Brasil, una bomba epidemiológica (1)
Cícero Pedrosa Neto: Es una locura total ¿no? lo que vivimos en Brasil es, es algo inimaginable. Yo creo que ni los mayores cineastas podrían imaginar un guión tan, tan, loco como esto, lo que estamos viviendo.
Audio de archivo, noticiero: Funerales como aquí en la ciudad de Sao Paulo van en aumento en Brasil.
Audio de archivo, noticiero: En un sólo día más de 3.200 vidas se perdieron a causa del Covid-19.
Audio de archivo, noticiero: La organización Panamericana de la salud alertó el martes sobre un peligroso aumento de casos de Covid-19 en Brasil y lamentó que la situación está afectando a los países vecinos.
Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff. La gestión del presidente Jair Bolsonaro y las nuevas variantes del coronavirus han creado un escenario catastrófico para Brasil. El país vive su peor momento desde el comienzo de la crisis, y se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia.
Silvia: Este mes ha registrado récords alarmantes: más de tres mil muertos en un día; otro con más de noventa mil quinientos casos en un solo día. Y el país ya pasó las 300.000 muertes, una cifra que solo ha superado Estados Unidos.
Eliezer: Esta semana vamos a conocer una comunidad que históricamente ha sufrido la negligencia del Estado brasileño, y que ahora lucha por ser vista en medio de la crisis sanitaria que atraviesa el país.
Silvia: Y luego, ¿qué puede significar el caos sanitario de Brasil para la región?
Es 26 de marzo de 2021.
Cícero Pedrosa Neto: Buen día amigo, todo bien ¿para llegar a África?
Señor: Derecho, derecho
Silvia: Él es Cícero Pedrosa Neto, reportero de Amazonia Real, llegando a una comunidad que se llama África. Pedrosa cubre poblaciones tradicionales que se encuentran amenazadas. Hasta el año pasado esto significaba que cubría deforestación, minería legal e ilegal, y ganadería. Pero claro, desde el inicio de la pandemia, a eso hay que sumarle el covid.
Eliezer: La comunidad a la que se refiere, África, fue golpeada por la pandemia desde la primera ola de contagios, de marzo a junio del año pasado. África es un quilombo que queda en el estado de Pará, el segundo más grande de Brasil.
Silvia: Quizá valga la pena explicar esa palabra: quilombo. Es un término que significa campamento, en kongo –con k–, una lengua importada de la región que ahora es Angola y el Congo. Actualmente existen unas seis mil comunidades quilombolas en Brasil. Y se estima que alrededor de dieciséis millones de quilombolas viven en el país. Eso es el 8% de toda la población de Brasil, que suena como poco. Pero es casi la población de Ecuador o el equivalente a combinar la población de Honduras y El Salvador.
Pedrosa: Se puede decir que los quilombolas son herederos directos de los negros esclavizados que huyeron del sistema colonial portugués y que formaron comunidades en los bosques, riberas y cerca del Atlántico en diferentes partes de Brasil.
Pedrosa: Buen día, Raimundo Magno ¿está ahí?
Eliezer: Durante su reporteo, Pedrosa conoció a Raimundo Magno, líder de la comunidad quilombola, África.
Raimundo Magno: Bueno, soy Raimundo Magno. Tengo cuarenta y cuatro años.
Pedrosa: Bueno, Raimundo es uno de los líderes quilombolas más importantes de la Amazonía, especialmente en el estado de Pará donde vive. Conocí a Magno hace tres años, pero antes había escuchado mucho sobre él y sobre su lucha por los derechos de las poblaciones quilombolas.
Silvia: Magno, como le dice Pedrosa, lleva más de diez años luchando para reducir las desigualdades y la ausencia del Estado que sufren los quilombolas.
Raimundo Magno: Hay que decir que las comunidades quilombolas en Brasil pero especialmente las comunidades quilombolas en el contexto amazónico…
Pedrosa: Vivían abandonados. Esta es normalmente la palabra que utilizan cuando hablan de su situación antes y ante la pandemia ¿no?
Eliezer: Ahora, hay un detalle que vale la pena anotar: si se están imaginando comunidades idílicas en la selva amazónica, tienen que reformular esa idea. La Amazonía brasileña está cada vez más industrializada y muchas veces las fábricas y proyectos se construyen al lado de los quilombos.
Silvia: En Pará, por ejemplo, están dos de las más grandes productoras de aluminio del mundo. Y vivir al lado de estas industrias por décadas ha causado que muchos quilombolas padezcan enfermedades respiratorias asociadas con la exposición a metales pesados. Algo que los pone en riesgo si se contagian de covid.
Raimundo Magno: Lamentablemente, Brasil es que Brasil ha sido eso. también hay que decir que esto no depende de ninguno de los gobiernos…
Pedrosa: Me dijo que la falta de asistencia a las comunidades quilombolas no es nada nuevo y que siempre se ha notado en todos los gobiernos, incluidos los más progresistas. Para él es como si los gobiernos conspiraran para la desaparición de las poblaciones quilombolas.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: Já estive em um quilombo…
Eliezer: Lo que escuchan es un vídeo donde aparece el presidente Jair Bolsonaro dando un discurso en Río de Janeiro durante su campaña en 2017.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: O afrodescendente mais magro pesava siete arrobas.
Silvia: Está parado en un escenario y el público se ríe mientras él dice: “He estado en un quilombo. El afrodescendiente más flaco pesaba siete arrobas”. Es una medida que se usa para pesar el ganado.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: Eles não fazem nada. Eles não servem nem para procriar mais.”
Eliezer: “No hacen nada”, dice Bolsonaro. “Ya ni siquiera sirven para procrear ”, dice. Y también añade que de ser elegido presidente recortaría los fondos y los derechos de tierra de las comunidades quilombolas.
Raimundo Magno: Para nosotros es un gobierno inexistente y por eso…
Pedrosa: Respecto al escenario político actual en Brasil dice que Brasil vive una falta de gobierno y que para los quilombolas Bolsonaro es como que una tragedia total.
Raimundo Magno: Pero para nosotros la tragedia de Bolsonaro es una tragedia total de los quilombolas.
Pedrosa: He escuchado de una quilombola que se llama Givania Da Silva algo muy impresionante y que resume la conducta del Estado brasileño con los quilombolas, me decía: ‘El Estado cuando no mata a nuestro pueblo, deja morir'. Y justamente por eso se puede decir que cuando llega la COVID-19 encuentra un pueblo ya sufriendo con un montón de enfermedades, con hambre, con la invasión de sus territorios. En fin, cosas que empeoraron muchísimo después de la pandemia.
Silvia: Los primeros casos de covid entre los quilombolas se reportaron en marzo del año pasado, en el estado de Pará.
Raimundo Magno: Cuando se registra el primer caso de covid en Pará, poco después, se da la muerte del primer quilombola de veintisiete años.
Pedrosa: Me dijo que la primera muerte registrada entre quilombolas por el COVID-19 fue de una joven de veintisiete años y esto asustó mucho a las comunidades.
Eliezer: Porque en ese momento se pensaba, equivocadamente, que el virus sólo era mortal para los adultos mayores.
Raimundo Magno: Esto creó un gran susto hasta el punto en que las comunidades hicieron lo que llamamos una barrera sanitaria.
Pedrosa: Entonces debido a la precaria situación de abandono y vulnerabilidad social y sanitaria de estas comunidades, las organizaciones sociales comenzaron a orientar a los quilombolas a cerrar sus fronteras, impidiendo el movimiento de personas hacia la ciudad y de la ciudad hacia las comunidades. Y lo hicieron de manera improvisada.
Silvia: Usando llantas, ramas de árboles y otros objetos para bloquear el acceso a sus comunidades.
Pedrosa: Magno concentró todas sus fuerzas en traer equipos de protección personal como mascarillas, guantes, alcohol, jabón, etcétera. Pero también comida, ya que uno de los principales problemas provocados por el coronavirus entre los quilombolas fue el hambre, debido a las distancias y dificultades de acceso a las comunidades, así como el aislamiento social.
Eliezer: Este aislamiento social que menciona Pedrosa no es nada nuevo para los quilombolas. Históricamente, han sido un grupo étnico amenazado y discriminado.
Pedrosa: Según los científicos, después de los indígenas que viven en aldeas, el grupo más vulnerable de Brasil son los quilombolas.
Silvia: Muchos de ellos viven por debajo de la línea de la pobreza, tienen poco acceso a la salud o a la educación formal, y por ende, tampoco a las oportunidades económicas. Y solo doscientos cincuenta asentamientos quilombolas tienen títulos de propiedad de sus tierras.
Pedrosa: Son comunidades alejadas de las ciudades, con acceso precario e históricamente sin asistencia de gobierno, algo que denuncia el racismo estructural del Estado brasileño hacia los negros de manera general y más específicamente hacia los quilombolas que son herederos directos de la resistencia contra el régimen esclavista.
Eliezer: Brasil fue el último país en las Américas en abolir la esclavitud, en 1888. Para ese momento, millones de esclavos ya habían sido llevados al país desde África para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y en otros sectores de la economía.
Silvia: ¿Qué han hecho los quilombolas para hacerse notar durante la pandemia?
Pedrosa: Desde el anuncio de la pandemia los quilombolas y las organizaciones sociales han hecho una carrera contra el tiempo, ya que conocían las condiciones sanitarias en las que se encontraban las comunidades quilombolas
Eliezer: En junio de 2020 el Congreso brasileño aprobó un proyecto de ley que proponía ayuda inmediata para indígenas, quilombolas, ribereños y otros grupos tradicionales en Brasil. Esta ayuda sería en forma de agua potable, comida, insumos básicos, adquisición de ventiladores y puntos de Internet en los pueblos para poder reportar los datos de contagios y muertes al gobierno.
Pedrosa: Pero, este proyecto enviado a Bolsonaro durante la pandemia fue vetado.
Silvia: Entonces, en septiembre del 2020, la CONAQ, la Coordinación Nacional de Articulación de Quilombos, junto con cinco partidos opositores al gobierno, fueron al Supremo Tribunal Federal. Exigieron que el gobierno elabore e implemente un plan para combatir los efectos de la pandemia en las comunidades quilombolas.
Eliezer: Cinco meses después, el 24 de febrero de este año, la justicia falló a favor de los quilombolas, y le dio treinta días al gobierno para desarrollar este plan. Pero todavía no han presentado nada. Lo único que se inició fue la vacunación de los quilombolas.
Silvia: Y hay un tema importante que, a más de un año desde el comienzo de la pandemia, aún no se resuelve.
Pedrosa: Los quilombolas no pueden decir con precisión cuántas personas de sus pueblos fueron infectadas o murieron de covid-19, porque simplemente no hay pruebas y tampoco el Ministerio de Salud los incluyen en los datos oficiales. En estos días oí de un líder quilombola: ni siquiera nos han dado el derecho a contar nuestros muertos.
Eliezer: Pero esto es peor aún: cuando decimos que hay dieciséis millones de quilombolas en Brasil, el dato es sólo una estimación y viene de la CONAQ. El Estado nunca ha hecho un censo formal que incluya a los quilombolas. El primero iba a ser en el 2020, pero por la pandemia no se hizo. Y ahora, con la crisis por el coronavirus, Magno y otras organizaciones tuvieron que empezar a registrar los casos de contagio y las muertes por su propia cuenta.
Raimundo Magno: Bueno, nos dimos cuenta de lo siguiente: No hay del Estado en relación a los quilombolas afectados por el covid.
Pedrosa: Notaron que el Estado no lo haría y que necesitaban datos más específicos sobre los impactos de la pandemia en sus territorios. Creo que por el histórico de abandono del Estado ya esperaban que eso iba a pasar. Es importante mencionar que, por ejemplo, en Pará están recibiendo ayuda de un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad Federal de Oeste de Pará en el conteo y en la producción de boletines diarios.
Silvia: Lograron reclutar cincuenta voluntarios para poder levantar estos datos.
Raimundo Magno: La idea era que pudiéramos obtener la información y enviarla a una base de datos.