es más
extensa la red de hospitales y clínicas privadas en China.
Luego, por supuesto, también hay seguros médicos privados, que son cada vez más habituales
y que suelen servir como complementos para mejorar la calidad asistencial y cubrir la
parte del copago que no está subvencionada por el seguro estatal.
Por su parte, las mujeres tienen también un seguro de maternidad con un permiso de
98 días pagado al 100% por los empleadores y que compensa la pérdida de ingresos salariales
durante la baja maternal.
Pero… avancemos.
En China también hay un seguro de desempleo, financiado entre el trabajador y el empleador,
que cubre hasta 24 meses con una ayuda básica y, según el sitio puede incluir también
gastos médicos.
Y ya para terminar está el tercer pilar, que es el de los servicios de bienestar, orientados
a los más pobres, los huérfanos, discapacitados y ancianos desfavorecidos.
Pues bien, estos son en la teoría los pilares del sistema de bienestar que pone sobre la
mesa el gobierno chino. Cómo veis es un sistema mucho más laxo y externalizado de lo que
podríamos en un país supuestamente socialista.
Y no solo, porque ya sabéis que una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica.
(UN MODELO PLAGADO DE AGUJEROS)
El sistema de bienestar chino si atendemos a lo que podríamos pensar de un sistema social
público en un país que quiere ser el adalid de la superación social del capitalismo,
pues tiene dos grandes problemas: todavía cubre a demasiada poca gente y es muy discriminatorio.
Fijaos, por ejemplo, en este gráfico. Cómo veis, de todos los trabajadores urbanos,
menos del 70% cotizan para la pensión, sólo un 44% lo hacen para el desempleo y un 52%
para el seguro de salud.
Pero si esto ya parece poco, fijaos en lo que ocurre con los trabajadores migrantes.
Solo un 22% cotizan para la pensión, el mismo porcentaje para el seguro de salud y apenas
un raquítico 17% participaban en el seguro de desempleo, según datos del gobierno chino.
Pero esperad un momento. ¿Cómo encaja esto que os estamos contando con titulares como
este? (Más del 95% de la población de China tiene
seguro médico básico - GCTN)
Pues bien, estos titulares no son mentira, pero tampoco son verdad.
Por ejemplo, los trabajadores migrantes con su hukou en sus zonas rurales de origen técnicamente
están cubiertos por el sistema médico de cooperativas rurales, pero no lo están en
las zonas urbanas en las que trabajan.
Es decir, puede ser verdad que un 95% de la población china está cubierta por algún
tipo de seguro médico, pero el porcentaje que puede disfrutar de esa cobertura en el
sitio donde trabaja es mucho menor.
Y ojo porque esto no es algo que se pueda dejar pasar por alto. A finales de 2019, había
más de 290 millones de trabajadores migrantes chinos que se fueron del campo a la ciudad
para mejorar su nivel de vida.
Lo que implica que en torno a una sexta parte de la población
china está expuesta a unos niveles de precariedad mayores que los de la población registrada
en hukous urbanos.
Aunque, ojo, porque al gobierno le viene muy bien para mantener por las nubes una estadística
sin necesidad de poner fondos adicionales. Al fin y al cabo si 300 millones de personas
se han marchado del campo a la ciudad, no necesitas proveer infraestructuras sanitarias
para todas esas personas a pesar de que supuestamente están cubiertas.
[Vamos que estos tíos conseguirían hacer rentable a empresas como Nikola aunque fuese
descontando hipotéticos ingresos de clientes potenciales.]
Pero además del problema del sistema hukou, la altísima tasa de trabajo informal, que
afecta mucho más a los migrantes de los cuales por ejemplo solo el 35% tienen contratos formales
refuerza este problema. Digamos que si no tienes un contrato formal quedas excluido
de los servicios sociales más allá de tu lugar de origen.
Por su parte, otro de los retos como ya mencionamos antes está en la gestión del propio sistema.
Incluso varias auditorías del propio gobierno chino confirman que el sistema de bienestar
está plagado de irregularidades.
(Irregularidades como la falta de cotización de muchas empresas, el pago indebido de prestaciones
a personas no elegibles o la apropiación indebida por las autoridades locales de fondos
del seguro social para otros menesteres.
A pesar de todo, el sistema del bienestar en China, según las estadísticas oficiales,
tiene superávit, aunque eso sí, estas mismas estadísticas muestran que el sistema, especialmente
el sistema de pensiones se enfrenta a un problema serio de viabilidad por la falta de acumulación
de capital.
O con otras palabras, aunque existen las cuentas de ahorro obligatorio individuales, en la
práctica el sistema de pensiones funciona básicamente como un sistema de reparto por
el que las contribuciones de hoy cubren las necesidades de hoy. La idea inicial era crear
un sistema similar al de Chile o Singapur donde los fondos de ahorro obligatorios y
las cotizaciones sociales estuvieran capitalizadas, pero esto no se ha logrado..)
En fin, ya lo veis, a grandes trazos así se vertebra el Estado de bienestar de la República
Popular de China. Un sistema basado en seguros, con mucha presencia de actores privados en
la prestación de los servicios que en líneas generales se asemeja más al sistema nortemaericano
que a las socialdemocracias europeas.
Un modelo, por cierto, muy escaso en prestaciones públicas y sujeto a muchas limitaciones que
hacen que una buena parte de los ciudadanos chinos estén de facto excluidos.
Eso sí, el crecimiento económico que China ha registrado desde que en 1978 se pusieran
en marcha las reformas no solo ha logrado una increíble reducción de la pobreza y
una enorme mejora en los niveles de vida de las familias chinas, sino que también ha
permitido que se produzcan noticias como estas.
(25 febrero 2021: Xi Jinping declara que se ha eliminado la pobreza extrema en China
El Presidente chino afirma que 850 millones de personas han salido de la indigencia en
un "logro sin precedentes. SCMP) Pero llegados a este punto es turno para ti,
¿qué opinas del actual Estado de bienestar chino? ¿Te esperabas que iba a ser así o
pensabas que sería todo mucho más… público y estatalizado?
Coméntanos tus impresiones aquí abajo, en los comentarios. Y si te ha gustado este vídeo
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Una vez más, gracias por estar ahí. Un saludo y hasta la próxima.