Naftali BENNETT: el nuevo LÍDER de ISRAEL que se quiere anexionar CISJORDANIA - VisualPolitik
La era del Rey Bibi parece haber llegado definitivamente a su fin.
Bueno, puede que definitivamente sea decir demasiado, porque con Benjamin Netanyahu,
el arquitecto del Israel moderno nunca se sabe. Netanyahu lo ha sido todo en la política
israelí y ha pilotado al país durante más tiempo que cualquier otro líder.
Fue Primer Ministro entre 1996 y 1999 y luego de nuevo desde el 2009 hasta el 2021.
Y no solo eso, Bibi, como se le conoce cariñosamente, también ocupó dos de las tres carteras ministeriales
más importantes de Israel: exteriores entre 2002 y 2003, y finanzas entre 2003 y 2005.
En otras palabras, de una forma u otra Netanyahu ha dominado la política israelí durante
casi 25 años. 25 largos años durante los cuales el país ha experimentado una enorme
transformación:
Hablamos de cosas tan importantes como el despegue económico que Israel ha protagonizado
durante las últimas décadas; su cada vez más clara posición de liderazgo
tecnológico a escala mundial o su apertura al mundo, incluyendo algo que hubiera resultado
impensable hace apenas una década: me estoy refiriendo a los nuevos lazos diplomáticos
con las principales potencias árabes.
Pero, queridos amigos, amigas, tal y como dice el dicho popular: toda historia llega
a su fin.
El pasado junio de 2021, la Knesset, el parlamento israelí, sustituyó al Rey Bibi como Primer
Ministro. Su destitución condujo, tras un arduo camino, a la elección de Naftali Bennett
como nuevo piloto del país hebreo. Y todo ello a pesar de que el partido de Bennet,
Yamina, apenas logró 7 de los 120 diputados que forman la Knesset.
Por tanto… ¿Qué se esconde tras la despedida de Netanyahu?
Y lo que es más importante, ¿queréis conocer al nuevo hombre fuerte de Oriente Medio y
su más que heterogéneo gobierno?
Pues… En este vídeo os damos todas las claves. Arranquemos.
Queridos amigos, amigas, en las elecciones del 23 de marzo de 2021, el Likud de Benjamin
Netanyahu volvió a ser y con bastante diferencia la fuerza más votada. Pese a ello, el Rey
Bibi no logró articular una mayoría parlamentaria a su favor. Se quedó cerca pero no lo consiguió.
En parte por las acusaciones que le han llevado ante los mismísimos tribunales.
(Netanyahu está inmerso en tres procesos judiciales, los casos 1.000, 2.000 y 4.000.
En el primer caso se le acusa de fraude y abuso de confianza, por supuestamente recibir
de parte de empresarios cajas de puros y champán. En total los bienes están valorados en 198.000
dólares.
Luego está el caso 2.000, por el que se le acusa de negociar un acuerdo con el propietario
del periódico más vendido de Israel, el Yediot Aharonot, para lograr una mejor cobertura
a cambio de beneficios regulatorios para el medio.
. Y por último está el caso 4.000, por el
que se acusa a Netanyahu de otorgar favores regulatorios a la compañía de telecomunicaciones
líder del país, la Bezeq Telecom Israel, a cambio de una cobertura positiva en un sitio
web controlado por el que era el presidente de la teleco. Por eso Netanyahu ha sido acusado
de soborno, fraude y abuso de confianza.) Esas son las acusaciones que están sobre
la mesa, y con independencia de si Netanyahu es o no culpable lo cierto es que es algo
que ha erosionado su imagen pública.
Y, a pesar de ello, según los sondeos el 52% de los israelíes judíos y el 56% de
los israelíes árabes estaban deseando que Bibi abandonase el poder.
No hablamos de un gran margen y el hecho de que no fuera un porcentaje más amplio nos
muestra hasta qué punto la sociedad israelí estaba dividida en torno a su histórico líder.
En cualquier caso, la división de la política israelí, la enorme fragmentación parlamentaria
y la incapacidad de Netanyahu para lograr una nueva mayoría parlamentaria fue un escenario
que Naftali Bennet aprovechó como nadie para colocarse al frente del país.
Aunque siendo justos, no está nada claro cómo de sólido podrá ser su gobierno.
(Naftali Bennett se convierte en nuevo PM al derrocar una alianza de ocho partidos a
Benjamin Netanyahu - Scroll)
Y eso es lo que explica que a las pocas semanas de arrancar su mandato comenzaran ya los problemas.
(Guerra en el Parlamento israelí: Naftali Bennett pierde su primera batalla ante Netanyahu
La votación de la prórroga de una ley que evita la concesión de la nacionalidad israelí
a palestinos que se casan con israelíes agranda las fisuras del frágil Ejecutivo. El Mundo)
Pero sobre todo esto hablaremos más tarde.
El caso es que este líder, junto con Yair Lapid del partido centro-liberal Yesh Atid,
el segundo partido más votado, consiguió vender, sobre todo, dos cosas:
Primero, que tras cuatro elecciones entre 2019 y 2021 Israel tenía que evitar a toda
costa volver a repetir elecciones parlamentarias. Hablamos de 4 elecciones que se calcula tuvieron
un coste económico de 4.240 millones de dólares, de dólares estadounidenses.
Sí, sí, 4.240 millones en billetes del tío Sam para un país de apenas 9 millones de
habitantes.
(El motivo de tanta celebración electoral tiene que ver con que Israel es el único
país del mundo donde la Ley obliga a convocar elecciones si el parlamento no aprueba un
nuevo presupuesto en un determinado plazo. En este caso, la insuficiente mayoría de
Netanyhau hizo que los presupuestos se prorrogaran desde 2018, lo que significaba elecciones
cada año.
Elecciones que en Israel tienen un coste particularmente alto no solo por las fuertes medidas de seguridad
que se despliegan para garantizar la seguridad de los los comicios sino también porque el
día de las elecciones se considera festivo para los trabajadores y cualquier actividad
laboral tiene que ser remunerada como horas extras al 200% del salario ordinario.)
Y, claro, como Netanyahu no fue capaz a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera,
ni tampoco a la cuarta de consolidar una mayoría clara, el mensaje estaba servido.
Luego, en segundo lugar, la oposición a Netanyhau vio en las imputaciones judiciales una oportunidad
de oro para librarse del Rey Bibi.
Por este motivo, se puso en marcha uno de los acuerdos más extraños de la historia
política de Israel, un auténtico gobierno popurrí entre gente que difícilmente se
iría a tomar unas cañas sin riesgo de terminar en una comisaría. Hablamos de 8 partidos
de todo tipo de ideologías y con un líder al frente que apenas logró 7 diputados en
las elecciones.
Pero dicho esto, ¿Cómo es realmente Naftali Bennett? ¿Qué puede suponer para Israel
y para la política de Oriente Medio el nuevo Comandante en Jefe de Israel?
Pues, veámoslo.
(BENNETT, EL “RADICAL MODERADO”)
Naftali Bennett. Quedaos con ese nombre porque puede que en los próximos meses nos dé muchos
titulares. El nuevo primer ministro israelí es de todo menos un político cualquiera.
(Hijo de padres estadounidenses, Bennett es un ex-empresario high-tech que vendió su
empresa Cyota por 145 millones de dólares. Pero no penséis que eso le deutvo.
Bennet que de joven había servido en los cuerpos especiales del ejército israelí
y a pesar de ser ya todo un millonario participó como reservista en la Guerra del Líbano en
2006 dirigiendo una unidad de 67 comandos de los cuerpos especiales.
Una contienda tras la cual Bennet fue reclutado como Jefe de Gabinete por el propio Netanyhau.
Fue su salto a la política. Desde entonces y antes de convertirse en el Primer Ministro
ocupó bajo los gobiernos de Netanyahu seis carteras ministeriales, entre ellas dos de
las más importantes: economía y defensa.
Luego, en lo que respecta a la religión profesa el judaísmo ortodoxo moderno, que es una
rama del judaísmo algo más fundamentalista que la corriente mayoritaria en Israel, pero
más laica y moderada política y socialmente que los ortodoxos jaredíes).
Y de hecho, como curiosidad, Bennett se ha convertido en el primer primer ministro que
lleva kipá todo el tiempo. Sí, ya sabéis, la característica gorrita de los judíos.
Pero más allá de las cuestiones personales, lo que más nos importa en VisualPolitik,
es, lógicamente, su posicionamiento político.
Y aquí, bueno, el propio Bennett se describe como “más a la derecha de Netanyahu”.
Tanto en lo económico como en lo social. Y aunque a medida que se ha ido acercando
al poder en Israel se ha vuelto más y más conciliador...
(“Toda esta idea de que los izquierdistas son traidores y todos estos sinsentidos son
inaceptables. [...] Lo que Bibi hizo durante años... el silbato del perro contra este
grupo o ese grupo, yo no entro ahí. Soy más de derechas que Bibi, pero no uso el odio
o la polarización como herramientas para promocionarme políticamente.” - Naftali
Bennett)
... lo cierto es que la hemeroteca no nos permite describir al nuevo líder israelí
como alguien precisamente moderado.
Por ejemplo, Bennett es un acérrimo opositor a la idea de los dos Estados, el palestino
y el israelí, como solución al conflicto árabe israelí. Tanto es así que llegó
a decir que eso supondría el suicidio de Israel en materia de seguridad nacional.
Y además no creáis que estas cosas las dijo de forma discreta en una reunión de salón
a puerta cerrada, ni tampoco en una pillada de micrófono abierto, qué va... lo dijo
en 2014 en medios tan importantes como el New York Times o CNN.
(“Los viejos modelos de paz entre Israel y Palestina ya no son relevantes. Ha llegado
el momento de repensar la solución de los dos Estados.” Naftali Bennett, en The New
York Times, en 2014) (“La era de estas negociaciones se ha acabado.
[...] El enfoque que hemos estado probando durante veinte años ahora claramente ha llegado
a su fin.” - Naftali Bennett en CNN, en 2014)
El problema es que al descartar la solución de los dos estados no está defendiendo ni
mucho menos la existencia de estado único, sino que plantea mantener a Palestina como
una especie de protectorado o colonia permanente, un protectorado, por supuesto, subordinado
a Israel. Y eso, eso muchos podrían definirlo como toda una Apartheid.
De hecho, Bennett también defiende la ocupación militar de Cisjordania, porque según dice
este territorio fue ganado por Israel durante la Guerra de los Seis Días. Por supuesto,
en ningún caso plantea otorgar ciudadanía alguna a los casi 3 millones de habitantes
de este territorio.
En esta misma linea, fue Director General del Consejo de Yesha, una organización que
defiendo los intereses de los colonos israelíes en asentamientos judíos en Cisjordania. Porque
sí, el nuevo Primer Ministro israelí defiende los asentamientos en suelo palestino.
Pero esta, amigos, no es la única cuestión dónde se muestra completamente franco:
En 2018 Bennett dijo que si fuera ministro de Defensa pondría en marcha una política
de “disparar a matar” en la frontera de Gaza contra todos aquellos palestinos que
se dedicasen a agredir a las fuerzas de seguridad israelíes.
Es más, preguntado por si ello incluiría a los niños, respondió con suma claridad.
Fijaos. (“No son niños, son terroristas. Nos estamos
engañando a nosotros mismos.” - Naftali Bennett en 2018)
Y más allá de si estás o no de acuerdo, o de si efectivamente muchos niños son adoctrinados
y entrenados por Hamas para atentar contra Israel, este tipo de mensajes dejan ver la
línea no dura, sino durísima del nuevo Primer Ministro.
Ahora bien, el territorio y la política de seguridad no son los únicos puntos de su
agenda.
(De la misma forma que Bennett es un claro ejemplo de político nacionalista también
es un acérrimo defensor del libre mercado, los bajos impuestos, la desregulación y la
reducción del poder y los privilegios de los sindicatos.
Por lo pronto, en el borrador de los presupuestos del Estado para Israel que acordó con la
coalición de ocho partidos que le ha llevado al poder, se incluyó expresamente la congelación
de los impuestos para el 2022. Asimismo, en materia de derechos sociales
a pesar de su condición de ortodoxo moderno, es relativamente moderado. Por ejemplo, defiende
que las personas LGTB tengan los mismos derechos que cualquier persona heterosexual.)
Es decir, Israel tiene un nuevo primer ministro con una agenda favorable a la empresa, experiencia
en la gestión privada y pública, un largo recorrido como oficial de los cuerpos especiales
del ejército lo que incluye experiencia de combate real y un marcado acento nacionalista.
En definitiva, tal y como él mismo se definió:
Políticamente hablamos de Netanyahu a la derecha, especialmente a la derecha nacionalista.
Eso sí, que sea el Primer Ministro no quiere decir ni mucho menos que vaya a tener mano
libre. Bennett pilota uno de los gobiernos más heterogéneos que podríamos imaginar.
Todo un gobierno Frankenstein.
¿Por qué digo esto? Pue… Atentos.
(UN GOBIERNO FRANKENSTEIN)
Derecha nacionalista, nacional-liberalismo, centro liberal, socialdemócratas sionistas,
izquierda verde, islamistas… 8 Partidos y coaliciones que provienen literalmente de
todo el espectro político.
Todo ese mix es el que forma el nuevo gobierno israelí, compuesto por 28 ministerios.
Una cifra de ministerios que os puede parecer enorme… Hasta que tenemos en cuenta que
el último gobierno de Netanyahu tenía 36.
Sí, así es la política israelí: Todos tienen que pillar su parte del pastel.
Además el gobierno tendrá dos periodos diferentes. Durante los primeros dos años Bennett será
el primer ministro, y los dos restantes lo será Yair Lapid, del partido centrista liberal
y secular Yesh Atid.
Sí es que llega.
Hablamos de un enorme galimatías que se puso en marcha con un solo objetivo: echar al Rey
Bibi del poder.
La cuestión es, ¿podrá esto salir bien? Pues lo cierto es que muchos analistas y expertos
en política de Israel y de Oriente Medio, por no decir la mayoría, creen que este gobierno
va a durar poco más de dos telediarios, y que Lapid no llegará a primer ministro, al
menos no con esta coalición.
Y es que, claro, el amplísimo y contrario espectro ideológico de los partidos que lo
conforman hacen muy difícil llegar a consensos, especialmente cuando vengan mal dadas.
Estoy pensando, por ejemplo, en otra escalada de violencia con Hamás en Gaza. Sin ir más
lejos, ahora, en este nuevo Gobierno, hay un árabe israelí del partido Ra'am, de
ideología islamista, como viceministro de asuntos árabes.
(Hablamos de Mansour Abbas, a quien cuesta ver apoyando desde dentro del Gobierno una
escalada militar con Gaza, un mayor control en Cisjordania, o una respuesta contundente
en caso de que a Hamás le dé por volver a las andadas con cohetes o ataques terroristas.
Pero no solo eso… Entre los objetivos políticos de Abbas dentro del gobierno israelí está
el incrementar [y mucho] el gasto gubernamental en pueblos y villas árabes en Israel, algo
que no sabemos si es muy compatible con la defensa que hace Bennett de los asentamientos
judíos en Cisjordania…)
Es decir, que el mayor reto para el nuevo Gobierno israelí, por encima de cualquier
otra cosa relacionada con la política, la defensa o la economía, es su propia existencia,
mantenerse en pie.
Por mucho que el propio Bennett diga que prefiere dejar a un lado las diferencias...
(“Nuestro principio es: Nos sentaremos juntos y avanzaremos en lo que acordemos, y hay mucho
en lo que estamos de acuerdo: transporte, educación, etc. Y lo que nos separa, lo dejaremos
a un lado.” - Naftali Bennett, Primer Ministro de Israel)
Los encontronazos llegarán. Aquí no se ha formado un gobierno con un proyecto político
sino con una única misión: echar a Bibi del poder.
Y para colmo no hablamos tampoco de una coalición con una mayoría muy amplia. Hablamos de 61
diputados contra 59 que apoyan a Netanyahu.
En fin, estas son las características del nuevo gobierno y del nuevo Comandante en Jefe
de la política y la defensa de Israel.
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Llegados hasta aquí turno para ti:
¿Qué opinas del movimiento del bloque anti-Netanyahu para expulsar a Bibi del poder? ¿Tiene futuro
esta coalición o terminará como el rosario de la aurora? ¿Crees que Israel estará en
mejores manos ahora que conocer al nuevo primer ministro y su nuevo gobierno?
Como siempre, nos encanta conocer vuestra opinión, así que dejad vuestros comentarios
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Un saludo, y hasta la próxima.