¿Por qué el KPOP es el ARMA POLÍTICA de COREA? - VisualPolitik (1)
Este vídeo ha sido posible gracias a Surfshark, más sobre esto en un momento.
Solemos pensar que el mundo está configurado en torno a un grupito de enormes potencias
que son las que manejan los hilos de todo.
Estados Unidos, China, puede que hasta hace poco Rusia, quizás en el futuro la India…
Pero… ¿y si os dijera que hay países mucho más pequeños y, aparentemente, inofensivos
que de repente consiguen una gigantesca influencia a escala global?
¿Y si os hablásemos de países que ni son ni los más ricos del mundo, ni tienen porqué
tener armas nucleares, grandes ejércitos o mucha población, y que a pesar de todo
han conseguido hacerse un hueco en el tablero geopolítico internacional?
Pues, queridos amigos, amigas, en este vídeo os vamos a poner varios ejemplos que lo están
logrando.
Pero antes no estaría de más poner sobre la mesa la clave última de su renovada influencia:
hablamos del conocido como poder blando.
Y, ojo, que esto puede llegar a ser mucho más importante de lo que te puedas imaginar.
(Podríamos decir que ese tipo de estrategia o poder consiste en ser capaces de impactar,
influir y persuadir a personas de todo el mundo para cumplir con unos determinados objetivos.
Para ello se utilizan elementos como la cultura, los valores, la innovación, el deporte, la
diplomacia o, incluso, la filantropia.
Es el concepto opuesto al poder duro o hard power, que es el que se ejerce a través de
la coerción, el uso de la fuerza o las amenazas y chantajes económicos.
Un tipo de poder en el que, lógicamente, las grandes potencias tienen muchas ventajas.
Es decir, sintetizando que mientras que el poder duro depende de la fuerza, el poder
blando lo hace de la persuasión y la atracción.)
A ver, sobre la in fluencia y el peso militar ya os hemos hablado en un montón de vídeos.
Es un tema recurrente en VisualPolitik.
Sin embargo, de lo que nunca antes os habíamos hablado es de cómo cualquier país puede
multiplicar su relevancia y su influencia internacional recurriendo a la persuasión.
Lo que, además, puede resultar todo un chute de energía para sus empresas y productos.
Y, podéis creerme, no estamos bromeando.
Son muchos los países que están ya desarrollando esta línea de trabajo.
Así que, sin más preámbulo…¿Os parece que descubramos qué países están siendo
capaces de competir de tú a tú con las grandes potencias?
¿Cómo lo están consiguiendo exactamente?
Pues queridos amigos, vamos a ir viendo cada arista de este nuevo enfoque.
¿Y sabéis qué?
Lo vamos a ir viendo con ejemplos concretos.
Arranquemos.
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Dicho esto, ¡continuemos con nuestro video de hoy!
T1(EL SURGIMIENTO DEL ‘K-POWER')
Uno de los países que más ha aumentado su influencia internacional y que más ha mejorado
su imagen exterior durante los últimos tiempos es…
Sí, efectivamente, Corea del Sur.
Aquí en VisualPolitik ya hemos hablado de este país en varios vídeos.
Os hemos hablado de temas políticos, económicos, militares y sociales pero sobre lo que nunca
habíamos hablado es de cómo este país se ha convertido a toda velocidad en uno de los
países más populares del mundo..
Seguro que todos conocéis el KPOP o las series coreanas que han arrasado en Netflix, como,
por ejemplo, El Juego del Calamar.
Pero mucho antes de todo eso, antes de que el Gangnam Style se convirtiera en el video
más visto de YouTube, de que grupos como BTS o Black Pink conquistaran el mundo, o
de que la película Parásitos ganara cuatro Oscar, la llamada “ola coreana” ya había
conquistado el continente asiático.
Puede, incluso, que alguno de vosotros a raíz de todo este tema os estáis animando a probar
la comida coreana….
Una comida que se está haciendo cada vez más popular.
Cine, música, cultura y gastronomía…
Puede parecernos poca cosa, pero, ¿no resulta sorprendente que un país como este esté
teniendo semejante impacto mundial?
¿Habéis pensado, por ejemplo, alguna vez en los coches que aparecen sistemáticamente
en las series coreanas?
Si no lo habéis hecho, fijaos, pero casi siempre son o Hyundai, o Génesis o Kia.
Casi que podríamos hablar de un mega anuncio para una de las industrias más importantes
de este país.Y, por supuesto no hablamos solo de los coches.
Pero esta es tan solo una de las aristas que tiene esta enorme exposición mundial.
Una visibilidad que en el caso de Corea del Sur no ha llegado caída del cielo.
Todo lo contrario.
Podríamos llegar a decir que ha formado parte de una estrategia de Estado desde hace varias
décadas.
(Muchos expertos consideran que el apoyo del gobierno fue clave en el Hallyu [PRON: Jaliu],
la ola coreana de contenidos culturales surgida en los años 90,.
Por ejemplo en 1998, el entonces presidente Kim Dae Jung [PRON: Kim Dé Tsong] anunció
el primer plan de apoyo a la industria Hallyu.
El objetivo era impulsar la industria cultural para convertirla en un gran escaparate del
país.
Y no fueron solo palabras.
En apenas 3 años el presupuesto público destinado a la industria cultural se triplicó.
El éxito cosechado fue tan rotundo que el siguiente gobierno, el de Roh Moo Hyun [PRON:
No Mu Hyon], continuó aumentando las inversiones en la industria cultural.
De hecho, también se establecieron varias leyes así como agencias gubernamentales destinadas
exclusivamente a la promoción de estos contenidos culturales dentro y fuera del país.)
Y sí, ya sé lo que estáis pensando…
Si fuera tan fácil como poner dinero sobre la mesa, muchos países podrían hacer lo
mismo, ¿no os parece?
Pues, lo cierto es que en este caso, la clave del éxito de la ola coreana no fue realmente
la contribución económica del gobierno, sino sobre todo que el proceso estuvo totalmente
dirigido y gestionado por empresas y productoras privadas enfocadas a la obtención de beneficios.
Digamos que en este caso el gobierno jugó un papel similar al que tuvo el estado de
Israel en la promoción de las empresas tecnológicas, tal y como ya os contamos recientemente en
VisualEconomik.
Es decir, puso dinero para apoyar a la industria, pero le dio está todo el control…
Con una premisa, además, muy clara: tenían que ser competitivas por sí mismas.
Es decir, tenían que ganar todo el dinero que les fuera posible.
Y así, poco a poco el estado fue alimentando un sector que les podría reportar mucha visibilidad
internacional.
Fijaos.
(“La cultura ha surgido como un elemento indispensable de la competitividad de una
nación y un recurso económico que produce valor añadido.
Para mantenerse al día con este entorno global cambiante, Corea ha adoptado la diplomacia
cultural como un nuevo pilar de la estructura diplomática del país.”
- Libro Blanco de Diplomacia de Corea del Sur, año 2010)
Y creedme cuando os digo que se lo toman bastante en serio.
Por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano realiza investigaciones sobre el
impacto del Hallyu en cada país, y en función de los resultados promueve actividades de
fans y eventos culturales.
Otro ejemplo es que el gobierno patrocina del 20 al 30 por ciento de un enorme fondo
de inversión de 1.000 millones de dólares destinado a hacer crecer y a exportar la cultura
pop coreana.
Algo que como veis no ha surgido por casualidad.
(Uno de los objetivos de esta fuerte apuesta ha sido el de mejorar la imagen internacional
de Corea del Sur.
Un país que desde su fundación en 1948 ha pasado por una devastadora guerra y por una
sucesión de dictaduras militares hasta los años 90.
Dictaduras que, obviamente, violaban consistentemente los derechos humanos y que contribuyeron a
que la imagen del país en el exterior fuera bastante negativa.
Durante mucho tiempo se vio a Corea como una especie de megafábrica dirigida por sátrapas
y enormes grupos empresariales de corte familiar que eran apoyados por políticos corruptos.
Como podréis imaginar, no era la mejor carta de presentación.)
Así que con la llegada de la democracia al conocido como país de la mañana tranquila,
los políticos no solo tuvieron que ponerse manos a la obra para limpiar las instituciones
también tuvieron que empeñarse a fondo para mejorar la imagen del país dentro y fuera
de sus fronteras.
Y ya lo veis…
¡Dicho y hecho!
Pero, ¿sabéis qué?
Hay un par de datos que nos pueden servir para entender el enorme éxito que han tenido.
Por ejemplo, según la Organización Mundial del Turismo, entre 1995 y 2019, que es el
último dato pre-pandemia, el número de turistas que recibió Corea del Sur creció un 367
por ciento, pasando de unos 3,75 millones a casi 18.
De esta forma el turismo se está convirtiendo en una enorme fuente de ingresos completamente
nueva.
(Otro dato que demuestra la influencia que ha tenido esta apuesta cultural lo tenemos
con el número de personas que de repente deciden estudiar su idioma.
Podemos fijarnos, por ejemplo, en el número de estudiantes que cada año se apuntan a
los exámenes oficiales.
Pues bien, ojo con este dato, el número de aspirantes al TOPIK ha aumentado casi un 14.000
por ciento entre 1997 y 2019.
En 2019 fueron unos 400.000 aspirantes, casi cuatro veces más que los que se apuntaron
para los exámenes oficiales de español DELE.
Y no olvidemos que el coreano es un idioma minoritario a nivel global, con apenas 80
millones de hablantes nativos, con lo cual es un verdadero hito.)
Y, ojo, porque como apunte hay que decir, que España se gasta cada año 170 millones
de euros en el Instituto Cervantes - básicamente en sedes y empleados públicos - cuya función
esencial es promover el español por el mundo.
Pues, ¿qué queréis que os diga?
Con los datos en la mano…
La apuesta por la empresa privada y los contenidos competitivos de Corea del Sur ha tenido mucho
más éxito.
Sobre todo si además tenemos en cuenta que el español es el segundo idioma con más
hablantes nativos y que es mucho, muchísimo más importante en el mundo.
Pero no nos desviemos.
El caso es que todo este impacto se traduce, obviamente, en una gran fuente extra de ingresos
para la economía surcoreana.
Y ni siquiera se trata solo de eso.
También es una forma de promover la imagen política de Corea en el resto del mundo,
lo que además aumentar los intercambios comerciales, diplomáticos y políticos, puede ser particularmente
importante en caso de conflicto, por ejemplo, con Corea del Norte.
Es evidente que las cosas que conocemos y que valoramos nos importan mucho más.
Es algo que ahora también están persiguiendo países como Israel.
¿Os habéis dado cuenta de que cada vez hay más contenido israelí en las plataformas
de streaming?
Pues, ojo, porque sus implicaciones son más importantes de lo que podríamos pensar.
Fijaos por ejemplo en esta noticia: (La cuarta temporada de Fauda bate récords
de audiencia en Oriente Próximo.
i24news) (Fauda, la polémica serie de Netflix encabeza
las listas de audiencia de los países árabes.
The News)
Fauda es una serie centrada en el conflicto palestino-israelí.
Una serie de producción hebrea que ahora está contribuyendo a cambiar la imagen de