¿El CABALLO de TROYA de CHINA? Los MINERALES del COCHE ELÉCTRICO - VisualPolitik
¿Es posible que la movilidad del futuro, la tan cacareada movilidad eléctrica,
la descarbonización, dependa de países como la República Democrática del Congo?
Sí, sí, lo habéis escuchado bien y no, no se me ha ido la olla ni nada
por el estilo. Así que quedaros con este nombre: República Democrática del Congo.
Queridos amigos, amigas, estoy convencido de que
cada vez que hablamos del coche eléctrico pensamos en cosas como el medio ambiente,
los árboles, los bosques, el transporte limpio, el aire puro o los animalitos.
Es decir, que si nos compramos un coche eléctrico, puede que en algún momento,
quizás, incluso nos veamos a nosotros mismos como una especie de superman.
Un héroe salvando la tierra frente a los sucios motores de combustión.
Pero… ¿Y si la realidad no fuera exactamente así?
[Eso sí, un momento porque antes de seguir me gustaría hacer una pequeña aclaración.
Nuestro objetivo con este vídeo no es tirar por tierra al coche
eléctrico, ni tampoco criticar su tecnología, ni nada por el estilo.
Sí, pueden existir dudas razonables acerca de si la tecnología está o no lo suficientemente
madura o de si realmente el futuro pasará por el coche eléctrico, pero es innegable que tiene
importantes ventajas, particularmente cuando se usa en las grandes ciudades.]
Ahora bien, eso es cierto, pero quizás también lo es que la publicidad y los políticos han logrado
que cada vez que el coche eléctrico sale a relucir siempre saquemos siempre su lado más positivo.
Lo que, por decirlo de alguna forma,
ha creado una especie de cosmovisión mística en torno a esta tecnología.
Y precisamente por eso, sí, pensamos que hace falta hablar más sobre las implicaciones que
tiene este cambio tecnológico. Implicaciones tanto ambientales,
como sociales y también, muy importante, geopolíticas.
Y precisamente por eso es por lo que hemos preparado este vídeo.
Fijaos por ejemplo en este gráfico. Lo que estáis viendo en pantalla es ni
más ni menos que la cantidad de minerales que hacen falta para fabricar un vehículo
eléctrico y un vehículo convencional si excluimos el consumo de acero y aluminio.
Cómo podías ver, para fabricar un coche eléctrico se necesita mucha
más cantidad de minerales. Aproximadamente 6 veces más.
(Y no sólo se trata de la cantidad. Sino también de la variedad. Mientras que la fabricación de
un coche convencional apenas necesita de cobre y manganeso, los coches eléctricos requieren
también una cantidad destacada de Litio, Nickel, Cobalto, Grafito y una porción de tierras raras.
Esto es algo que no solo encarece su producción
sino que también necesita cadenas de suministros mucho más complejas.
Por ejemplo, además de mucha más minería también hace falta transportar esa mayor cantidad de
minerales desde su lugar de producción hasta los lugares dónde se procesan y finalmente se emplean.
Y por supuesto, los medios de extracción y transporte no son precisamente limpios.
Desde las máquinas hasta los barcos hablamos de actividades que emplean mucho, muchísimo diésel.)
Y, ojo, porque esto no ha hecho nada más que empezar.
¿Queréis conocer la cara menos amable del coche eléctrico? ¿Aquello que los
activistas y los políticas se niegan a contarnos?
¿Queréis saber cómo es exactamente la transformación minera que está en marcha?
Y lo que puede resultar aún más importante:
¿Queréis saber quienes son los protagonistas de toda esta revolución minera que se está gestando?
Pues… Arranquemos..
(LA CARA MÁS FEA DE LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS)
Querida comunidad de VisualPolitik, tal y como os acabamos de contar, fabricar un coche eléctrico
necesita seis veces más cantidad y el triple de variedad que fabricar un coche convencional
Así que la pregunta, ¿Qué implica todo esto?
Pues bien, fijaos un momento en este gráfico. Los países que veis en pantalla son los países
que, en principio, más beneficios obtendrán con la minería gracias al coche eléctrico.
Cabe destacar aquellos que cuentan con los 4 minerales que podemos calificar
como imprescindibles: el cobre, el grafito, el níquel y, por supuesto, también el litio.
S (Entre los grandes protagonistas encontramos a países como Chile, China, Australia,
Indonesia… Y también otros menos conocidos como la República Democrática del Congo,
un país que hoy por hoy tiene prácticamente el monopolio del cobalto mundial.
Ni más ni menos que el 70% de todo el cobalto que se utiliza en el mundo
procede de este país del África subsahariana.) ¿Entendéis ahora porque al principio del vídeo
dijimos que la movilidad eléctrica dependía de la República Democrática del Congo?
Un país con una histórica terrible del que, por cierto, ya os hablamos aquí,
en VisualPolitik. Por si no lo habéis visto os dejo el vídeo en la descripción.
Pero… No nos desviemos.
El caso es que hacerse con todos los minerales que
necesitan los coches eléctricos no es una tarea nada pero que nada sencilla.
Podemos, por ejemplo, echar un vistazo al caso del Cobalto y el Congo. Este mineral representa
una de las mayores - sino la principal de todas - fuentes de ingresos del país.
Para que os hagáis una idea, la República Democrática del Congo produce más de 95.000
toneladas de cobalto cada año, una cantidad que se vino incrementando constantemente
hasta el año 2020, cuando la congelación de la actividad económica mundial causada por
la Covid-19 frenó en seco este crecimiento. (El caso es que de las 95.000 toneladas de
producción anual casi una quinta parte procede de minas artesanales y rudimentarias cuya
producción de cobalto se vende fundamentalmente a través de una empresa estatal llamada EGC.
Tal y como os podéis imaginar, este tipo de minas, que ha proliferado como setas, carecen
de condiciones aceptables en materia de seguridad laboral, protección ambiental o salarios.
De hecho, los mineros que extraen este cobalto imprescindible para la fabricación
de coches eléctricos cobran menos de 3 dólares diarios. Y ojo porque hablamos
de jornadas maratonianas que transcurren desde primera hora de la mañana hasta
entrada la noche. Muchos informes tildan claramente esta situación de semiesclavitud)
Queridos amigos, amigas, el acelerado cambio al coche eléctrico que están
imponiendo las regulaciones públicas ha hecho que haga falta tanto cobalto que
se mire para otro lado respecto a este tipo de minas que en la
mayoría de los casos se encuentran próximas a núcleos de población.
Pero ese, ese no es el único problema. En materia
ambiental - que al fin y al cabo es el quid de la cuestión en todo este
asunto del coche eléctrico - muchas minas presentan también muchísimos problemas.
Por ejemplo, según un informe alemán de 2021, las minas artesanales carecen de prácticamente
cualquier medida para atenuar el impacto ambiental de la extracción del cobalto.
Por ejemplo, los pozos no se clausuran cuando cesa la actividad,
no existe gestión alguna de deshechos y en muchos lugares se ha detectado
aumentos en los niveles de radioactividad. Porque sí, el cobalto es radioactivo.
(La exposición al cobalto radiactivo puede ser muy peligrosa para la salud [...] Las
células del cuerpo pueden ser dañadas por los rayos gama aún sin necesidad de
que se toque al cobalto radiactivo. Agencia para Sustancias Tóxicas de Estados Unidos)
Y eso, eso no es todo.
(Además, frecuentemente el mineral se lava en aguas naturales que quedan contaminadas.
En muchos casos en aguas próximas a entornos residenciales que después
directa o indirectamente llegan al consumo humano. No olvidemos que hablamos del África
Subsahariana y que aquí la gestión del agua es… Un poco complicada, por decirlo suavemente.
Luego también está el problema con el descontrol de las emisiones de
polvo. Emisiones que en estaciones secas generan nubes cargadas con micropartículas
de cobalto que son tóxicas para los humanos y producen enfermedades respiratorias y cáncer.)
Y, ojo, que no hablamos precisamente de casos aislados. Aunque estas minas irregulares suponen
apenas el 20% de la producción, se estima que hay entre 150 mil y 200 mil personas
trabajando directamente en ellas. Y que más de un millón dependen de su actividad.
Por supuesto, nada de esto es en sí mismo culpa del coche eléctrico,
pero la creciente presión regulatoria en favor del
motor eléctrico si que ha incentivado que todos los actores miren hacía otro lado.
Ahora bien, no todo lo que podemos decir sobre la revolución minera es
malo, para nada. También podemos encontrar muchas cosas positivas.
Y una de ellas, precisamente, tiene que ver con el impacto económico.
Muchos de los países productores de estos minerales clave van a ingresar enormes cantidades
de dinero que pueden utilizar para intentar escapar de la pobreza de una vez por todas.
Eso, siempre y cuando, no haya políticos corruptos
de por medio. [Lo que para ser justos resulta complicado.]
Políticos como el expresidente de la EGC, la empresa estatal congoleña que controla
buena parte de la producción de cobalto, y que fue destituido en 2021 tras acreditarse,
tomad asiento, un saqueo de 8.800 millones de dólares.
Dinero que, básicamente, ha desaparecido.
(3 de diciembre de 2021: Congo destituye al líder minero en una nube de acusaciones
de corrupción - The New York Times El presidente de la compañía minera
estatal de la República Democrática del Congo fue destituido el viernes tras
largas acusaciones de que se habían perdido miles de millones de dólares en ingresos.)
Afortunadamente no todo es malo. Y frente a todo lo que os hemos
contado las inversiones mineras también están mejorando la situación de muchas
familias que ahora tienen un trabajo y una fuente de ingresos estable.
Pero, llegados a este punto, es posible que muchos os estéis preguntando:
Pero a ver Alberto, si fabricar un coche eléctrico necesita tantos minerales diferentes,
y esos minerales están en países tan pobres, tendrá que haber algún país
más desarrollado o grandes empresas que controlen todo el proceso, ¿no es así?
Pues sí, tenéis razón. Y de hecho, un país en concreto controla buena parte de la producción
y la transformación de los minerales clave para la transición energética.
¿Alguna idea de cual puede ser? ¿No? Pues bien… Veámoslo.
(LA BATALLA POR LA NUEVA REVOLUCIÓN MINERA)
Queridos amigos, amigas, os acabo de lanzar una
pregunta cuya respuesta muchos ya tengáis clara y otros muchos sigáis dubitativos.
¿Hoy por hoy qué país controla la extracción y transformación
de los llamados minerales del futuro?
¿Estados Unidos? ¿Los Países Bajos? ¿Quizás Suiza?
Pues… Lo cierto es que no.
En este caso la respuesta es…. Sí, lo siento, no era nuestra intención,
pero no nos queda más remedio que volver a hablar de China, de la República Popular
China. ¿Qué
queréis que os diga? Con 1.400 millones de habitantes, el segundo mayor ejercito del mundo,
la mayor producción industrial y un gobierno que últimamente está siendo tan protagonista,
¿Cómo demonios no vamos a hablar de China?
Nos podemos ir acostumbrando, porque te guste más o te guste menos, los chinos
van a ser cada vez más frecuentemente grandes protagonistas de la actualidad internacional.
Y este caso no es una excepción. Fijaos por ejemplo en este otro gráfico.
Tal y como podéis ver, China controla el procesamiento de
casi todos los minerales claves para la transición energética,
desde los coches eléctricos, hasta las macro-baterias o los paneles solares.
Es decir, en otras palabras, casi que podríamos decir que China controla la
transición energética que los gobiernos occidentales quieren llevar a cabo.
(Mientras Estados Unidos invierte en energías limpias, hay un gran problema:
China controla la cadena de suministros. CBN News)
Ahora bien, la pregunta es, ¿Cómo demonios es esto posible? ¿Por qué
diantres China controla el procesado de minerales que ni siquiera ellos producen?
Pues, queridos amigos, amigas, la respuesta parece sencilla:
han sido más rápidos o al menos se lo han tomado más en serio. Digamos que
el gobierno chino tuvo muy claro que teniendo en cuenta por dónde iban los tiros podría ser
muy valioso controlar tanto la producción como la transformación de estos minerales.
Así que dicho y hecho. Las empresas chinas se
lanzaron a comprar mineras como si no hubiera mañana.
Y es que, ya lo veis, hablamos de algo así como el santo grial de las próximas décadas:
los recursos más buscados, más deseados y más condicionados.
Fijaos en este otro gráfico. Lo que estáis viendo es ni más ni
menos como se espera que evolucione la demanda hasta de todos y cada uno de estos recursos.
Y ya lo veis, se espera que para el año 2040 la demanda de litio se multiplique por 42,
la de grafito por 25, la de cobalto por 21, la de níquel por 19 y la de tierras raras por 7.
No hace falta ser un reputado analista político o financiero para darse cuenta de lo que esto
puede suponer: la dependencia estrategía de muchos países occidentales hacía China se va a disparar.
La pregunta es, ¿quiere decir esto que China va a tener la sartén por el mango? Pues… Sí y no,
o al menos no del todo, al mismo tiempo.
Me explico. Por un lado, China controla la mayoría de estos minerales,
así que su influencia puede llegar a sergigantesca.
Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la evolución tecnológica,
la exploración y la búsqueda de alternativa viable
puede ayudar a mitigar - que no a eliminar, ojo - esa dependencia.
Por ejemplo, tenemos el caso de los vehículos de pila de hidrógeno, una tecnología de la que
ya os hablamos aquí en VisualPolitk. Os dejo también el enlace en la descripción.
(El coche de hidrógeno, al contrario que el coche eléctrico de batería tradicional,
tiene un uso mucho menos intensivo de todos estos minerales.
Por ejemplo, para su fabricación apenas se usa cobre, cobalto, níquel o litio.
Tan solo es más intensivo en el uso de tierras raras, de aluminio y, sobre todo, de platino.
Un material actualmente muy escaso pero sobre el
que existe mucho margen para poner en marcha nuevas explotaciones)
Y la pregunta es, ¿Dónde se produce el platino? ¿Está acaso también en manos chinas?
Pues… Veréis, dos terceras partes de todo el platino que se produce en el
mundo tienen su origen en Sudáfrica, y a mucha distancia por detrás, en Rusia.
Y aquí es dónde llegan las buenas noticias para todas las personas preocupadas por la
excesiva dependencia hacia china: ni una sola de las cinco mayores empresas productoras de
platino del mundo están controladas por el gigante asiático. Ni una.
[Y salvo que Xi Jinping esté viendo esté video no parece que la cosa vaya a cambiar]
Hoy por hoy el platino está controlado por empresas norteamericanas,
británicas, sudafricanas y rusas.
[¿Quiere decir todo esto que la tecnología del coche eléctrico
puede llegar a ser algo así como un promotor de la
influencia geopolítica y geoeconómica de China? Curiosa pregunta, ¿No os parece?]
Sea como sea, puede que ni Tesla, ni Renault, ni Volkswagen lleguen a ser los mayores protagonistas
de la transición al coche eléctrico. Puede que por encima de todos ellos esté China.
Amigos, amigas, esa al menos parece ser la ambición de Xi Jinping.
Pero dicho esto, turno para ti:
¿Realmente creés que puede ser un peligro que China controle los principales minerales
ligados a la transición energética? ¿Creés que los gobiernos occidentales
deben hacer algo al respecto? ¿Te parecería una buena idea
apostar por el coche de hidrógeno en lugar del coche eléctrico convencional?
Déjanos tus respuestas por aquí abajo en los comentarios. Y ahora ya sabéis, si este
vídeo os ha resultado interesante no olvidéis darle a like y suscribiros a VisualPolitik.
Un saludo y hasta la próxima