¿Tiene ARGENTINA la POLÍTICA más CARA del mundo? - VisualPolitik
Chóferes, coches oficiales, asesores, secretarias, teléfonos móviles, billetes de avión, buenos
despachos, peluquería, servicios de mayordomo y un sueldo más que generoso equivalente
a entre 15 y 20 salarios mínimos cada mes.
Esta es la vida de los representantes del pueblo en un país cómo la Argentina donde
ya casi el 50% de la población vive en la pobreza y donde el salario medio apenas supera
los 300 dólares.
En otras palabras, queridos amigos y amigas, si queréis vivir el sueño argentino, vais
a tener que dedicaros a la política en el país del tango, los asados y los rescates
financieros.
Y sí, este es otro vídeo sobre la Argentina, un país que se está convirtiendo en todo
un must de VisualPolitik, pero, ¿qué queréis que os diga? Cómo se dice por esos lares,
no para de darnos letra.
Y, es que amigos, podríamos pensar, cómo suele decir, por cierto el Presidente Alberto
Fernández, que todo esto del coste de la política es un tema menor o pura demagogia.
Claro que eso sería así si los políticos argentinos no estuvieran siendo los responsables
de destruir un país al tiempo que están convirtiendo la Argentina en una especie de
resort 5 estrellas para los miembros de este selecto club.
Y, ojo, amigos, porque hablamos de la Argentina, aquí la política es mucho más pesada de
lo que te puedas imaginar.
Amigos, amigas, Argentina lleva 3 años sumida en dura recesión económica:
En 2018 la economía cayó un 2,5%, en 2019 un 2,2 y en 2020, pandemia por medio, un 12%.
Y no se trata sólo de PIB. Prácticamente todos los indicadores son malos: la pobreza
no deja de crecer, el déficit público está por encima del 6% y la inflación, bueno lo
de la inflación argentina cómo ya os hemos contado se escapa de toda lógica económica.
Con crisis sanitaria o sin ella el gobierno no deja de darle a la máquina de imprimir
billetes una y otra, y otra, y otra, vez.
Lo que técnicamente en economía se llama expandir la oferta monetaria... hasta llevarla
a la estratosfera.
Pues bien, a pesar de todo ello, los políticos argentinos no han sido capaces de tener ni
un sólo gesto. Ya sabéis… La demagogia.
[No se, tal vez el hecho de que la mayoría de los políticos hayan vivido casi siempre
de papa estado les ha hecho levantar una coraza, una muralla que les protege de los problemas
que están consumiendo al país. Ya sabéis, nunca nada es culpa suya.]
A pesar de ello algunas fuentes autorizadas como el economista Roberto Cachanosky llevan
ya tiempo reclamando una reducción drástica del coste de la estructura política. Una
reducción que mejoraría la cada vez más deteriorada percepción de la política al
tiempo que aliviaría las exiguas arcas públicas.
Quien sabe, incluso, quizás ¿reducir el coste burocrático y político y bajar algún
punto los impuestos que afectan a la actividad productiva en uno de los países con los impuestos
a las empresas más altos del mundo? No se, igual hasta sería buena idea.
Ahora bien, . ¿Se puede realmente reducir el costo de la política en Argentina? ¿De
qué carga estamos hablando exactamente? ¿Cuál sería la mejor forma de reducir este gasto
y mejorar su eficiencia?
Y una pregunta no menos importante: ¿podría mejorar la vida de los argentinos echar el
cierre al Argentina Luxury Resort 5 estrellas para políticos?
Pues bien, veámoslo.
(UNA ESTRUCTURA DE CAPA SOBRE CAPA)
Lo primero de todo un apunte que tenemos que tener en cuenta, especialmente si nos véis
desde la Argentina.
(Entre los años 1930 y 1983, este país se pasó la mitad del tiempo bajo regímenes
militares. En cierto modo eso explica que una vez que la democracia se recuperó en
1983 cualquier cosa que tuviera que ver con ella fuera inviolable. Simplemente no se podía
criticar.)
De esta forma, cualquier comentario negativo era visto cómo toda una declaración antidemocrática.
Y los políticos se aprovecharon de ello.
Sin embargo, estamos ya en la segunda década del siglo XXI, así que, lo siento, pero ya
no cuela. Criticar una forma de hacer política no supone
criticar la democracia, al contrario la opacidad, la falta de transparencia y la falta de crítica
genera impunidad.
El mejor ingrediente posible para el abuso.
Pero, de ¿Qué estamos hablando exactamente?
Pues fijaos. Para entendernos vamos a tomar cómo referencia el tipo de cambio de mercado
del peso argentino con el dólar. En el momento de preparar este vídeo, aproximadamente 85
pesos por cada dólar.
Pues bien, de esta forma, el salario mínimo viene a ser de 212 dólares mensuales, el
de un polícia 540 dólares, el de una enfermera 470 y el de un maestro poco más de 300.
En total según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina, entre
la población ocupada el ingreso medio fue de 365 dólares y el ingreso mediano, esto
es el que se sitúa justo en la mitad y deja un 50% de los ingresos por debajo y un 50%
por encima fue de tan solo 294 dólares.
Para que os hagáis una idea el salario mediano en España, de unos 1.700 dólares, 6,5 veces
más alto. Y hablamos de España, con otros países como Francia,Estados Unidos o Canadá
mejor no hablar.
Amigos, los números del otrora país más rico del mundo son simple y llanamente desoladores.
Claro que, un momento, porque la situación entre los políticos es algo diferente.
[Ojo, más que un dato concreto, fijaos en como capa sobre capa la política argentina
se ha convertido en todo un elefante muy caro de mantener para las arcas públicas.]
(Para no complicar demasiado la cosa, vamos a centrarnos en el caso del Congreso Nacional,
tened en cuenta que la situación es similar a la que podemos encontrar en el resto de
órganos políticos.
Pues bien, el Congreso Nacional consta de una Cámara de Diputados con 257 integrantes
y un Senado con 72 representantes.
Su presupuesto, el del Congreso Nacional para el año 2021 es de algo más de 470 millones
de dólares lo que resulta en que cada uno de los 329 representantes le cuestan por año
a los argentinos la friolera 1.428.571 dólares en promedio, aunque si entraramos en detalle
el costo por senador es mucho más alto que el de un diputado.)
Evidentemente esto incluye muchas partidas de todo tipo como asesores, caterings o, no
se, quizás peluquería. Sí, de hecho, el Congreso Nacional tiene su propia peluquería
a disposición de sus señorías.
De hecho, una vez han cumplido su mandato, del artículo 9 de la ley 20.984, pueden seguir
disfrutando de instalaciones cómo el comedor o la peluquería.
A nivel de sueldos a primera vista la cosa parece menos llamativa: el salario de un diputado
o un senador ronda los 2.500 dólares mensuales, mucho menos, por ejemplo que en España. Pero,
un momento, amigos, no nos despistemos.
Recordad que estamos hablando de la Argentina, un país en el que el salario mediano es de
265 dólares. Es decir, el salario de un congresista equivale a 9 salarios medianos y medio. En
términos relativos es como si en España un diputado cobrara de media 16.000 dólares
mensuales.
Pero, evidentemente eso no es lo peor. Lo más llamativo es que en el Senado trabajan
1.470 personas, 20 personas por cada senador; y en la Cámara de diputados otras 2.161 personas,
8 por diputado.
De hecho, el coste real por diputado, teniendo en cuenta salario, móvil, colaboradores,
transporte, etcétera, viene a ser de unos 40.000 dólares mensuales, un 60% más que
en España en términos absolutos. Y en el caso de los senadores la cifra se dispara
hasta los 140.000 dólares por mes, 7 veces más que su coste equivalente en España.
Todo en términos absolutos, y cuestiones relativas mejor no hablemos. Y por supuesto
tampoco es que España, un país 3 veces más rico que Argentina, sea tampoco un ejemplo
de austeridad.
Vamos, que sus señorías deben estar muy bien atendidas.
(“El récord lo tiene el senador Roberto Basualdo de la Alianza Cambiemos San Juan
con 60 colaboradores directos; le sigue Luis Naidenoff con 48 empleados”. Roberto Cachanosky,
economista argentino.)
Por supuesto, como muchos os estáis imaginando en este preciso momento, muchas de estas personas
son parientes, amigos y colaboradores políticos sin ninguna o escasa calificación profesional
para esa labor de asesoramiento tan importante que supuestamente realizan.
Y eso, eso no es todo.
(Según un informe de CADAL (Centro de Apertura para el Desarrollo de América Latina), los
mayores aumentos de personal se registraron en otras áreas del Poder Legislativo, como
por ejemplo, la Imprenta del Congreso que tiene, de acuerdo con el presupuesto de 2018,
679 empleados, un 18% más que en 2016, pese a que estamos en plena era digital en la que
las impresiones en papel se vienen reduciendo significativamente en todo el mundo.
Por su parte, la biblioteca tiene, ojo, más de 1.700 trabajadores, un 80% más que en
2004.)
1.700 trabajadores en la biblioteca. Me gustaría saber qué demonios hacen. Por supuesto, se
sospecha que la mayoría son simples militantes políticos.
El peso pesado les enchufa y luego se quedan ahí, de por vida. Ya sabéis, son empleados
públicos.
Quizás lo más sorprendente de todo es que según el recuento del periodista Agustin
Carelli, en 2019, antes de la pandemia, el Congreso apenas tuvo sesiones entre el Senado
y la Cámara de Diputados.
En fin, me vais a permitir decirlo: un auténtico disparate.
Pero, sólo un ejemplo. Tan solo hemos hablado del Congreso Nacional, pero lo cierto es que
este tipo de estructuras caras, sobredimensionadas y sin sentido se repiten constantemente. El
tamaño del estado en la Argentina está completamente fuera de control.
Y el resultado, el resultado ya lo habéis visto: un salario mediano 265 dólares, una
crisis constante, casi un 50% de pobreza y unos impuestos que se sitúan entre los más
altos del mundo.
En Argentina, amigos, los mayores privilegios recaen en políticos y sindicatos, tal cómo
ya vimos en un pasado vídeo aquí en VisualPolitik.
Fijaos, por ejemplo, en el caso de CFK. Y no no os voy a hablar de corrupción, no al
menos de lo que legalmente se entiende cómo corrupción
(El juez federal Ezequiel Pérez Nami, autorizó a la hoy vicepresidenta a cobrar al mismo
tiempo la jubilación vitalicia exenta de impuestos a la que tiene derecho por haber
sido presidenta, junto a la pensión de su difunto marido, también ex-presidente y su
actual salario como vicepresidenta. En total más de 24.000 dólares mensuales.)
100 veces el salario mediano. [No me digáis que eso no es montárselo bien.] Y, no sólo
eso, también la ha reconocido el derecho a percibir un pago de 1,2 millones de dólares
por las pensiones atrasadas.
¡Menudo chollo la política argentina!
Pero insisto, lo peor de argentina no son los casos aislados sino el modelo de país
que los políticos han construido para su beneficio. Por ejemplo, han empleado hasta
la saciedad la estrategia política de comprar votos.
Y hoy entre unas cosas y otras, más de la mitad de la población recibe algún tipo
de pago directo o indirecto del estado como salarios, subsidios y pensiones. Más de la
mitad de la población, lo que evidentemente es inviable.
Y no es estado de bienestar lo que se ha construido en Argentina, sino de pobreza.
(La pobreza en Argentina subió a 44,2% y alcanza a 18 millones de personas. Son datos
del Observatorio de Deuda Social de la UCA sobre el tercer trimestre del 2020. En un
año se sumaron, 2 millones de nuevos pobres. La indigencia totalizó 10,1%. Ámbito)
En fin, de verdad, os doy mi palabra, cuánto lo siento por un país tan estupendo cómo
lo fue Argentina. Un país que representó el sueño de millones de personas que viajaron
hasta allí desde el viejo continente en busca de libertad y prosperidad. El sueño roto
del que una vez fue el país más rico y desarrollado del mundo.
Y, por cierto, mucho ojo a todos los que nos veis desde España. Hay muchas diferencias,
sí, pero también muchas similitudes.
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Un saludo y hasta la próxima.