¿Pueden las energías RENOVABLES ser RENTABLES? 5 años del ACUERDO de PARÍS
A media noche del día 4 de noviembre del 2020, apenas unas horas después de las elecciones
que le costarían el Despacho Oval, el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump lograba
ver cumplido uno de sus grandes compromisos:
Retirar a los Estados Unidos del conocido como Acuerdo de París. La potencia norteamericana
se desmarcaba así de uno de los acuerdos globales más importantes jamás alcanzados.
Para que os hagáis una idea en el momento de preparar este vídeo son 196 los países
que lo han firmado y 188 los que lo han ratificado a lo largo y ancho de todo el mundo.
Amigos, El Acuerdo de París fue adoptado en la Conferencia sobre el Clima de París,
la COP21, el día 12 de diciembre del año 2015. Es decir, en el momento de publicar
este vídeo se cumple su 5º aniversario.
En este acuerdo, los países firmantes, se comprometieron fundamentalmente a reducir
sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero, ojo, que esta fue la gran novedad, lo
hicieron asumiendo la obligación de tener que presentar planes concretos sobre cómo
tienen la intención de cumplir con los objetivos negociados.
Y no solo eso, también se incorporó al acuerdo la obligación de que todos los países miembros
informen periódicamente sobre sus emisiones y sobre los esfuerzos realizados para llevar
a cabo sus planes.
Es decir, el Acuerdo de París buscó ir mucho más allá de una mera declaración de intenciones.
Pero, ahora, ahora los Estados Unidos, el segundo país más contaminante tras China
ha decidido abandonar el acuerdo - aunque será algo temporal, porque Joe Biden, ya
ha manifestado su intención de volver a adherirse al mismo.
El caso es que esto nos ha hecho aquí en VisualPolitik hacernos unas cuantas preguntas.
¿Qué supone este acuerdo? O más bien ¿Qué esperanzas hay de que sus metas se cumplan?
Para ello hemos decidido echar un vistazo a cómo están las cosas en la actividad que
supone en torno a las tres cuartas partes, casi el 75% de todas las emisiones de Co2.
Me estoy refiriendo a la generación de energía.
Ahora bien, ¿Cuáles son las fuentes de energía,de electricidad, de calor y de combustión sobre
las que se asienta toda la economía mundial? ¿Cómo ha cambiado durante los últimos años?
¿Cómo está cambiando y por qué? ¿Qué podría suponer la salida de los Estados Unidos
del Acuerdo de París?
Queridos amigos, en este vídeo que hemos podido preparar gracias a la colaboración
y al apoyo de Iberdrola vamos a ver cómo muchas de las ideas preconcebidas que de una
forma u otra todos tenemos son equivocadas. Creo que a muchos de vosotros muchas de las
cosas que os vamos a contar os van a sorprender bastante.
[Y sí, responder a esas preguntas es también la razón por las que nos hemos desplazado
hasta este parque eólico de Maranchón, Guadalajara. Y, ojo, porque esto de la energía eólica
es más importante de lo que te puedas imaginar.]
¿Estáis preparados para para diseccionar cómo es y cómo está cambiando el gran motor
del mundo? Pues… Arranquemos.
(EL MOTOR QUE MUEVE LA ECONOMÍA MUNDIAL)
Amigos, el consumo energético tiene 3 grandes usos: la electricidad , el transporte y la
generación de calor. Suponen casi las tres cuartas partes de todas las emisiones de dióxido
de carbono.
Porque, lo cierto, lo cierto es que a día de hoy el motor que genera la sangre que mueve
el mundo, la energía, tiene un origen sucio. Los combustibles fósiles, el carbón, el
petróleo y el gas, suponen el 79% de la producción energética.
Seguro que esto no es algo que sorprenda. Sin embargo, esperad un momento, porque durante
los últimos años se han registrado dos tendencias muy acusadas:
Por un lado, aunque su consumo se incrementó ligeramente en términos absolutos, el peso
del carbón en el suministro mundial de energía se ha reducido durante la última década.
Una década que comenzó con unas expectativas muy altas para este combustible.
(La década que dió comienzo en el año 2000 vio el mayor crecimiento de la demanda de
carbón de toda la historia. El despegue económico de China cuyo tejido energético se alimenta
fundamentalmente de carbón - el gigante asiático es responsable de casi la mitad de toda la
producción mundial de carbón - hizo que durante esos 10 años la demanda de este combustible
creciera más que durante las 4 décadas anteriores juntas.
En ese momento todo apuntaba a que el imparable crecimiento económico de China junto al incipiente
despegue de la India, otro país adicto al carbón, dispararía también su consumo durante
la siguiente década. Sin embargo eso no ocurrió. Entre los años 2010 y 2019 la tendencia para
la demanda de carbón no fue positiva. Y de hecho en el año 2019 la demanda de carbón
fue menor que en el 2013.
Las crecientes preocupaciones ambientales, materializadas en el propio Acuerdo de París
junto a la revolución del gas natural en los Estados Unidos, cómo consecuencia del
fracking, que liberó enormes cantidades de gas natural e hizo desplomarse sus precios,
hundió el consumo de carbón del gigante norteamericano en casi un 40%.)
[Lo que, por cierto, supuso una excelente noticia. La disminución del uso del carbón
explica el 75% de la reducción en las emisiones de CO2 que los Estados Unidos registraron
entre los años 2005 y 2017.
Y luego en Europa, ocurrió algo similar. La cada vez mayor conciencia ambiental, los
precios más bajos del gas, las nuevas capacidades del gas natural licuado y el nuevo mercado
de derechos de emisiones propiciaron que el peso del carbón en la generación de energía
se hundiera un 50%.
Pero, un momento, amigos, porque la emergencia del gas no fue ni mucho menos la única razón
que explican la caída en el uso del carbón. Lo cierto es que durante la última década
hemos presenciado el comienzo de toda una revolución: la de las energías renovables,
especialmente de la energía eólica y la energía solar.
¿Un dato? La capacidad global de energía solar fotovoltaica se ha multiplicado por
casi 20 durante la última década.
Hablamos de una inercia que ni siquiera el coronavirus ha logrado frenar.
(La Agencia Internacional de la Energía calcula que durante el 2020 la demanda mundial de
energía se habrá reducido un 5% y la inversión en casi un 20. Sin embargo, a pesar de ello,
la inversión en renovables ha crecido. Se estima que tan sólo durante el 2020 se habrán
instalado 198 GW de capacidad renovable, casi el 90% de todo el aumento de la capacidad
energética mundial. Un 90%.
Para que os hagáis, por ejemplo, si hablamos de electricidad, las fuentes renovables suponen
ya el 27% de toda la producción a nivel global. Y no solo eso.
La Agencia Internacional de la Energía espera que tan solo durante los próximos 5 años
la producción de electricidad mediante energías renovables crezca otro 50% hasta los 9745
TWh, el equivalente a la demanda combinada de China y toda la Unión Europea.
Una expectativa que es consistente con la evolución de los últimos años.)
Amigos, hablamos de unos números sencillamente alucinantes. La previsión de la Agencia Internacional
de la Energía es que las renovables cubran el 99% - sí, sí, lo habéis escuchado bien,
el 99% - todo el aumento de la demanda mundial de electricidad durante el periodo 2020-2025.
Y, ojo que no hablamos de un canto al aire. La mayoría de proyectos ya están planificados
o en estudio. Sin ir más lejos, muchas multinacionales de la energía han anunciado inversiones de
decenas y decenas de miles de millones en renovables.
(Iberdrola duplicará su potencia renovable en seis años con 75.000 millones en inversiones.)
Estamos simple y llanamente ante un cambio histórico.
Y no se trata sólo de la generación de electricidad hoy. El peso de las energías renovables también
va a crecer con fuerza en los otros dos usos energéticos, la generación de calor y, por
supuesto, el transporte. Seguro que todos habéis visto noticias como esta:
(Hyundai aumenta la autonomía del vehículo eléctrico a 500 km con una nueva plataforma
El sistema compartido impulsa el plan del fabricante de automóviles de Corea del Sur
de lanzar 23 nuevos modelos de vehículos eléctricos de aquí al 2025)
Ahora bien, llegados hasta aquí, estoy seguro, pero seguro, seguro, de que hay una pregunta
que muchos de vosotros os estáis haciendo. Yo desde luego me la estoy haciendo: ¿Qué
demonios explica este cambio casi disruptivo que se ha comenzado a producir durante los
últimos años? ¿Por qué las renovables están creciendo con tanta fuerza?
¿Alguna idea? Pues…. Atentos, porque la respuesta puede que os sorprenda a muchos.
(ES LA ECONOMÍA, DEMONIOS)
¿Por qué apostar por las energías renovables? ¿Por qué tantas multinacionales están concentrando
sus inversiones en este sector? ¿Se trata acaso únicamente de seguir las directrices
marcadas por los políticos o por acuerdos cómo el de París? ¿O hay algo más? ¿No
es extraño que incluso países cómo China se hayan sumado a este especie de nueva moda?
Conciencia ambiental, preocupación social, responsabilidad… Todo eso, amigos, está
muy bien, pero no nos engañemos; para poder llevar a cabo, una cambió, una transición,
una revolución como supone transformar todo el modelo de producción energética mundial
hace falta algo más:
Que esa energía sea competitiva. Que los costes y la cuenta de pérdidas y ganancias
avale toda esa disrupción.
¿Y sabéis qué? Puede que te sorprenda pero eso es exactamente lo que está ocurriendo.
Lo que te vamos a mostrar a continuación no es ningún alegato ecologista ni nada por
el estilo, esto es VisualPolitik, lo que te vamos a mostrar no son sino los números,
la cruda realidad de los datos.
Amigos, durante la última década si tenemos en cuenta tanto la construcción de las plantas
de producción - por ejemplo una central de ciclo combinado de gas natural o un parque
eólico - como la propia explotación, el combustible y las operaciones, lo que nos
encontramos es con que los coste de las energías renovables se han desplomado.
Quedaros con estos datos: El coste de la energía eólica terrestre ha caído 70% y el de la
energía solar casi un 90. Tan sólo durante la última década. Y eso, ojo, sin contar
subsidios de ningún tipo.
Hoy, esto ya es un hecho, para nuevos proyectos, la energía eólica terrestre y la energía
solar son de media mucho más baratas que la energía procedente del carbón o el gas
natural. Y eso es precisamente lo que explica que la inmensa mayor parte de la nueva capacidad
de producción eléctrica sea precisamente renovable.
Cómo veis hace apenas una década, sólo una década, cada MWh producido en una planta
solar fotovoltaica, costaba el triple que uno producido en una central de carbón. Hoy
el coste del MWh solar es menos de la mitad que el del carbón. [Siempre y cuando hablemos
de nuevas centrales, claro. Si ya tienes una construida pues durante su tiempo de vida
útil evidentemente sus costes de producción serán casi seguro inferiores]. Pero si partimos
de cero, entonces la cosa cambia.
De hecho, las nuevas instalaciones de energía solar fotovoltaica empiezan a tener costes
que las sitúa entre las fuentes de energía más baratas de toda la historia. Y lo mismo
podríamos decir de la energía eólica. Y no solo eso. La estimación es que durante
los próximos años el coste de esta energía siga cayendo con fuerza.
Y la pregunta, la gran pregunta que podemos hacernos es: ¿Cómo diantres ha sido esto
posible?
Pues, queridos amigos y amigas de VisualPolitik, esto tiene que ver con las características
propias de cada sistema de producción. Veréis, me explico. Mientras que el coste de la electricidad
generada por los combustibles fósiles depende en gran medida del precio del propio combustible:
el gas, el petróleo o el carbón, por ejemplo, eso mismo no ocurre con la energía renovable.
No.
(En el caso de la energía eólica o la energía solar su coste está vinculado casi totalmente
al coste de la tecnología. ¿Y qué ocurre con el precio de la tecnología? Pues exactamente
lo mismo que ha ocurrido con los microchips, los teléfonos móviles o los datos: que su
coste de producción se desploma a medida que la tecnología se desarrolla.
La experiencia, la acumulación de avances tecnológicos, los pequeños cambios que incrementan
la eficiencia. Es una suma de elementos que al final hace que la tecnología sea más
y más accesible.)
Por ejemplo, los datos y los estudios existentes muestran que cada vez que se ha duplicado
la capacidad solar instalada se ha producido una caída en los costes del 36%. En el caso
de la energía eólica terrestre el dato ha sido del 20% y en el de la energía eólica
marina del 10%. Fijaos.
De esta forma, aunque la electricidad producida con carbón ha sido históricamente barata,
en comparación con la energía solar fotovoltaica, es cada vez relativamente más cara. ¿Por
qué? Pues porque además de que la tecnología ya está muy afinada, el coste del carbón
pesa. De hecho, este mineral supone de medida cerca del 40% del coste total de una planta
eléctrica de carbón.
Y esto, esto amigos es lo que explica que las renovables se hayan convertido en las
estrellas del mundo energético. Y eso, eso es un cambio que ni siquiera el Presidente
de los Estados Unidos puede frenar.
Y, qué queréis que os diga: es una noticia fantástica. Por un lado hablamos de energía
mucho más barata, y eso, eso por sí mismo supone más prosperidad y calidad de vida
para todos.
(Pero ese no es el único beneficio. La sustitución progresiva de plantas, especialmente de carbón
por energías renovables además va a reducir las emisiones de dióxido de carbono y la
contaminación de todo tipo y eso, eso puede evitar la pérdida de cientos y cientos de
miles de vida, millones incluso, cada año.
Sí, lo habéis escuchado bien, los organismos internacionales calculan entre 5 y 8 millones
las personas que cada año perecen por culpa de la contaminación.)
Así que, ya lo véis, parecen buenas noticias que nos abren la puerta a un futuro muy esperanzador.
Energía más limpia y más barata, ¿Qué más se puede pedir? Sí, evidentemente aún
hay asuntos que resolver, cómo por ejemplo la intermitencia de estas tecnologías: ¿Qué
ocurre si no hace sol o no sopla el viento?
Quizás eso se pueda resolver con el futuro desarrollo de los sistemas de macro almacenamiento
de energía o puede que esta tecnología conviva con otras, pero en cualquier caso sustituir
por ejemplo carbón por solar, pues parece una noticia fantástica.
De hecho, ¿sabéis quienes están apostando fuerte, muy fuerte por la energía solar fotovoltaica?
Os vais a quedar con la boca abierta: las propias petromonarquías del golfo pérsico.
(26/07/2020: La planta de energía solar más grande del mundo avanza en Abu Dhabi con la
adjudicación del contrato. Forbes)
En fin, amigos, estas son las claves del sistema energético mundial. Creo que ahora podéis
comprender mucho mejor la revolución de las energías renovables que se ha puesto en marcha
durante los últimos años.
La pregunta es: ¿Alcanzaremos próximamente una nueva de energía mucho más barata o
nuestros políticos la gravarán salvajemente con nuevos impuestos para que nada cambie?
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una vez más a Iberdrola por su apoyo y confianza.
Un abrazo y hasta la próxima.