SINGAPUR: ¿El CENTRO FINANCIERO que SUEÑA con ser una POTENCIA AGRÍCOLA?
Queridos amigos, amigas, cuando pensamos en Singapur, lo normal es que lo primero que
se nos venga a la cabeza, no se, sean sus imponentes rascacielos, su enorme aeropuerto,
las galerías comerciales o quizás su elegante bahía con el Merlion y el espectacular casino
Marina Bay.
Puede incluso que se nos vengan imágenes de mucha, muchísima gente junta. Al fin y
al cabo Singapur es uno de los lugares más densamente poblados de todo el planeta.
De hecho, tan solo el 30% de su territorio está aún sin construir. Y de ese porcentaje
la inmensa mayor parte del espacio son montañas, parques y espacios protegidos.
Así que cómo os podéis imaginar, Singapur no es precisamente que digamos una potencia
agrícola.
A Singapur la podemos relacionar con la industria financiera, el comercio, el turismo o su puerto.
Incluso tal vez con empresas de alta tecnología. Pero desde luego no con la agricultura.
Y de hecho menos del 1% de todo su territorio está ocupado por explotaciones agricolas.
(No es extraño que con el vertiginoso crecimiento demográfico que Singapur ha registrado durante
las últimas décadas, la mayor parte de su territorio se haya utilizado para construir
viviendas, oficinas y espacios comerciales.
Eso ha puesto que virtualmente ha desaparecido el sector primario del país, especialmente
la agricultura y la ganadería. De esta forma, mientras que en el año 1960 Singapur tenía
alrededor de 15.000 hectáreas de tierras de cultivo y la actividad agraria suponía
el 3% del PIB, hoy son menos de 600 hectáreas y su peso sobre el PIB no alcanza el 0,02%.)
En otras palabras, desde 1960, Singapur ha perdido el 96% de la superficie dedicada a
la producción de alimentos.
Lo que por otra parte, pues, es completamente normal. A medida que se fue haciendo más
y más rico, Singapur sustituyó los bueyes y los tractores por lujosos rascacielos de
oficinas, sucursales bancarias y bóvedas de oro.
[Sí, Singapur se ha convertido también en uno de los principales centros mundiales de
almacenamiento de metales preciosos que se guardan dentro de bóvedas en centros de alta,altísima
seguridad.]
Pero no solo fue una cuestión estrictamente económica sino también política. Por ejemplo,
en 1984 el gobierno prohibió la apertura de nuevas granjas de cerdos por los malos
olores y los problemas ambientales que planteaban.
Desde entonces el número se redujo de unas 200 granjas, a tan solo 22 en 1990. Y hoy
ya no queda absolutamente ninguna.
Y amigos, cómo os podéis imaginar está es una dinámica tiene consecuencias:
Para que os hagáis una idea a día de hoy Singapur apenas produce localmente en torno
al 8% de las necesidades alimentarias básicas de su población. Uno de los porcentajes más
pequeños de todo el mundo. Así que no les queda otra que importar prácticamente
todo lo que necesitan para comer. Qué es lo que ocurre en la mayoría de las
ciudades y que en sí mismo, pues, no tiene nada de malo.
Lo que pasa es que Singapur no solo es una ciudad sino que también es un país, así
que el suministro alimentario depende de acuerdos internacionales, del comercio libre o de cómo
fluctúan las divisas.
A pesar de lo cual ocupa la primera plaza en el Índice Mundial de Seguridad Alimentaria.
Sin embargo, un momento, porque ahora, tras los estragos causados por la crisis del Sars-Coronavirus-2
en el comercio mundial, las cosas en Singapur podrían estar cambiando.
De hecho, de repente el gobierno de Singapur ha girado 180 grados y ha puesto sobre la
mesa su intención de incrementar drásticamente la producción agropecuaria con un modelo
muy particular.
Pero, ¿Por qué? ¿Por qué ahora el gobierno de uno de los lugares más prósperos del
mundo quiere hacer rebrotar - nunca mejor dicho - la actividad agrícola? ¿Tiene sentido
hacerlo?
¿Es acaso realmente posible en una ciudad como está dominada por rascacielos, sedes
financieras internacionales, interminables galerías comerciales y edificios por todas
partes?
Queridos amigos, amigas ¿Queréis acompañarnos a conocer mejor esta asombrosa apuesta del
gobierno de Singapur?
Pues empecemos.
(¿EL RETORNO DE LA AGRICULTURA?)
En Singapur se han marcado un objetivo: el del plan 30x30 Express. Esto es conseguir
producir el 30% de los alimentos que consumen para el año 2030.
Y, ojo, porque cuando el gobierno de Singapur se propone algo raro es que no lo consiga.
De momento el gobierno ha invertido ya en esta apuesta a través de diversas vías al
menos 200 millones de dólares, entre ellos casi 40 millones invertidos directamente por
la Agencia de Alimentos de Singapur.
Pero… La pregunta, la gran pregunta es ¿Cómo demonios se puede desarrollar la agricultura
en un lugar cómo este?
Pues veréis, el gobierno sigapurense cree que es algo que se puede lograr apostando
activamente por un nuevo tipo de agricultura: la conocida como agricultura hi-tech, tecno-agricultura
o agricultura de alta tecnología…
Da igual el nombre, el caso es que esta forma de cultivar no tiene prácticamente nada que
ver con la forma tradicional que todos conocemos..
(La agricultura de alta tecnología es una nueva forma de explotación intensiva, o incluso
podríamos decir ultraintensiva, que supone aprovechar al máximo el espacio disponible
y ser super eficientes para multiplicar el rendimiento de la explotación.
Si pensamos en una plantación de lechugas tradicional, por ejemplo, se requiere un tiempo
de crecimiento y unas condiciones climáticas determinadas que no tienen porque darse en
todas partes. Pues bien, todas estas limitaciones prácticamente desaparecen en las tecno-granjas.
Lugares que se parecen más a un laboratorio que a las instalaciones tradicionales que
todos conocemos.
En estas tecno-granjas los vegetales se cultivan en una especie de invernaderos modernos, dispuestos
en paredes verticales, en filas unas encima de las otras. Reciben luz y calor artificiales,
las condiciones de humedad y temperatura se optimizan para cada cultivo y se riega con
agua enriquecida en nutrientes. Incluso en algunos casos la recolección está automatizada
con el uso de robots.)
Vale, suena casi a películas de ciencia ficción, o a esos proyectos descabellados que se plantearon
hace un tiempo para cultivar vegetales en la mismísima luna.
Sin embargo, queridos amigos, podéis creerme si os digo que de ficción no tienen absolutamente
nada. En Singapur y en otros países del mundo este
tipo de explotaciones está en pleno auge y lo cierto es que se han convertido en una
actividad muy prometedora.
Singapur, por ejemplo, tiene ya 31 granjas operativas de este tipo, cuando en 2016 tenía
tan solo 12. En los últimos años, de hecho, tanto el número de explotaciones agropecuarias
como la producción de alimentos están experimentando un crecimiento constante. Tanto la producción
de vegetales cómo también la de las piscifactorías.
Y, ojo, que la apuesta del gobierno no ha hecho más que empezar.
Claro que, llegados a este punto, estoy seguro de que la pregunta que muchos os estáis haciendo
es, vale, pero, ¿Por qué se han lanzado a semejante proyecto? ¿Qué motivos tiene
el gobierno de Singapur para haberse lanzado a perseguir la apuesta 30X30? ¿Por qué diantres
han invertido ya más de 200 millones en esta apuesta?
Pues el argumento principal que han puesto sobre la mesa no es otro que el de la seguridad
alimentaria.
Como os contamos al principio de este vídeo, Singapur es casi totalmente dependiente de
las importaciones para alimentar a su población.
Claro que sin embargo, al mismo tiempo, como también os contábamos, este es el país
del mundo con mayor seguridad alimentaria.
La pregunta es, ¿Cómo es posible? O una cosa o la otra, ¿no os parece?
(Singapur importa los alimentos de una cantidad enorme de lugares diferentes. En total en
2019 este país importó alimentos de más de 170 países distintos.
Lógicamente es muy difícil que de repente una gran número de esos 170 países tuvieran
problemas para suplir a Singapur de todo lo que necesita esta especie de república urbana.
Pero claro, entonces el argumento de la seguridad alimentaria pierde peso.
Muchos analistas lo que dicen es que en realidad el gobierno persigue de momento 3 objetivos.
Por un lado impulsar la investigación tecnológica y crear nuevos empleos;
por otro incrementar la calidad y no en sí mismo la cantidad, en particular en lo relacionado
con los productos frescos.
Y en tercer lugar mejorar la imagen del país reduciendo su huella de carbono.
Reducir las importaciones alimentarias supondría reducir el uso de transportes de cargas y
por tanto le facilitaría a Singapur cumplir sus compromisos en cuanto a emisiones de gases
contaminantes.)
Desde luego sobre el papel todo parece muy bonito.
Pero, ahora bien, ¿hay algún país donde Singapur pueda mirar y decir… “es posible
hacerlo” y merece la pena?
Pues sí, lo cierto es que sí, aunque está un poquito lejos de esta ciudad soberana,
concretamente en Europa. Hablamos, por supuesto, de los Países Bajos
Un país, que cómo ya os contamos aquí en Visualpolitik, ha logrado convertirse en uno
de los mayores exportadores de alimentos agrícolas, alimentos que cultivan en avanzados invernaderos
utilizando la última tecnología.
Pero, ¿Queréis refrescar la memoria? Pues… Atentos porque a medio y largo plazo este
puede ser el resultado con el que sueña el gobierno de Singapur.
(LA ERA DEL LED Y EL CLIMA ARTIFICIAL)
Desde fuera muchas de estas explotaciones pueden parecer invernaderos normales. Pero
por dentro la cosa cambia.
El ejemplo neerlandés es impresionante: desde el año 2000 han logrado que muchas granjas
tradicionales se reconviertan en granjas de alta tecnología, multiplicando la producción
y reduciendo los recursos empleados a la mitad.
Y todo sin prácticamente utilizar pesticidas químicos en el proceso. Incluso en las granjas
de aves de corral más modernas el uso de antibióticos se ha reducido un 60%.
(Gracias a este modelo de neo-agricultura los Países Bajos han logrado convertirse,
medido en dólares, en el segundo mayor exportador de alimentos de todo el mundo, tan solo por
detrás de los mismísimos Estados Unidos, cuyo territorio es 270 veces más grande.
Además en el país ya existe todo un cluster de más de 20 universidades centradas en la
investigación agrícola.)
O sea, resumiendo: los neerlandeses producen mucho más, en menos espacio, de forma más
sostenible y encima les ha permitido convertirse en una potencia de exportación agrícola.
Quién lo hubiera dicho.
Quizás el único elemento controvertido de toda esta historia tiene que ver con el coste.
Y digo controvertido no porque esté mal sino porque no nos engañemos es algo que suele
generar revuelo social.
Montar una tecno-granja requiere invertir mucho dinero. Por ejemplo una explotación
de unos 10.000m2 puede implicar una inversión de varias decenas de millones de dólares,
lo que evidentemente pues no está al alcance de cualquiera.
Por eso este tipo de explotaciones tienen que ser promovidas por empresas y dependen
mucho de cómo funcionen los canales de financiación.
De tal forma, que cuanto más desarrollados estén los mercados financieros y menos se
dependa de la financiación bancaria más inclusivo será este modelo.
Es decir, ya no hablamos de la bucólica, idílica y campestre estampa de las granjas
de toda la vida, sino de auténticas fábricas de producción alimentaria que pueden terminar
revolucionando todo el sector primario.
De momento, en el caso de Singapur, los costes son ligeramente más altos que el de las importaciones.
De hecho, con los datos que se manejan, los precios de los vegetales producidos en estas
granjas High-Tech son un 5% más alto que el de aquellos importados desde Malasia, Indonesia
y Tailandia.
¿Quiere decir esto que no son competitivas? Pues, amigos, todo lo contrario. La diferencia
es reducida y el coste de explotaciones ultra-innovadoras tiene que ver con la escala y con la experiencia
y el desarrollo tecnológico.
Es decir, que si la actividad está empezando y sus costes no son disparatados su margen
de mejora es gigantesco.
Así que quién sabe, ¿Podrá Singapur terminar replicando el modelo de los Países Bajos?
¿Logrará uno de los países más ricos de la tierra convertirse en un importante actor
alimentario?
Incluso quizás esta puede ser la forma de evitar noticias como esta:
(El 10% de los singapurenses tienen problemas para acceder a alimentos suficientes, seguros
y nutritivos: Estudio - The Straits Times)
En fin solo el tiempo nos dará la respuesta correcta. De momento podemos abrir debate
en los comentarios. ¿Qué pensáis de todos estos nuevos modelos de explotación agrícola?
¿Os imagináis a las nuevas estrellas de Silicon Valley, Shenzhen o Singapur plantando
tomates, zanahorias y lechugas?
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Una vez más muchas gracias por estar ahí.
Un saludo y hasta la próxima.