TOKIO 2021 ¿El fin de los JUEGOS OLÍMPICOS (tal y cómo los conocemos)? - VisualPolitik
A estas alturas de 2021 quizás no os hayáis dado cuenta.
Pero este año ha habido Juegos Olímpicos.
El evento deportivo más importante del mundo acaba de celebrar en una de las ciudades más
fascinantes del mundo: Tokio, la capital del manga, los samuráis y el sushi.
Pero nada de eso ha servido para llamar vuestra atención.
Y no lo digo yo, lo dicen los datos.
La audiencia de Tokio 2020 en NBC es la más baja desde los Juegos Olímpicos de 1988
La caída de las audiencias ha sido catastrófica.
A nivel global se mueve entre el 25 y el 30%.
Y claro, desde VisualPolitik nos preguntamos cuál es el verdadero interés de los Juegos
Olímpicos.
Hace años, los Juegos Olímpicos eran el sueño húmedo de cualquier gobernante.
Parecía una verdad absoluta que organizar unos juegos olímpicos eran lo mejor que podía
pasar para “poner a tu país en el mapa”.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 sirvieron para mostrar que España era un país moderno
y democrático.
Los de Pekín 2008 mostraron el poderío de la nueva China.
Sin embargo, Tokio 2021 ha mostrado las peores vergüenzas de Japón.
Y no, no sólo es por que el coronavirus haya chafado todas las expectativas.
Es que realmente ha sido un fracaso lo miréis por donde lo miréis.
Atentos.
Estudio de la Universidad de Oxford: los Juegos Olímpicos de Tokio son los Juegos de verano
más caros Los que seguís VisualPolitik recordaréis
que hace 2 años ya pronosticábamos por aquí que Tokyo 2020 iba a ser una ruina.
Y eso era cuando pensábamos que, al menos, Tokio recibiría turistas.
Pero con la pandemia del Coronavirus, Japón ha tenido que cerrar las puertas del país.
Así que no han tenido ningún turista.
Cero.
Rien de Rien.
Así que la pregunta es: ¿Hasta qué punto estos Juegos han sido una catástrofe para
Japón?
¿Veremos consecuencias políticas?
Y lo que nos toca más de cerca a todos: ¿Estamos ante el fin de los Juegos Olímpicos tal y
como los conocemos?
Hoy en VisualPolitik vamos a responder a estas preguntas.
Pero antes, vamos a ver un poco de historia.
(MABOROSHI NO ORINPIKKU) OLIMPIADAS FANTASMA Lo de Tokio y los Juegos Olímpicos es una
relación de amor-odio.
Hablamos de un gran éxito y demasiados sinsabores.
Veréis, a lo largo de la historia, Tokio ha presentado la candidatura olímpica hasta
5 veces.
La primera vez fue en 1940.
Los gobernantes de Japón querían mostrar el poderío de su imperio.
El problema es que en 1940 acababa de estallar la Segunda Guerra Mundial.
Así que Japón tuvo que renunciar a organizar estos juegos olímpicos.
Eso sí, en la memoria colectiva de Japón aquellos Juegos de 1940 se recuerdan como
los maboroshi no orinpikku, es decir, las olimpiadas fantasma.
Dos décadas después Tokio volvió a la carga para intentar hacerse con los Juegos de 1960.
Pero no tuvo nada que hacer frente a la candidatura de Roma.
Sin embargo, mis queridos amigos de VisualPolitik, a la tercera fue la vencida.
Tokio fue la sede de los Juegos Olímpicos de 1964.
Japón aprovechó para decirle al mundo que ya se había convertido en una democracia
capitalista.
La capital nipona, reducida a cenizas en 1945, emergió como una moderna metrópolis.
Se construyeron nuevas carreteras e infraestructuras como el tren bala, del que tenéis más información
en el video que le dedicamos en nuestro canal Megaprojekts.
Aquellos fueron los primeros Juegos retransmitidos vía satélite; todo un milagro tecnológico
Made in Japan.
Y como estos juegos salieron tan bien, los Japoneses quisieron repetir la experiencia.
¿El problema?
El problema es que el espíritu olímpico ha cambiado, y mucho.
Los Juegos han duplicado sus dimensiones.
Acude el doble de atletas, procedentes del doble de países y con el doble de competiciones
en disputa.
Todo esto se traduce en que organizar los Juegos hoy día supone una fortuna: carreteras,
hoteles, villa olímpica, estadios… y todo ello para usarse sólo durante un mes.
El mes que duran los juegos.
Y diréis ¿Qué pasa después?
Pues podéis preguntar a los brasileños.
Río luce apocalíptica un año después de los Juegos Olímpicos
Os presento la realidad de los juegos olímpicos.
En las últimas 3 décadas, no ha habido ni una sola olimpiada que haya sido rentable.
Sin embargo, poco de eso ha importado.
En 2019, el 90% de los japoneses estaban entusiasmados con los juegos de Tokio 2020.
Así que los yenes nunca faltaron.
Y creedme, hablamos de muchos yenes.
El presupuesto inicial era de 7.300 millones de dólares.
Pero el comité organizador reconoció oficialmente que estas cifras se elevaron hasta los 12.600
millones de dólares.
El aplazamiento y las medidas de prevención contra el covid-19 añadieron otros 2.800
millones para hacer una la factura final de 15.400 millones de dólares.
Sin embargo, una auditoría del Gobierno japonés estimó en más de 28.000 millones de dólares
la inversión total.
Esta auditoría incluye el gasto de infraestructuras que estudios como el de la Universidad de
Oxford excluyen porque consideran que son inversiones que Japón tarde o temprano tendría
que acometer.
En este sentido, los Juegos de Pekín o los invernales que Rusia organizó en Sochi se
llevan la medalla de oro en cuanto a los más caros de la historia.
Pero si nos ceñimos al coste de organizar los Juegos, los preparativos para esas semanas
de competición deportiva, Tokio no tiene rival.
Han tirado la casa por la ventana porque estos Juegos eran la gran apuesta del primer ministro
Shinzo Abe.
Una oportunidad para decirle al mundo que, después de décadas de estancamiento económico
y catástrofes naturales, Japón estaba de vuelta.
Sería un gran honor para nosotros albergar los Juegos en 2020 en Tokio, una de las ciudades
más seguras del mundo, ahora... y en 2020.
Algunos pueden tener preocupaciones sobre Fukushima.
Déjeme asegurarle que la situación está bajo control.
Shinzo Abe, primer ministro de Japón (2012-2020).
Otro objetivo para el Gobierno era demostrar que el país no se ha quedado atrás respecto
a Estados Unidos o China a nivel tecnológico.
Durante décadas Japón fue la referencia en lo que respecta a ordenadores, televisiones
y videojuegos.
Ahora querían aprovechar los Juegos Olímpicos para marcar un nuevo hito tecnológico en
la Historia del olimpismo.
El problema es que dudo que muchos se hayan dado cuenta.
NHK transmitirá 200 horas de los Juegos Olímpicos de Tokio en 8K
Efectivamente, la televisión pública japonesa se ha gastado una pasta en ofrecer retransmisiones
en 8K ¿El problema?
Que casi tiene televisiones en 8K.
Con lo cual, pocos se han dado cuenta de la calidad de las transmisiones.
Dinero para nada.
¡Pero esperad un momento!
Porque la historia es aún peor.
Atentos.
GAME OVER PARA SUGA Akira es uno de los comics japoneses más
míticos de la historia.
Los otakus que estéis viendo este vídeo no necesitáis que os explique lo que es.
Pero para los que no lo conozcáis, se trata de un comic publicado en 1982… pero ambientado
en 2019.
En el comic, la ciudad de Neo-Tokyo está a punto de celebrar unos Juegos Olímpicos.
Y, la verdad es que el retrato distópico de Akira se corresponde bastante con la realidad.
Los Juegos Olímpicos se llevarán a cabo bajo el cuarto estado de emergencia por coronavirus
en Tokio Está claro que estos Juegos han sido únicos.
Para empezar han sido en 2021, la primera vez que se celebran en año impar.
Y todo para que al final las restricciones sanitarias hayan impedido que hubiera público
en las gradas.
Aún así, el sucesor de Shinzo Abe, el primer ministro Yoshihide Suga, mantuvo su empeño
en celebrar los Juegos a toda costa.
Y todo esto a pesar de que la pandemia está provocando cada día casi 10.000 muertes a
lo largo del mundo.
Sin embargo, Japón se ha empeñado en organizar los Juegos Olímpicos… aunque sabían que
no iban a rentabilizarlos.
Una decisión más difícil de entender que el final de Akira (Esta va para vosotros,
mis queridos otakus).
Es más, para poderlos organizar han tenido que poner unas restricciones de lo más rocambolesco.
Y atentos porque aquí es cuando se calienta la historia… o más bien todo lo contrario.
Se permite el alcohol pero no se distribuyen condones en la villa olímpica de Tokio
¡Habéis oído bien!
Desde 1988 se repartían condones en la Villa Olímpica.
Pensadlo bien, los deportistas son gente joven, con buen cuerpo, con la testosterona por las
nubes… vamos, que se montan unas orgías nachovidalianas.
Pero, en época del covid, nada de condones.
Pero los japoneses han ido aún más lejos.
Atentos.
Las camas que se instalarán en la Villa Olímpica de Tokio serán de cartón, esto tiene como
objetivo evitar la intimidad entre los deportistas.
Las camas podrán soportar el peso de una sola persona para evitar situaciones más
allá del deporte.
(Que digo yo, YOSHIHIDE SUGA, Primer Ministro de Japón ¿No era más fácil posponer un
año más los juegos olímpicos?).
En realidad no sólo lo digo yo.
Esta era la opinión mayoritaria de los japoneses.
Un 40% pedía un nuevo aplazamiento; otro 40% quería directamente que Tokio renunciara
a los Juegos.
Pensadlo bien: mientras los japoneses tenían que soportar un montón de restricciones,
han tenido que ver cómo llegaban al país 50.000 deportistas de casi 200 países distintos.
Y todo ello porque… Japón ha manejado el Covid-19 bastante bien.
Tiene 126 millones de habitantes, con una población notablemente envejecida.
Y aún así las muertes rondan las 17.000 desde el comienzo de la pandemia.
Estos datos se deben a la seriedad con la que los japoneses respetaron las restricciones.
Sin embargo, el 20 de agosto, 12 después de la ceremonia de clausura, hubo casi 26.000
positivos, el día con más contagios desde que comenzó la pandemia.
Y alguno pensará: ¡Bueno!
¡Pero alguna rentabilidad habrán sacado!
¿no?
Se preveía la creación de 2 millones de empleos y un efecto positivo para la economía
nipona de 128.000 millones de dólares gracias a la inversión, al turismo y al aumento del
consumo.
Y sí, muchos pensaréis que esas previsiones siempre están infladas.
Pero es que el resultado ha sido próximo a 0.
Ni siquiera han podido vender una mísera entrada.
Tampoco han sacado provecho las grandes empresas japonesas.
Se gastaron un total de 3,600 millones de dólares en publicidad.
Pero los ciudadanos estaban tan cabreados que Toyota retiró toda su publicidad relacionada
con los Juegos a pesar de ser uno de los principales patrocinadores del COI.
Así que, claro, al final el legado de Tokyo 2020 son las facturas.
Os recuerdo los números: 28.000 millones de dólares, de los cuales 15.400 es simplemente
el coste de organizar el mes de competición.
Pues bien, de ese pastizal, todos menos 6.700 millones de dólares van a salir de los bolsillos
del contribuyente japonés.
Hablamos de una millonada con la que se podrían construir 300 hospitales o 1.200 escuelas
de educación primaria.
Como podéis imaginar, lo que ha batido records es la impopularidad del primer ministro Suga.
Un hombre para el que ya no habrá más pantallas.
Ni de 8K ni HD.
Yoshihide Suga dejará el cargo de primer ministro de Japón
Con Suga fuera de combate, su sucesor tendrá que enfrentarse a unas elecciones generales
antes de que acabe noviembre.
A ver quién les cuenta ahora a los japoneses que hay que subir los impuestos.
Porque la deuda de Japón ha alcanzado ya unas dimensiones tan colosales que a su lado
Godzilla parece una lagartija.
Y muchos os preguntaréis: ¿pero esto tiene consecuencias para el resto del mundo?
Pues lo cierto es que sí.
Ahora mismo lo vamos a ver.
LA LLAMA OLÍMPICA SE APAGA Los Juegos Olímpicos son como las bodas.
Es un derroche de dinero para disfrutar de un momento que luego pasa muy rápido.
Aún así, organizarlos es el sueño de cualquier país.
Todavía recuerdo cuando Madrid optaba a organizar los Juegos Olímpicos.
Ya podía uno tener cuidado con eso de decir que estabas en contra, que todo el mundo se
te echaba al cuello.
Al final Madrid perdió ante Tokio.
Pero a los españoles nos dejó grandes momentos.
Con este inglés tan impecable, la por entonces alcaldesa de Madrid, trató de persuadir al
Comité Olímpico Internacional.
Mirad qué maravilla.
And I assure you, no one celebrates life like Spanish people do.
There is nothing quite like a relaxing cup of "cafe con leche" in Plaza Mayor.
Or a quite romantic dinner in El Madrid de los Austrias.
Muchos os estaréis preguntando que qué tengo yo en contra de los Juegos Olímpicos.
A ver, independientemente del desembolso de dinero, lo peor de todo es tener que ganarte
a los miembros del COI.
El Comité Olímpico Internacional es una de las organizaciones que mejor vive del mundo.
Cada vez que visitan una ciudad candidata, reciben un trato de lujo.
Y, según se han revelado en varias ocasiones… las camas que les ponen no son de cartón,
precisamente.
El COI expulsó a varios miembros por corrupción a finales de los 90.
Habían sido comprados para llevar los Juegos Olímpicos de 2002 a Salt Lake City.
Pero no era un caso aislado.
La capital de Utah había adoptado esta estrategia después de perder ante Nagano 98.
La candidatura japonesa regaló ordenadores; la ciudad mormona repartió caramelos y sombreros
de vaquero.
También se desveló que varios miembros del COI habían pedido a la candidatura de Melbourne
para 1996 coches nuevos y gastos pagados en los mejores burdeles de la ciudad australiana.
Melbourne no aceptó y aquellos Juegos se celebraron en Atlanta.
Ya os lo he dicho: los miembros del COI no duermen en camas de cartón.
Está claro que los deportistas se entienden entre ellos dentro de la Villa Olímpica.
Pero a los del Comité Olímpico hay que darles un trato profesional.
Y con denominación de origen para que no tengan dudas sobre donde hay que celebrar
los Juegos.
El problema es que la gente ya les tiene calados.
Los fracasos económicos de Rio o de Tokio son notorios y la audiencia televisiva sigue
cayendo.
Por eso cada vez hay menos interés en organizar el megaevento olímpico.
Y los miembros del COI se están cansando de ver noticias como estas:
Hamburgo vota 'No' en el referéndum de los Juegos Olímpicos de 2024
Juegos Olímpicos de Roma 2024: la alcaldesa Raggi dice no: "El sí a la candidatura es
irresponsable".
De repente el COI se encontró con solo dos candidaturas para organizar los Juegos de
2024: París y Los Ángeles.
A la vista del panorama optó por una decisión salomónica.
Pues oye: París 2024 y Los Angeles 2028.
Por lo tanto, está claro que algo está cambiando en el olimpismo.
De tener a varias candidaturas pegándose por obtener el favor del COI a ver como las
candidaturas prácticamente se presentan a escondidas.
Casi casi que el COI ahora va por el mundo suplicando: oye, mirad a ver si queréis celebrar
los Juegos en vuestra ciudad.
Y sin comerlo ni beberlo, nos hemos encontrado con que ya tenemos sede para los Juegos de
2032.
No tenía rival, pero aún así mirad el teatrillo que hacen para darle emoción.
The International Olympic Committee has the honour of announcing that the Games of the
35th Olympiad in 2032 is awarded to Brisbane, Australia.
Dos cosas tengo claras ahora mismo: una es que el 90% de vosotros os acabáis de enterar
de lo de Brisbane.
La otra es que, para ver a quién colocarle los Juegos, los del COI vieron el vídeo que
hicimos sobre “¿por qué Australia es rica?”.
Dentro de 11 años, cuando se celebren esos Juegos, estoy seguro que os acordaréis de
VisualPolitik.
Pero mientras tanto la pregunta es para vosotros.
¿Creéis que los Juegos de Tokio se recordarán como un símbolo de superación o como una
catástrofe?
¿Tenemos Juegos para rato o la llama olímpica corre peligro de apagarse definitivamente?
Y lo que es más importante: ¿Qué ofrecerías al COI para que tu ciudad organice los Juegos
Olímpicos?
Queremos conocer posibles candidaturas así que podéis dejarme vuestra respuesta en los
comentarios.
Y, como siempre, no olvidéis que sacamos vídeos nuevos todas las semanas así que
suscribíos al canal para no perderos ninguna de nuestras actualizaciones.
Si os ha gustado este vídeo, dadle a LIKE y nos vemos en el próximo.
Un abrazo y hasta pronto.