¿El PARAISO FISCAL de ÁFRICA: MAURICIO - VisualPolitik
Queridos amigos, desde hace bastante tiempo, aquí en VisualPolitik os venimos contando
cómo África ha comenzado a girar, a cambiar su posición en la ruleta de la fortuna económica.
Os hemos hablado ampliamente, por ejemplo, de los casos de Ruanda o Etiopía, dos países
que hasta hace pocos años se encontraban entre los más pobres del continente africano
pero que ahora, contra viento y marea, han comenzado a despegar.
Sin embargo, a pesar de ello estoy seguro de que sí os repito la pregunta la respuesta
va a seguir siendo prácticamente la misma:
¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando piensas en el África Subsahariana?
Pues… Estoy seguro, segurísimo de que para la mayoría de vosotros la respuesta seguiría
siendo la de siempre: pobreza, dificultades y tragedia.
Ahora bien, cómo ya os hemos contado en varias ocasiones en muchos casos ese escenario prototípico
está comenzando a cambiar.
Claro que cómo siempre, siempre repetimos, la evidencia nos dice que el futuro ni está
escrito ni África es un único país. Es decir, que vamos a poder encontrar realidad
y tendencias muy diferentes.
(Por ejemplo, no es lo mismo hablar de Kenia que de Tanzania, a pesar de ser dos países
fronterizos, que lograron su independencia casi simultáneamente y cuyas economías en
ese momento tenían un nivel de renta similar. Hoy, en cambio, en paridad de poder adquisitivo,
esto es teniendo en cuenta la diferencia de precios, los keniatas son un 80% más ricos
que sus vecinos.
Tras la independencia los dos países se convirtieron en sendas dictaduras, pero mientras que Kenia
logró transitar hacia un modelo más democrático orientado al mercado, Tanzania quedó sometida
durante décadas bajo una dictadura de corte socialista que nacionalizó las grandes empresas
y forzó a la gente a trabajar en granjas colectivas.)
Tampoco es lo mismo hablar de Zimbabue que de Botsuana, a pesar de ser también dos países
fronterizos y a pesar de que en 1980 el primero era bastante más rico que el segundo.
Una situación muy pero que muy diferente a la actual.
Porque, amigos, hoy Botsuana, un país que apostó por la estabilidad y la economía
de libre mercado, no es solo siete veces más rica que Zimbabue, sino que en términos per
cápita, miremos como lo miremos, tiene un nivel de renta superior al de países como
Colombia, Brasil o Ecuador.
Así que ya lo veis, lo cierto es que si nos ponemos el traje de exploradores vamos a poder
encontrar realidades muy diferentes dentro del África subsahariana. Unas diferencias
que cada vez serán más acusadas.
Es el fenómeno de lo que ya se conoce como “los leones africanos”.
Países que tras décadas de corrupción masiva, violencia, el enriquecimientos sistemático
de élites oligárquicas o la influencia del socialismo africano; una ideología política
alimentada, apoyada y promocionada por la Unión Soviética y Cuba durante la segunda
mitad del siglo XX, ahora, ahora han comenzando a despegar.
Porque de la pobreza se sale, pero ojo, porque no es un camino tan sencillo.
Queridos amigos de VisualPolitik, en esta ocasión vamos a echar un vistazo a una historia
muy distinta de la que todos imaginamos cuando pensamos en el África Subsahariana.
¿Estáis preparados para embarcaros con nosotros en este nuevo viaje a lo desconocido?
Pues… arranquemos.
Bienvenidos a Mauricio.
(LA ISLA MÁS PRÓSPERA DE ÁFRICA)
Mauricio, una república insular formada por 4 islas principales y situada en pleno Océano
Índico, a unos 1.000 km de distancia de Madagascar.
Un lugar en el que para desplazarse a Europa o América normalmente se necesitarán coger
varios aviones.
Hablamos de un país muy pequeñito, de apenas unos 2.000 km2, una ex-colonia francesa primero
y más tarde británica que a pesar de todo ha sido el único país africano en colarse
en el primer escalafón del índice de desarrollo humano que anualmente elabora Naciones Unidas.
Un país que en los 60 era completamente dependiente de los cultivos de caña de azúcar, pero
que ahora tiene uno de los hubs financieros y turísticos más importantes de toda África.
Eso y un PIB per cápita ajustado por el nivel de precios que el Banco Mundial calcula en
unos 24.000 dólares, ojo, casi tanto como Chile y seis veces superior a la media del
África Subsahariana.
Ahora bien, llegados a este punto posiblemente muchos os estaréis preguntando… Vale, vale,
Enrique ¿pero cómo? ¿Cómo demonios consigue un pequeño y remoto país insular situado
lejos de cualquier otro lugar del mundo escapar de la pobreza extrema y pasar de cultivar
caña de azúcar para sobrevivir, a convertirse en un nodo financiero y turístico?
Pues bien, la clave, amigos, está en una serie de reformas políticas, económicas,
legales y sociales que convirtieron al país en uno de los más seguros jurídicamente
de toda África [si no el que más.]
(En los años 70, Mauricio sufrió una dura crisis económica que se fue gestando años
atrás por la falta de diversificación de su pobre economía agraria, un alto nivel
desempleo, una población que crecía demasiado rápido y una pequeña élite política y
social que concentraba la mayor parte de la riqueza. Y no precisamente por procesos de
mercado.
Por supuesto con semejante panorama y teniendo, además, en cuenta su ubicación, el país
estaba aislado de los mercados internacionales y su capacidad para lograr financiación o
inversión extranjera era prácticamente nula.
Mauricio necesitaba, para escapar de ese pozo, poner en marcha profundas reformas políticas
y económicas)
Y, amigos, sorprendentemente - teniendo en cuenta la realidad africana de la época - eso
es exactamente lo que hicieron. Pusieron en marcha un enorme paquete de reformas que podemos
dividir en tres fases:
La primera, en la década de los 70 y aprovechando las rentas del azúcar, supuso la creación
de una zona de procesamiento de exportaciones, algo así como una zona económica especial.
Un área acotada en la que el gobierno implantó una serie de beneficios fiscales y regulatorios
con el objetivo de impulsar la producción industrial y las exportaciones.
Y, ¿sabéis qué? Cómo en tantos otros sitios aquí el experimento, esta primera aproximación
al libre mercado mundial, también fue un éxito. En poco tiempo se instalaron manufacturas
de 9 sectores diferentes. El 90% de las empresas eran locales.
A tenor de los resultados las autoridades de Mauricio se dieron cuenta de que oye, eso
de crear una economía orientada a la exportación podría ser algo muy pero que muy lucrativo.
Qué podían compensar su remota situación geográfica.
Así que dicho y hecho. En la segunda fase de reformas, entre las décadas de 1980 y
1990, se expandió esta zona de procesamiento de exportaciones y se ampliaron sus ventajas.
El resultado es que se disparó la inversión extranjera y un nuevo sector comenzó a florecer
desde cero: el turismo.
Un sector que ha sido fundamental para el desarrollo de Mauricio y que hoy supone cerca
del 20% del PIB del país. [No por casualidad la isla principal es conocida como la Isla
Playa]
Pero las reformas no acabaron ahí.
En esta segunda fase, también se liberalizaron los movimientos de capital, se implantó un
modelo de impuestos bajos, se eliminaron muchas de las regulaciones existentes e incluso durante
un tiempo se estableció el secreto bancario. Lo que pasaba en Mauricio se quedaba en Mauricio.
Algo que, por cierto, le costó al país estar durante años, hasta el 2019, en las listas
nacionales e internacionales de paraísos fiscales o jurisdicciones no colaboradoras.
(El caso es que de esta forma Mauricio desarrolló una cultura económica muy orientada a las
finanzas y el libre mercado. Por ejemplo, el impuesto sobre les beneficios viene a situarse
en un 15%, porcentaje que se reduce a entre el 0 y el 3% para las empresas extraterritoriales.
Es decir, empresas que localizan en Mauricio su sede fiscal pero cuyas actividades se concentran
fuera del país.
En Mauricio, por cierto, tampoco existe el impuesto sobre las ganancias de capital, esto
es, por ejemplo, sobre los dividendos o los intereses recibidos.)
Pues bien, semejante arquitectura económica que fue, además, mejorada y consolidada durante
la tercera fase, entre los años 1990 y 2010, hizo que la inversión en el país se multiplicará
al tiempo que se desarrolló toda una industria financiera internacional:
Bancos, gestoras de fondos de inversión, empresas de seguros e incluso un lucrativo
negocio de sociedades radicadas para mejorar su estructura fiscal.
Y, amigos, para que os hagáis una idea de lo que estamos hablando, según las estimaciones
de la Comisión de Servicios Financieros del país, en Mauricio están registradas más
de 21.000 corporaciones internacionales cuyos activos repartidos por todo el mundo superan
la cifra de los 600 mil millones de dólares. Más de 40 veces el PIB nacional.
(Es lo que en Mauricio se conoce mayormente como las Compañías de Negocios Globales,
GBC por sus siglas en inglés.
Son sociedades residentes en Mauricio y por lo tanto obligadas fiscalmente en este país
pero cuyas acciones, sin embargo, están mayoritariamente controladas por personas o empresas no residentes
en Mauricio y que, además, se dedican a realizar negocios principalmente en el extranjero.)
Pero aquí no termina todo.
Incluso, durante las últimas dos décadas el número de millonarios residentes en este
lugar ha crecido más rápido que en cualquier otro país africano, lo que, lógicamente,
también ha sido auténtica gasolina para su industria de gestión de fondos financieros.
Según datos del AfrAsia Bank, el número de extranjeros residentes en Mauricio con
patrimonios netos superior al millón de dólares se ha triplicado durante la última década.
Son ya casi 4.000 millonarios procedentes sobre todo de Francia y Sudáfrica.
Y es que, oye, playa, seguridad y bajos impuestos, ¿a quién no le gusta?
Ahora bien, un momento, echemos el freno, que os conozco.
Enrique, ¿Un paraíso fiscal? ¿De verdad nos estás hablando de un paraíso fiscal?
Está claro que no deja de ser algo controvertido, incluso aunque hablemos del único país del
áfrica subsahariana que ha logrado un nivel de desarrollo humano muy alto.
Y por eso hay algunas preguntas que llegados a este punto nos podemos hacer: ¿Que Mauricio
se convirtiera en una especie de paraíso fiscal fue algo bueno o malo para el resto
del continente africano? ¿Cómo logró ganarse la confianza de tantos inversores internacionales?
¿Qué tenía por ejemplo Maurició que no tuvieran países como Liberia, Belize o Vanuatu
que también han sido considerados países no colaboradores en materia fiscal.
Pues bien, empecemos por la primera cuestión.
Puede que muchos hayáis tenido la tentación de pensar que la existencia de lugares como
Mauricio ha sido algo malo para el resto del África subsahariana.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Y antes de que os lancéis sobre mi cuello,
dejadme explicarme:
El 60% de las inversiones de empresas internacionales registradas en Mauricio, que se canalizan
desde este lugar, tienen como destino los países del Africa continental.
Minas, hoteles, fábricas, promociones inmobiliarias, etcétera, etcétera. Hablamos por tanto de
inversiones que, obviamente, generan empleos, producción y actividad económica de todo
tipo en esos países, no sólo en Mauricio. Actividades gracias a las cuales, por cierto,
los estados africanos dónde se localizan también reciben impuestos, como por ejemplo,
impuestos sobre el trabajo, el consumo o los propios inmuebles. Es decir de la riqueza
generada por esas inversiones.
Pero entonces, la pregunta es, ¿por qué registrar o canalizar estas inversiones desde
Mauricio? Pues, amigos no sólo se trata de una cuestión fiscal, de impuestos. Hay otro
elemento incluso más importante. Que es precisamente lo que también diferencia a este país de
otros “paraísos fiscales” como Liberia o Belice. Atentos.
(Mauricio cuenta con uno de los sistemas jurídicos y políticos más garantistas de toda África,
un sistema que otorga mucha seguridad jurídica a sus ciudadanos y también a los inversores
extranjeros.
De esta forma, este país cuenta con un sistema judicial considerado por los organismos internacionales
como bastante eficaz e independiente;
elecciones libres y mayoritariamente limpias;
un nivel relativamente alto de libertad de expresión;
y una estructura de poderes equilibrada donde el presidente, el primer ministro y la Asamblea
Nacional se reparten las funciones y el poder, actuando así cómo contrapesos. )
Y no solo eso:
Según el Banco Mundial, Mauricio se ha convertido en uno de los 13 países de todo el mundo
dónde más fácil resulta hacer negocios y según el índice de libertad económica
de la Heritage Foundation es una de las 25 economías más libres del planeta y la número
1 de toda África.
Pues bien, son precisamente todas estas características lo que lo convierten en un país relativamente
seguro y estable, y ese es el motivo por el que los extranjeros optan por registrar, depositar
y canalizar desde aquí sus inversiones en el África subsahariana.
Os lo hemos contado muchas veces, por muy bajos que tengas los impuestos, sin seguridad
jurídica y estabilidad política no te servirán de nada.
Ahora bien, llegados a este punto puede que muchos os estéis preguntando si el progreso económico
de Mauricio realmente además de favorecer a las empresas también ha favorecido a los
propios mauricianos.
A ver, ya sabemos cómo son estas cosas. No es extraño, sobre todo teniendo en cuenta
que hablamos de África, que al final las buenas noticias se quedan en buenas noticias
tan solo para unos pocos.
Pues bien, la respuesta rápida es que este no es el caso de Mauricio.
(La pobreza en el país se ha reducido hasta el 12,7% en 2019, y la pobreza extrema está
prácticamente erradicada del país. Menos del 1% se encuentra en ese escalafón.
Todo eso se ha conseguido gracias a un crecimiento económico anual medio del 4,6% entre los
años 1977 y 2008. Un crecimiento que además le ha permitido al país reducir su coeficiente
de gini de igualdad hasta unos niveles cercanos a los de países cómo España, Australia
o Reino Unido. Lo que nos dice que todo ese crecimiento económico ha favorecido a todas
las capas de la población.)
Con los datos en la mano parece claro que estamos ante un nuevo León Africano, del
que quizás pocas veces habéis escuchado hablar.
Ahora bien, ¿Quiere decir todo esto que un lugar como Maurició está encaminado a conquistar
su plaza entre el ranking de los países ricos y desarrollados del mundo?
Pues amigos, no resulta tan sencillo.
Atentos.
(¿PUEDE MAURICIO ACABAR COMO EL DODO?)
Ojo, además de por sus playas y durante años su secreto bancario, Maurició
también es conocido por ser la isla del Dodo, una pequeña ave no voladora endémica de
este lugar pero que se extinguió ya en el XVII.
Pues bien, ahora son muchos los analistas que se preguntan si esta especie de milagro
o despegue económico de Mauricio no corre el riesgo de terminar igual de mal.
Tal y cómo os podéis imaginar en un país tan dependiente del turismo y las inversiones
internacionales, la crisis del coronavirus está azotando muy fuerte a esta pequeña
república.
El PIB se enfrenta a una caída histórica al tiempo que el déficit público se ha disparado
por encima del 20% y el registro de nuevas empresas offshore se ha desplomado.
Sin embargo, aunque lo más probable es que en este caso los efectos del coronavirus sean
pasajeros, lo que más preocupa de este país insular es la transformación que está llevando
a cabo en su modelo económico. Fijaos.
(Desde 2018 Mauricio está realizando importantes cambios en su sistema fiscal y bancario. Cambios
que eliminan ciertas ventajas con el objetivo de dejar de ser considerado por los organismos
internacionales como una jurisdicción fiscal que no coopera.
Asimismo el país también está construyendo un modelo impositivo más similar al de los
países desarrollados, con un incremento general de todos los tipos impositivos. Aunque eso
sí, seguirán siendo mucho más bajos que en la mayoría de los países desarrollados.
Al tiempo que también han seguido poniendo en marcha cambios para favorecer la atracción
de capitales. Por ejemplo, desde 2018 han reducido el capital mínimo de 100.000 dólares
necesarios para abrir una empresa justo a la mitad.)
Es decir, Maurició se enfrenta al reto de dejar de ser estrictamente lo que conocemos
como un paraíso fiscal regido por el total anonimato, para transformarse en un modelo
de país con bajos impuestos y pocas regulaciones pero plenamente homologable a la realidad
internacional, un modelo en el que el estado tendrá mayor peso que el que ha tenido durante
las últimas décadas.
("Somos una pequeña isla que está limitada en muchos sentidos. No tenemos ningún recurso
natural. Necesitamos tener una ventaja sobre los demás para ser atractivos, así que creo
que la ventaja en la tributación es importante". Pravind Jugnauth, Primer Ministro de Mauricio).
Digamos que la idea de la élite local es que Mauricio evolucione de ser esencialmente
un centro financiero y turístico para convertirse también en un importante enclave comercial
de cara a las transacciones con el África Subsahariana.
Algo así como el Singapur de África, la puerta de entrada y salida al continente más
desconocido para los capitales, las inversiones y también el comercio.
Un puente entre África y Asia.
La pregunta es, ¿serán sus bajos impuestos y su seguridad jurídica suficiente para mantener
su buena marcha económica? ¿Seguirá siendo Mauricio un ejemplo de estabilidad y desarrollo
para el resto del continente? ¿O por contra su final como paraíso fiscal será el ocaso
de su intachable trayectoria económica?
Queridos amigos, esta es la historia de uno de los leones africanos más desconocidos
pero al mismo tiempo también uno de los más exitosos. Un país que no solo demuestra que
escapar de la pobreza es posible incluso en África sino que se ha convertido en buena
medida en todo un modelo a seguir para el resto de países del continente.
Un modelo que en cierta forma algunos otros países cómo Costa de Marfil están empezando
a imitar para tratar de convertirse en los siguientes leones africanos. Pero de todo
ello os hablaremos en un próximo vídeo aquí en VisualPolitik.
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Un saludo y hasta la próxima.