El Batallón de Los San Patricios/Episodio 8
Kineally: Muy bien, Francis. Ve a la intendencia para que te den el uniforme y algo de comer. Puedes retirarte.
Riley: Deja la pluma.
Recluta, Frances: Sí, señor. Perdón, señor.
Kineally: Siguiente. Avanzar en fila.
Kineally: ¿Nombre?
Recluta: John Daly.
Kineally: ¿Sabes escribir?
Daly: No, señor.
Kineally: ¿Sabes luchar?
Daly: Sí, señor.
Kineally: Buen chico. Puedes retirarte.
John Daly se dirige a John Riley y le da el saludo militar. El teniente John Riley, soldado del ejército mexicano le devuelve el saludo militar.
Riley: Animo, John Daly.
Kineally: Siguiente. ¿Nombre?
Recluta: Peter O'Neal Kineally: ¿De dónde eres, Peter?
Peter: De Clare
Riley: Vaya. Del condado de Clare.
Kineally: Bien. Puedes retirarte.
Kineally: Siguiente. ¿Nombre?
Recluta: Ed McKee.
Ed McKee era un chiquillo de 15 años de edad, menor que Patty.
Kineally: Firma aquí. Date prisa.
McKee: Sí, señor.
Entonces, Riley decidió quitarse de la fila de reclutas para ir a otro para inspeccionar las nuevas tropas que se estaban formando literalmente delante de sus ojos. Al dar unos diez pasos de caballo, se topó con Cortina. Cortina estaba con su uniforme de militar, recién asignado como capitán y jefe de los lanceros. Cortina se le quedó mirando a Riley pero no le saludó. Riley le dió el saludo militar pero Cortina no le devolvió el saludo y le dió una patadita a la costilla de su caballo y salió cabalgando hacia la nueva formación de lanceros. Los lanceros son los luchadores de caballo, que generalmente son los soldados que atacan primero en las batallas. Los lanceros salieron galopando en sus caballos adelante para ir a luchar primero en las primeras filas del campo de batalla.
Próxima escena:
Es de noche. El coronel Lacy está llegando a la carpa, la tienda de campaña del general Zachary Taylor. El General Taylor y dos oficiales están en reunión, discutiendo los planes del ataque de la batalla que van a realizar al día siguiente. Lacy llega e interrumpe la reunión para hablar rápido con el general Taylor.
Taylor hablando con los oficiales:
Taylor: Este tercer cuerpo es vital. Debe tomar el palacio obispal para cortar la calle Saltino
De pronto llega Lacy y abre la puerta de la tienda
Taylor: ¿Viene del reconocimiento?
Lacy: Sí, señor. Parece que nos esperan por la puerta norte. Han colocado refuerzos. Un batallón completo.
Taylor: ¿Regulares?
Lacy: No, señor. Voluntarios. Se llaman a sí mismos, Los San Patricios.
Taylor: Los desertores irlandeses.
Lacy: La mayoría. Señor. Tengo gente infiltrada entre ellos. Puedo enviarle un mensaje a John Riley. Es el mejor sargento que he tenido.
Taylor: ¿Para decirle qué?
Lacy: Ofrecerle una solución. Talvez un arresto. Degradación de rango y empezar de cero si vuelve.
Taylor: Si es a causa de la religión, el sexo y el miedo están llevando este ejército. No vale la pena perder el tiempo con ese asunto. Ayer pudo haber sido, pero ahora solo tenemos que pensar en mañana.
Próxima Escena:
De regreso al campamento, la fortificación del ejército mexicano. John Riley se acerca a un grupo de soldados irlandeses ya vestidos de uniforme mexicano. Todos se dan el saludo militar.
John Riley: Descansen (at ease) Francis, ¿verdad?
Francis: Francis Fitzgerald, señor.
John Riley: Del condado de Clare.
Entonces John Riley lo mira a otro recluta que había conocido rápidamente el día anterior en la fila de reclutamiento.
John Riley: ¿Tú?
Recluta: Peter O'Neal, señor. John Riley: Me va a llevar un poco de tiempo aprenderme todos los nombres. El sargento Dayl dice que algunos tenéis experiencia en artillería.
Peter O'Neall: Sí, señor. Nuestro camarada, James Kane
James: Serví en la artillería real de su majestad, señor.
John Riley: Una buena experiencia. Aunque aquí ya no queda ningún rey.
James: No, señor.
John Riley: Servimos a una república.
John ahora lo mira a otro hombre grande y corpulento.
John Riley: Tú, el grandillón. ¿Cómo te llamas?
Recluta: Mankevic, señor.
John Riley: Daly. Ponle al mando de una batería.
Daly: Ya lo hecho, señor.
John Riley: Muy bien. Bueno, pues, llegó el día. Tened valor. Suerte.
John Riley y John Daly entonces se retiran y se van caminando para inspeccionar por el otro lado del campamento.
MONTERREY. 20 DE SETIEMBRE DE 1846.
El Coronel Máximo Néxor aparece montado en su caballo al frente de todas las tropas. El teniente Riley y sus hombres están en fila, juntos a las baterías, los cañones. El Padre Vargas con sus monaguillos están caminando dando la bendición a las tropas. Todos los soldados asumen la posición militar de atención y el Coronel Máximo Néxor, el encargado, el jefe de la operación se dirige a la multitud de soldados, todos prestando atención y les dirige un pequeño discurso minutos antes de la batalla. El coronel Máximo Néxor se pone su gorra y entonces todos los soldados se ponen la gorra. Cortina amargamente se pone la gorra y espera las instrucciones del coronel.
El Coronel Máximo Néxor: Nuestro presidente, salvador de esta república, mira con ilusión este día y la primera victoria de México.
Los miles de soldados levantan las manos y gritan a todo pulmón.
Coronel: Cortina y sus lanceros protegerán el flanco. Nuestros cañones destruirán a los enemigos que sobrevivan. El general Ampudia y el pueblo de Monterrey os saludan. ¡Que Dios nos bendiga!
Entonces el Coronel se retira.
Marta de pronto sale de la fortificación con una bandera en las manos. Marta se quedó toda la noche cosiendo una bandera para el nuevo batallón de irlandeses luchando por el país de México. La bandera dice: "Erin Go Bragh", que en el idioma Gaelico, irlandés quiere decir: "Irlanda Para Siempre". Marta también cosió la figura de un ángel, cuyo cuerpo toma la forma de un harpa. Marta se acerca a Riley y le regala la bandera. Es un gesto muy grande de parte de Marta y el pueblo mexicano en reconocimiento del sacrificio de los irlandeses en beneficio al pueblo mexicano. Muy conmovido John Riley le acepta el regalo de la bandera.