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Esp - VisualPolitik, ¿Cómo IRÁN puede CONVERTIRSE en una SÚPER POTENCIA? - VisualPolitik

¿Cómo IRÁN puede CONVERTIRSE en una SÚPER POTENCIA? - VisualPolitik

La República Islámica de Irán, quizás uno de los países más desconocidos de Oriente

Medio y también el archienemigo de Occidente. Un gigante, con más de 80 millones de habitantes

y por superficie uno de los 20 mayores países del mundo, es tan grande como sorprendente.

Queridos amigos, amigas, es posible que cuando terminéis de ver este vídeo la imagen que

tenéis de Irán haya cambiado para siempre.

Porque aunque dominado por una esclerótica élite de clérigos y juristas anticuados,

radicales y fundamentalistas, lo cierto es que bajo esa primera capa de poder, la cual

no tiene el menor respeto por los derechos humanos, nos encontramos con un país completamente

diferente. Tanto a nivel social como económico.

Es más, me atrevería a decir que si no fuera por el rumbo marcado tras la revolución islámica

de 1979, hoy estaríamos ante toda una superpotencia, un país influyente, rico y desarrollado que

hubiera, casi con total seguridad, sido capaz de dejar muy atrás a su vecina Turquía.

Q Quizás incluso, ostentaría el puesto de mejor amigo de Occidente y, por tanto, de los Estados Unidos en toda la región. Y no, no estoy exagerando.

(En 1977, el último año, llamémosle, “normal”, antes de la revolución islámica, la economía

iraní era un 26% más grande que la turca, un 65% más grande que la surcoreana y multiplicaba

por 5,5 la de Vietnam.

Durante la década los 60 y 70 el país experimentó un gran auge económico: superó a la mismísima

Arabia Saudi como exportador de petroleo, atrajo numerosas inversiones y mucha inmigración,

incluso de Europa; se convirtió en la primera potencia industrial de Oriente Medio, su economía

se diversificó e incluso el gobierno puso en marcha el desarrollo de toda un red de

centrales nucleares para abastecer al país de energía.

Hoy, sin embargo, las tornas han cambiado y mucho. Aproximadamente 40 años después

de la Revolución Islámica, la economía surcoreana es 4 veces más grande y la turca

casi 2 veces más grande.

Incluso en términos per cápita la economía vietnamita está ya a la par de la Iraní.)

De hecho, tal y cómo podéis ver en este gráfico, la economía Iraní comenzó a venirse

abajo cuando se desencadenaron los disturbios que dieron lugar a la revolución islámica.

Y desde entonces el país no ha vuelto a despegar. Y sí, las cosas en tiempos del Sha no eran

espléndidas para todos, especialmente en términos de libertad de expresión, pero

desde luego lo que vino después fue mucho peor.

Pero ahora bien, ¿por qué fue así? ¿Qué pasó para que de repente la economía iraní

se frenara en seco?

Pues veréis, la revolución islámica vino acompañada de una profunda reforma económica

que se cargó buena parte de la iniciativa privada existente en el país.

Sí, a ver, en tiempos del Sha, quien fue por cierto, un pésimo gestor, el estado tenía

mucho peso y el modelo era muy corporativista, pero aún así había una incipiente y próspera

clase empresarial e industrial que estaba emergiendo.

Pero claro, la revolución tenía como objetivo, entre otras cosas, despojarse de todo lo que

oliera al anterior régimen, era evidente que había que hacer algo contundente.

(Ese algo resultó ser nacionalizaciones y expropiaciones masivas. Estas operaciones

fueron llevadas a cabo por el nuevo régimen de los ayatolás como forma de castigo a todo

aquel que hubiera hecho negocios con el Sha o sus círculos próximos, lo que resultó

en una huida masiva de capitales y de proyectos empresariales.

Simple y llanamente, el incipiente Irán emprendedor se vio forzado a marcharse del país y buscar

un futuro mejor en otro lugar. Y no, en cuarenta años de régimen islamista, Irán todavía

no ha conseguido crear una nueva clase empresarial y emprendedora.

Además también hay que tener en cuenta que desde el ascenso al poder de los ayatolás,

Irán soporta sanciones económicas de Estados Unidos, sanciones que se han incrementado

en los últimos tiempos debido a su programa nuclear.)

Por no hablar de la seguridad jurídica. A ver quien es el guapo que se atreve a invertir

donde no hay más seguridad que la opinión de los Ayatolas y la Guardia Revolucionaria.

No parece desde luego la mejor idea del mundo depender de esa especie de señores con cara

de enfadados anclados en la edad media.

Pues bien, todo esto como podéis imaginar, no solo limita mucho el acceso a los mercados

internacionales, sino que también hace que las inversiones extranjeras directas sean

muy escasas en relación al tamaño económico y demográfico del país, así como respecto

a los recursos naturales con los que cuenta Irán.

Por ejemplo, el resultado de las últimas sanciones ha sido una caída del PIB iraní

del 6% en 2018 y del 6,8 por ciento en 2019, obviando el 2020 porque evidentemente la pandemia

ha tenido por sí mismo efectos mucho más graves.

Es decir, visto de otra forma, entre 2018 y 2019 si tenemos en cuenta el crecimiento

económico mundial, las sanciones provocaron que la economía de Irán sufriera un gap

de más del 22% sobre la economía mundial. Esa es la distancia que Irán perdió, el

coste real de las sanciones.

Y no olvidemos que las sanciones son un motivo más que explican por qué Irán no ha despegado,

pero desde luego no son el motivo principal.

El país arrastra problemas derivados de malas políticas económicas y sociales. Políticas

que no le han permitido aprovechar su enorme potencial.

Y sí, he dicho potencial. Porque queridos amigos Irán tiene muchos de los cimientos

necesarios como para convertirse en un país próspero y avanzado. Y sí, esto es Visualpolitik,

y no, no hemos perdido la cabeza.

¿Queréis descubrir la otra cara de Irán de la que nunca se habla?

Pues… Atentos.

(UNA RAREZA EN ORIENTE MEDIO)

Irán es un país enclavado en pleno Oriente Medio y rodeado de países muy diferentes

a él.

Por un lado está Turquía, una potencia sunita incipiente que se está convirtiendo en todo

un líder regional, y por otro están países como Iraq, Afganistán o Pakistán, que no

son precisamente los sitios más estables y seguros del mundo.

Además Irán es la mayor potencia chiíta del mundo islámico, y esto es importante

puesto que las dos principales ramas del Islam, el sunismo y el chiismo, están enfrentadas

desde hace siglos y tal y como os podéis imaginar eso condiciona intensamente las relaciones

con muchos de sus vecinos.

Sin embargo, un momento, porque todo esto es a nivel de Estado. A nivel de la sociedad

hay otro Irán, un país tan distinto como desconocido en la mayor parte de Occidente.

(Aunque cueste creerlo de primeras, en la República Islámica de Irán, esa república

que impone castigos letales a mujeres infieles o a personas homosexuales, habita una sociedad

fundamentalmente laica y relativamente moderna. Nada que ver con países como Arabia Saudi.

Y no solo eso, también es una sociedad bastante bien educada, con acceso a una formación

relativamente buena y con unos niveles de alfabetización muy superiores a la media

del entorno: un 90% de los adultos saben leer y escribir, frente al 80% de la media regional.

Pero eso no es lo más llamativo. Lo más sorprendente es que en el terreno educativo,

el porcentaje de población con estudios universitarios es sorprendentemente alto para el estatus

económico que tiene el país. Cada año estudian en la universidad cerca de 4 millones y medio

de iraníes, casi el 8% de toda la población adulta. Un porcentaje equivalente al de los

países más desarrollados.)

Y seguro que muchos estáis pensando… ¿cómo es esto posible en una república islámica

donde supuestamente las mujeres están relegadas a un segundo plano?

Pues bien, esto en este caso, e insisto, en este caso concreto, no es más que un prejuicio.

Lo cierto es que, de entre las personas que acceden a la universidad, las mujeres y los

hombres iraníes están a la par. Incluso las mujeres ya ligeramente por delante.

El problema viene una vez quieren trabajar, ya que la tasa de empleabilidad de las mujeres

con estudios universitarios es muy inferior a la de los hombres por culpa de un enorme

conjunto de leyes y regulaciones discriminatorias.

Para que os hagáis una idea, el FMI estima que si las mujeres iraníes estuvieran económicamente

activas al mismo nivel que los hombres, el PIB del país se dispararía más de un 40%.

De la misma forma, Irán también es uno de los países con mayor tasa de desempleo de

alta cualificación.

Claro, de cajón, al haber tanta gente con estudios superiores y tantos problemas económicos

y falta de inversión, pues, no es tan sencillo encontrar un empleo. Esto es lo que explica

que entre el 20% y el 45% de los iraníes con estudios superiores, según utilicemos

estadísticas oficiales o estimaciones de mercado, no consigan encontrar un trabajo,

por lo que al final muchos de ellos terminan emigrando. Lo que supone otro importante coste

de oportunidad, unos 50.000 millones de dólares al año según el Banco Mundial.

Pero esperad un momento porque todavía podemos dar con más rarezas.

Por ejemplo, y ya metiéndonos en temas económicos, a pesar de ser uno de los países con más

reservas de petróleo y gas de todo el mundo, y ser también un gran productor, su economía,

a diferencia de lo que ocurre con sus vecinos del golfo pérsico, no es altamente dependiente

de las rentas del petróleo.

Es decir, la situación es diferente a la de Arabia Saudi o Kuwait, países donde en

cuanto baja el precio del crudo, hacen saltar todas las alarmas y se preparan para una nueva

crisis.

(En relación con la tendencia regional, la economía iraní está considerada como una

economía altamente diversificada.

Por ejemplo, el sector petrolero sólo supone el 18% del PIB del país, frente a los casos

de Emiratos Árabes Unidos, donde supone alrededor de un 30%, o de Arabia Saudí, en donde suma

el 42% de la economía.

Todo esto a pesar de que se calcula que Irán posee el 9% de las reservas petroleras y el

16% de las reservas de gas de todo el mundo.

Sin embargo, si miramos la estructura del PIB de Irán, es bastante más parecida a

la de un país desarrollado de lo que podamos pensar. De esta forma, el sector servicios

supone el 45% del PIB, y si añadimos los servicios financieros y profesionales esa

cifra sube al 51%.

Y la agricultura, por ejemplo, solo supone un 8% del PIB, que aunque es mucho más de

lo normal en un país desarrollado, sí que está a la altura de países en un avanzado

proceso de desarrollo.)

Luego, algo que seguramente muchos no sepáis es que Irán, además de petróleo y gas,

es un país muy, pero que muy rico en minerales y metales.

De hecho, el país tiene una de las mayores reservas mundiales de minerales como el feldespato,

la barita, el yeso, la fluorita o el hierro, así como minerales considerados estratégicos

como el cobre, el manganeso, el zinc, el cromo o el oro.

Y es que prestad mucha atención a este dato: se calcula que aproximadamente el 5% de todas

las reservas metálicas del mundo se encuentran precisamente en este país.

Claro que la inmensa mayoría de ellas están sin explotar, por falta de inversión y de

capacidad.

Pero llegados hasta aquí, queridos amigos, amigas, paremos las máquinas y recapitulemos:

Nos encontramos con un país tremendamente rico en recursos naturales, con una ubicación

privilegiada, una economía diversificada y una población joven, relativamente laica

para los cánones regionales y muy bien formada.

Es decir, tenemos casi todos los ingredientes básicos necesarios para que la República

de Irán fuese no solo un país desarrollado, sino un país próspero y rico.

Sin embargo, esa no es la realidad. Regido por una élite que se comporta de forma despótica

y que detesta todo lo que huela a Occidente, Irán se sitúa como el país número 100

del mundo por PIB per cápita. Es decir, que a pesar de todos sus recursos se sitúa a

la misma altura que países como Jamaica, Namibia o Guyana.

Pero, un momento, qué os parece si llegados hasta aquí nos olvidemos por un instante

que el país está dirigido por unos salvajes y pensemos en cómo sería un Irán con un

sistema político moderno. ¿Cómo podría ser ese país? ¿Por qué cada vez que algo

parece cambiar los inversores y las grandes multinacionales se entusiasman con este país?

Pues… ¡Veámoslo!

(UN POTENCIAL TAN GRANDE, COMO INFRAUTILIZADO)

Quizás donde mejor podemos visualizar los problemas que tiene Irán para aprovechar

su potencial es en el campo del gas natural.

Y es que fijaos, Irán tiene las segundas mayores reservas probadas de gas de todo el

mundo tan solo por detrás de Rusia y por delante de Qatar. Sin embargo, a pesar de

ello su cuota de mercado en las exportaciones mundiales de gas natural es de apenas el 1%.

Es decir, echemos por ejemplo un vistazo a su vecino Qatar, un país de apenas 300 mil

habitantes y cuya superficie Irán multiplica por 143. Pues bien, Qatar espera ingresar

en muy poco años gracias a las inversiones que está realizando cerca de 50.000 millones

de dólares anuales gracias a la venta de hidrocarburos, sobre todo gas natural. Esto

por sí mismo equivale a prácticamente todas las exportaciones anuales de Irán. Y hablamos

prácticamente solo de Gas.

Amigos, si Irán realizará una transición económica capaz de atraer inversión suficiente,

tan solo los ingresos anuales por la exportación de petróleo, gas y recursos minerales podrían

superar en unos pocos años los 250 mil millones de dólares anuales, por no hablar de la enorme

cantidad de capital e inversiones que inundaría el país.

En relativamente poco tiempo, quizás una década, Irán podría multiplicar sus exportaciones

anteriores a la última ronda de sanciones de Estados Unidos por más de 4.

Y eso, eso amigos, no es todo.

(Incluso en cuanto a la explotación de energías renovables este país está en unas condiciones

óptimas.

No solo por que el 75% del país se considera óptimo para la generación de electricidad

a partir de granjas solares sino porque Irán está también situado en un cinturón eólico

en el que la velocidad del viento a 40 metros de altura supera los 5 metros por segundo

de media en al menos una cuarta parte del país, lo que hace idóneo también la explotación

de la energía eólica.)

Es decir, en otras palabras, de cambiar el modelo político y económico, en pocos años

Irán podría estar disputando las primeras plazas entre el ranking de las mayores potencias

energéticas del planeta. Irán tendría un suministro abundante de energía fósil y

renovable muy barata. Y eso, eso supone una gran ventaja competitiva.

Pero, no se trata sólo de los recursos naturales.

Gracias también a que tiene una población bien formada y muy, muy joven - el 60% de

los iraníes tienen menos de 30 años -, el país podría disfrutar de un enorme dividendo

demográfico. Es decir, todas esas inversiones podrían llegar en el mejor momento posible,

cuando el país tiene una población joven, preparada y deseosa de emprender nuevas actividades

empresariales.

Y aún más, ¿os habéis fijado en la ubicación geográfica del país?

(Irán se encuentra literalmente en el punto de conexión entre los dos grandes globos

que representan el mercado asiático y el mercado europeo. Un punto geoestratégico

de inmenso valor tanto para el tránsito de pasajeros y mercancías como incluso para

la producción. No por otro motivo el país juega un papel clave en el proyecto de la

nueva ruta de la seda del gobierno chino.)

Amigos, amigas, cualquier país puede lograr crecer, eso está claro, pero lo curioso de

Irán es que tiene ya todos los ingredientes necesarios como para convertirse en todo un

caso de éxito. Bueno, todos salvo uno y quizás el más importante: el modelo político y

económico.

De caer de una vez por todas la dichosa revolución islámica y abrirse al mundo tal y como desean

la inmensa mayor parte de los iraníes, este país podría convertirse en toda una estrella

económica con la capacidad de multiplicar en relativamente pocos años por 3 y por 4

su economía.

Amigos, en pocos lugares del mundo el coste de un mal gobierno y un mal sistema es tan

grande como en Irán, un país que ya lo tiene todo para ser una estrella pero que sin embargo

está condenado al ostracismo, la decadencia y la falta de oportunidades.

La pregunta qué podemos hacernos es, ¿veremos en poco tiempo cambios de verdad en el país

heredero del antiguo imperio persa? ¿Viviremos una contrarrevolución capaz de poner a Irán

camino al estrellato económico? ¿Se puede hacer algo para acelerar ese cambio?

Dejanos tus respuestas en los comentarios y si este vídeo os ha resultado interesante

no olvidéis darle al botón de like y suscribiros a VisualPolitik.

Un saludo y hasta la próxima.

¿Cómo IRÁN puede CONVERTIRSE en una SÚPER POTENCIA? - VisualPolitik Wie kann der IRAN zu einer Supermacht werden? - VisuellePolitik How can IRAN BECOME a SUPER POWER? - VisualPolitik

La República Islámica de Irán, quizás uno de los países más desconocidos de Oriente

Medio y también el archienemigo de Occidente. Un gigante, con más de 80 millones de habitantes

y por superficie uno de los 20 mayores países del mundo, es tan grande como sorprendente.

Queridos amigos, amigas, es posible que cuando terminéis de ver este vídeo la imagen que

tenéis de Irán haya cambiado para siempre.

Porque aunque dominado por una esclerótica élite de clérigos y juristas anticuados,

radicales y fundamentalistas, lo cierto es que bajo esa primera capa de poder, la cual

no tiene el menor respeto por los derechos humanos, nos encontramos con un país completamente

diferente. Tanto a nivel social como económico.

Es más, me atrevería a decir que si no fuera por el rumbo marcado tras la revolución islámica

de 1979, hoy estaríamos ante toda una superpotencia, un país influyente, rico y desarrollado que

hubiera, casi con total seguridad, sido capaz de dejar muy atrás a su vecina Turquía.

Q Quizás incluso, ostentaría el puesto de mejor amigo de Occidente y, por tanto, de los Estados Unidos en toda la región. Y no, no estoy exagerando.

(En 1977, el último año, llamémosle, “normal”, antes de la revolución islámica, la economía

iraní era un 26% más grande que la turca, un 65% más grande que la surcoreana y multiplicaba

por 5,5 la de Vietnam.

Durante la década los 60 y 70 el país experimentó un gran auge económico: superó a la mismísima

Arabia Saudi como exportador de petroleo, atrajo numerosas inversiones y mucha inmigración,

incluso de Europa; se convirtió en la primera potencia industrial de Oriente Medio, su economía

se diversificó e incluso el gobierno puso en marcha el desarrollo de toda un red de

centrales nucleares para abastecer al país de energía.

Hoy, sin embargo, las tornas han cambiado y mucho. Aproximadamente 40 años después

de la Revolución Islámica, la economía surcoreana es 4 veces más grande y la turca

casi 2 veces más grande.

Incluso en términos per cápita la economía vietnamita está ya a la par de la Iraní.)

De hecho, tal y cómo podéis ver en este gráfico, la economía Iraní comenzó a venirse

abajo cuando se desencadenaron los disturbios que dieron lugar a la revolución islámica.

Y desde entonces el país no ha vuelto a despegar. Y sí, las cosas en tiempos del Sha no eran

espléndidas para todos, especialmente en términos de libertad de expresión, pero

desde luego lo que vino después fue mucho peor.

Pero ahora bien, ¿por qué fue así? ¿Qué pasó para que de repente la economía iraní

se frenara en seco?

Pues veréis, la revolución islámica vino acompañada de una profunda reforma económica

que se cargó buena parte de la iniciativa privada existente en el país.

Sí, a ver, en tiempos del Sha, quien fue por cierto, un pésimo gestor, el estado tenía

mucho peso y el modelo era muy corporativista, pero aún así había una incipiente y próspera

clase empresarial e industrial que estaba emergiendo.

Pero claro, la revolución tenía como objetivo, entre otras cosas, despojarse de todo lo que

oliera al anterior régimen, era evidente que había que hacer algo contundente.

(Ese algo resultó ser nacionalizaciones y expropiaciones masivas. Estas operaciones

fueron llevadas a cabo por el nuevo régimen de los ayatolás como forma de castigo a todo

aquel que hubiera hecho negocios con el Sha o sus círculos próximos, lo que resultó

en una huida masiva de capitales y de proyectos empresariales.

Simple y llanamente, el incipiente Irán emprendedor se vio forzado a marcharse del país y buscar

un futuro mejor en otro lugar. Y no, en cuarenta años de régimen islamista, Irán todavía

no ha conseguido crear una nueva clase empresarial y emprendedora.

Además también hay que tener en cuenta que desde el ascenso al poder de los ayatolás,

Irán soporta sanciones económicas de Estados Unidos, sanciones que se han incrementado

en los últimos tiempos debido a su programa nuclear.)

Por no hablar de la seguridad jurídica. A ver quien es el guapo que se atreve a invertir

donde no hay más seguridad que la opinión de los Ayatolas y la Guardia Revolucionaria.

No parece desde luego la mejor idea del mundo depender de esa especie de señores con cara

de enfadados anclados en la edad media.

Pues bien, todo esto como podéis imaginar, no solo limita mucho el acceso a los mercados

internacionales, sino que también hace que las inversiones extranjeras directas sean

muy escasas en relación al tamaño económico y demográfico del país, así como respecto

a los recursos naturales con los que cuenta Irán.

Por ejemplo, el resultado de las últimas sanciones ha sido una caída del PIB iraní

del 6% en 2018 y del 6,8 por ciento en 2019, obviando el 2020 porque evidentemente la pandemia

ha tenido por sí mismo efectos mucho más graves.

Es decir, visto de otra forma, entre 2018 y 2019 si tenemos en cuenta el crecimiento

económico mundial, las sanciones provocaron que la economía de Irán sufriera un gap

de más del 22% sobre la economía mundial. Esa es la distancia que Irán perdió, el

coste real de las sanciones.

Y no olvidemos que las sanciones son un motivo más que explican por qué Irán no ha despegado,

pero desde luego no son el motivo principal.

El país arrastra problemas derivados de malas políticas económicas y sociales. Políticas

que no le han permitido aprovechar su enorme potencial.

Y sí, he dicho potencial. Porque queridos amigos Irán tiene muchos de los cimientos

necesarios como para convertirse en un país próspero y avanzado. Y sí, esto es Visualpolitik,

y no, no hemos perdido la cabeza.

¿Queréis descubrir la otra cara de Irán de la que nunca se habla?

Pues… Atentos.

(UNA RAREZA EN ORIENTE MEDIO)

Irán es un país enclavado en pleno Oriente Medio y rodeado de países muy diferentes

a él.

Por un lado está Turquía, una potencia sunita incipiente que se está convirtiendo en todo

un líder regional, y por otro están países como Iraq, Afganistán o Pakistán, que no

son precisamente los sitios más estables y seguros del mundo.

Además Irán es la mayor potencia chiíta del mundo islámico, y esto es importante

puesto que las dos principales ramas del Islam, el sunismo y el chiismo, están enfrentadas

desde hace siglos y tal y como os podéis imaginar eso condiciona intensamente las relaciones

con muchos de sus vecinos.

Sin embargo, un momento, porque todo esto es a nivel de Estado. A nivel de la sociedad

hay otro Irán, un país tan distinto como desconocido en la mayor parte de Occidente.

(Aunque cueste creerlo de primeras, en la República Islámica de Irán, esa república

que impone castigos letales a mujeres infieles o a personas homosexuales, habita una sociedad

fundamentalmente laica y relativamente moderna. Nada que ver con países como Arabia Saudi.

Y no solo eso, también es una sociedad bastante bien educada, con acceso a una formación

relativamente buena y con unos niveles de alfabetización muy superiores a la media

del entorno: un 90% de los adultos saben leer y escribir, frente al 80% de la media regional.

Pero eso no es lo más llamativo. Lo más sorprendente es que en el terreno educativo,

el porcentaje de población con estudios universitarios es sorprendentemente alto para el estatus

económico que tiene el país. Cada año estudian en la universidad cerca de 4 millones y medio

de iraníes, casi el 8% de toda la población adulta. Un porcentaje equivalente al de los

países más desarrollados.)

Y seguro que muchos estáis pensando… ¿cómo es esto posible en una república islámica

donde supuestamente las mujeres están relegadas a un segundo plano?

Pues bien, esto en este caso, e insisto, en este caso concreto, no es más que un prejuicio.

Lo cierto es que, de entre las personas que acceden a la universidad, las mujeres y los

hombres iraníes están a la par. Incluso las mujeres ya ligeramente por delante.

El problema viene una vez quieren trabajar, ya que la tasa de empleabilidad de las mujeres

con estudios universitarios es muy inferior a la de los hombres por culpa de un enorme

conjunto de leyes y regulaciones discriminatorias.

Para que os hagáis una idea, el FMI estima que si las mujeres iraníes estuvieran económicamente

activas al mismo nivel que los hombres, el PIB del país se dispararía más de un 40%.

De la misma forma, Irán también es uno de los países con mayor tasa de desempleo de

alta cualificación.

Claro, de cajón, al haber tanta gente con estudios superiores y tantos problemas económicos

y falta de inversión, pues, no es tan sencillo encontrar un empleo. Esto es lo que explica

que entre el 20% y el 45% de los iraníes con estudios superiores, según utilicemos

estadísticas oficiales o estimaciones de mercado, no consigan encontrar un trabajo,

por lo que al final muchos de ellos terminan emigrando. Lo que supone otro importante coste

de oportunidad, unos 50.000 millones de dólares al año según el Banco Mundial.

Pero esperad un momento porque todavía podemos dar con más rarezas.

Por ejemplo, y ya metiéndonos en temas económicos, a pesar de ser uno de los países con más

reservas de petróleo y gas de todo el mundo, y ser también un gran productor, su economía,

a diferencia de lo que ocurre con sus vecinos del golfo pérsico, no es altamente dependiente

de las rentas del petróleo.

Es decir, la situación es diferente a la de Arabia Saudi o Kuwait, países donde en

cuanto baja el precio del crudo, hacen saltar todas las alarmas y se preparan para una nueva

crisis.

(En relación con la tendencia regional, la economía iraní está considerada como una

economía altamente diversificada.

Por ejemplo, el sector petrolero sólo supone el 18% del PIB del país, frente a los casos

de Emiratos Árabes Unidos, donde supone alrededor de un 30%, o de Arabia Saudí, en donde suma

el 42% de la economía.

Todo esto a pesar de que se calcula que Irán posee el 9% de las reservas petroleras y el

16% de las reservas de gas de todo el mundo.

Sin embargo, si miramos la estructura del PIB de Irán, es bastante más parecida a

la de un país desarrollado de lo que podamos pensar. De esta forma, el sector servicios

supone el 45% del PIB, y si añadimos los servicios financieros y profesionales esa

cifra sube al 51%.

Y la agricultura, por ejemplo, solo supone un 8% del PIB, que aunque es mucho más de

lo normal en un país desarrollado, sí que está a la altura de países en un avanzado

proceso de desarrollo.)

Luego, algo que seguramente muchos no sepáis es que Irán, además de petróleo y gas,

es un país muy, pero que muy rico en minerales y metales.

De hecho, el país tiene una de las mayores reservas mundiales de minerales como el feldespato,

la barita, el yeso, la fluorita o el hierro, así como minerales considerados estratégicos

como el cobre, el manganeso, el zinc, el cromo o el oro.

Y es que prestad mucha atención a este dato: se calcula que aproximadamente el 5% de todas

las reservas metálicas del mundo se encuentran precisamente en este país.

Claro que la inmensa mayoría de ellas están sin explotar, por falta de inversión y de

capacidad.

Pero llegados hasta aquí, queridos amigos, amigas, paremos las máquinas y recapitulemos:

Nos encontramos con un país tremendamente rico en recursos naturales, con una ubicación

privilegiada, una economía diversificada y una población joven, relativamente laica

para los cánones regionales y muy bien formada.

Es decir, tenemos casi todos los ingredientes básicos necesarios para que la República

de Irán fuese no solo un país desarrollado, sino un país próspero y rico.

Sin embargo, esa no es la realidad. Regido por una élite que se comporta de forma despótica

y que detesta todo lo que huela a Occidente, Irán se sitúa como el país número 100

del mundo por PIB per cápita. Es decir, que a pesar de todos sus recursos se sitúa a

la misma altura que países como Jamaica, Namibia o Guyana.

Pero, un momento, qué os parece si llegados hasta aquí nos olvidemos por un instante

que el país está dirigido por unos salvajes y pensemos en cómo sería un Irán con un

sistema político moderno. ¿Cómo podría ser ese país? ¿Por qué cada vez que algo

parece cambiar los inversores y las grandes multinacionales se entusiasman con este país?

Pues… ¡Veámoslo!

(UN POTENCIAL TAN GRANDE, COMO INFRAUTILIZADO)

Quizás donde mejor podemos visualizar los problemas que tiene Irán para aprovechar

su potencial es en el campo del gas natural.

Y es que fijaos, Irán tiene las segundas mayores reservas probadas de gas de todo el

mundo tan solo por detrás de Rusia y por delante de Qatar. Sin embargo, a pesar de

ello su cuota de mercado en las exportaciones mundiales de gas natural es de apenas el 1%.

Es decir, echemos por ejemplo un vistazo a su vecino Qatar, un país de apenas 300 mil

habitantes y cuya superficie Irán multiplica por 143. Pues bien, Qatar espera ingresar

en muy poco años gracias a las inversiones que está realizando cerca de 50.000 millones

de dólares anuales gracias a la venta de hidrocarburos, sobre todo gas natural. Esto

por sí mismo equivale a prácticamente todas las exportaciones anuales de Irán. Y hablamos

prácticamente solo de Gas.

Amigos, si Irán realizará una transición económica capaz de atraer inversión suficiente,

tan solo los ingresos anuales por la exportación de petróleo, gas y recursos minerales podrían

superar en unos pocos años los 250 mil millones de dólares anuales, por no hablar de la enorme

cantidad de capital e inversiones que inundaría el país.

En relativamente poco tiempo, quizás una década, Irán podría multiplicar sus exportaciones

anteriores a la última ronda de sanciones de Estados Unidos por más de 4.

Y eso, eso amigos, no es todo.

(Incluso en cuanto a la explotación de energías renovables este país está en unas condiciones

óptimas.

No solo por que el 75% del país se considera óptimo para la generación de electricidad

a partir de granjas solares sino porque Irán está también situado en un cinturón eólico

en el que la velocidad del viento a 40 metros de altura supera los 5 metros por segundo

de media en al menos una cuarta parte del país, lo que hace idóneo también la explotación

de la energía eólica.)

Es decir, en otras palabras, de cambiar el modelo político y económico, en pocos años

Irán podría estar disputando las primeras plazas entre el ranking de las mayores potencias

energéticas del planeta. Irán tendría un suministro abundante de energía fósil y

renovable muy barata. Y eso, eso supone una gran ventaja competitiva.

Pero, no se trata sólo de los recursos naturales.

Gracias también a que tiene una población bien formada y muy, muy joven - el 60% de

los iraníes tienen menos de 30 años -, el país podría disfrutar de un enorme dividendo

demográfico. Es decir, todas esas inversiones podrían llegar en el mejor momento posible,

cuando el país tiene una población joven, preparada y deseosa de emprender nuevas actividades

empresariales.

Y aún más, ¿os habéis fijado en la ubicación geográfica del país?

(Irán se encuentra literalmente en el punto de conexión entre los dos grandes globos

que representan el mercado asiático y el mercado europeo. Un punto geoestratégico

de inmenso valor tanto para el tránsito de pasajeros y mercancías como incluso para

la producción. No por otro motivo el país juega un papel clave en el proyecto de la

nueva ruta de la seda del gobierno chino.)

Amigos, amigas, cualquier país puede lograr crecer, eso está claro, pero lo curioso de

Irán es que tiene ya todos los ingredientes necesarios como para convertirse en todo un

caso de éxito. Bueno, todos salvo uno y quizás el más importante: el modelo político y

económico.

De caer de una vez por todas la dichosa revolución islámica y abrirse al mundo tal y como desean

la inmensa mayor parte de los iraníes, este país podría convertirse en toda una estrella

económica con la capacidad de multiplicar en relativamente pocos años por 3 y por 4

su economía.

Amigos, en pocos lugares del mundo el coste de un mal gobierno y un mal sistema es tan

grande como en Irán, un país que ya lo tiene todo para ser una estrella pero que sin embargo

está condenado al ostracismo, la decadencia y la falta de oportunidades.

La pregunta qué podemos hacernos es, ¿veremos en poco tiempo cambios de verdad en el país

heredero del antiguo imperio persa? ¿Viviremos una contrarrevolución capaz de poner a Irán

camino al estrellato económico? ¿Se puede hacer algo para acelerar ese cambio?

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Un saludo y hasta la próxima.